xxxviii. Especial.

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Nunca se ha considerado alguien débil pero cargar a una persona por un tramo de escaleras resultó ser más difícil de lo que se esperaba en primer lugar.

Respira con algo de dificultad, mientras hace el intento de abrir la puerta de la habitación donde había estado antes con Isagi, mientras escucha los quejidos del chico a su espalda.

—Puedo caminar por mí mismo.

—¿Entonces no quieres que te lleve hasta la cama? —pregunta una vez que consigue abrir la puerta suspirando con alivio al ver que por suerte nadie se encuentra dentro.

—Ignora que me quejé. 

Bachira ríe con diversión, pateando la puerta para cerrarla y luego acercarse hasta la cama. Se agachó un poco, y puso una mano en la espalda de Kurona para depositarlo sobre el colchón sin tanta brusquedad, ya que no tenía ninguna intención de empeorar su mareo.

—Mierda. Pesas mucho para ser tan pequeño. —comenta Meguru, estirando sus brazos a los lados.

—No solo me dijiste gordo, sino que también me llamaste enano. —dice en voz molesta el pelirrosa que se mantiene tirado en la misma posición que lo dejó, mirándolo con los ojos nublados por el alcohol. —Fingiré por tu bien que no escuché eso.

Bachira ríe en voz baja, quitándole los zapatos al de ojos rosas, para luego levantarse de la cama y caminar en dirección a la puerta.

—¿A dónde vas? —pregunta Ranze, sentándose en la cama con, tal vez, demasiada rapidez porque al momento se agarra la cabeza mientras se tambalea. El de ojos amarillos se acerca para ayudarlo a estabilizarse.

—¿Estás bien?

—¿Por qué te ibas? —Kurona ignora la pregunta, sujetando la mano de su acompañante entre las suyas mientras lo mira con curiosidad.

—Iba a... —Meguru duda, apartando la vista del rostro entristecido del pelirrosa. —Iba a buscarte otra botella de agua.

Soy un mentiroso, piensa. Porque lo que realmente pensaba hacer era irse, tal vez llamar a un taxi o pedirle a Reo que alguno de sus chóferes lo lleve a casa.

—No la necesito.

—Pero con lo que bebiste, podrías estar deshidratado y...

—No lo estoy, no necesito agua, solo tengo sueño. —contesta Ranze, bostezando al poco tiempo como una prueba.

—Entonces me iré y te dejaré dormir. —Bachira siente que no puede, que no debe quedarse, pero no tiene la suficiente fuerza para pedirle al pelirrosa que lo suelte.

—¿Podrías dormir conmigo? —La voz de Kurona es tan baja y tan dulce que Meguru siente que su corazón late con mucha fuerza de forma repentina, sintiendo su rostro caliente.

—Estas ebrio...

—Nada de besos, ni de sexo, ni siquiera tienes que tocarme si no quieres. Solo... —Ranze habla con la voz rasposa, tal vez por todo el alcohol que bebió pero no deja de ser lindo en ningún momento. Y eso le asusta, porque por algún motivo parece más dócil de lo común y no sabe como reaccionar a eso. —Solo dormir. No quiero estar solo. Digo, piénsalo, alguien podría entrar cuando salgas y podría aprovecharse de mí.

—Si sabes que podrían hacerlo, no creo que lo permitas.

—¿Quién lo sabe? Estoy tan mareado que podría confundir a otra persona contigo.

Bachira podría considerar esas palabras como el cumplido más extraño y bizarro que había recibido en su vida, pero bueno, Kurona naturalmente siempre decía cosas muy locas incluso estando sobrio, así que no deberían sorprenderle tanto sus palabras.

Panorámica. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora