xxxvii.

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—¡Quedate quieto! Voy a clavarte esto en el ojo si te sigues moviendo.

Isagi se queja con un tono enojado en su voz, mientras sostiene con su mano el pequeño pincel del delineador, su novio lo mira con una ligera sonrisa en los labios, intentando no reírse.

—¿Es una advertencia o una amenaza?

—Ambas. —responde el mayor, frunciendo el ceño. Rin solo bufa con algo de burla antes de volver a enderezar la espalda, haciendo todo lo posible para no moverse. —Deberías agradecerme por tener tan buen pulso. Joder. Eres un modelo terrible.

El Itoshi tiene que morderse la lengua para evitar responder algo que no debería. La última oración lo agarró desprevenido, causando un pequeño escalofrío a su cuerpo. No es la gran cosa, piensa. Isagi solo lo está diciendo porque no puede quedarse quieto, sin saber que Rin se mueve solo por molestar, pues el de ojos turquesa sabe perfectamente como mantener la serenidad en este tipo de situaciones.

—El frío del delineador me da escalofríos. No lo puedo evitar. —contesta debido a que una mentira a medias no es necesariamente algo malo. Es cierto que le desagrada la sensación del pincel contra su párpado, aún cuando no es algo que odia por completo.

—Y listo. —dice Yoichi con una sonrisa, antes de tomarlo de la mano y llevarlo hasta quedar frente al espejo de cuerpo completo que tiene cerca del closet.

Rin mira la imagen que tiene frente a él, y aunque es un estilo un tanto diferente al que acostumbra, no puede negar que se ve bastante bien.

Por lo general, viste con ropa formal, siendo este un estilo que le ha gustado y favorecido desde la adolescencia, dándole el porte de alguien maduro, lo cual le ayudaba al momento de dar una buena impresión ante los modelos, los directivos y las personas en general, ya que al verlo junto a las cámaras profesionales que usaba, nunca nadie ponía en duda la veracidad de su trabajo como fotógrafo como era el caso de Nanase, a quien pocas veces tomaban en serio al verlo como alguien un poco más infantil por su cara de niño y ropa de colores pasteles.

Rin siempre ha vivido en un ambiente de moda y ropa, siendo que Sae entró a ese mundo desde muy jóven. De esa forma, era imposible no notar lo obvio que era todo lo que se podía lograr si se tenía en cuenta la forma en que el estilo de ropa podía afectar al criterio de las personas. La ropa es una carta de presentación, es de las primeras cosas que causan una impresión que puede desencadenar una opinión en las personas que te observan, y aunque claro que la ropa no te define, no deja de ser algo que habla demasiado de la persona que la porta.

La ropa no lo es todo, pero sin darnos cuenta, es algo que explica más de lo que pensamos.

Siendo consciente de esto, Rin se amoldó a un estilo que pueda permitirle obtener los resultados que deseaba con mayor facilidad. El hecho de que en sí mismo, aquel estilo semi-formal le guste naturalmente, es solo un plus a todo el asunto.

Justo ahora, no está muy seguro de qué estilo está usando. Una extraña mezcla entre lo elegante con la camisa y el reloj, pero rompiendo con las formalidades al tener los botones desabrochados, las rasgaduras en las rodillas del pantalón y el collar de cuero que apreta su cuello con la pequeña medalla en forma de corazón.

—¿Te gusta?

Cuando aparta la vista de su propia imágen para enfocar su visión en el reflejo de su novio, puede ver a Isagi detrás de él con las mejillas algo sonrojadas mientras aprieta sus manos entre sí, en un pequeño gesto nervioso al esperar su respuesta.

Rin vuelve a mirar su reflejo, sus pestañas se ven incluso más llamativas de lo común luego de que el mayor les aplicó una máscara para resaltar un poco más su volumen, y el delineado es algo simple, una línea fina que apenas notable, pero que realza la forma y el color turquesa de sus ojos.

Panorámica. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora