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Isagi traza un par de líneas en su cuaderno, el cual tiene apoyado sobre sus piernas cruzadas, sentado en uno de los pasillos de su universidad.

Uno de sus profesores tuvo un contratiempo, así que no pudo asistir a su clase. Algunos de los estudiantes se fueron, y otros, como Isagi, se dispersaron a través de los pasillos a la espera de la siguiente clase. La mayoría de sus amigos está en clase justo ahora, así como Hiori quien no comparte esa hora con él, así que se encuentra solo intentando matar el tiempo.

Revisa el reloj en su muñeca y suspira con fastidio al darse cuenta que aún falta otra media hora antes de empezar la última clase del día. Y lo único que le gustaría ahora es irse a casa.

Isagi lanza su mochila a un lado para terminar acostado en el piso con la cabeza sobre la misma. El cuaderno descansa ahora sobre su abdomen, acomoda el lápiz detrás de su oreja y suspira con aburrimiento. Decide sacar su teléfono del bolsillo para jugar o ver algún vídeo para matar el tiempo, pero al momento de revisar sus mensajes, nota algo que llama su atención.

Una sonrisa divertida se extiende por sus labios al momento de marcar para luego acercar el celular a su oído.

Espera por un par de tonos, hasta que la persona al otro lado decide contestar.

—¿Qué?

—Vaya, que poca amabilidad de tu parte. Creí que estarías feliz de escucharme. —comenta Isagi junto a una risa. —¿Acaso no extrañas mi voz?

—La última vez que hablamos fue anoche.

—Cierto, pero fue por mensajes. No tuviste la oportunidad de oírme.

—¿Por qué no admites que eres tú quien extrañó escucharme? —contesta. Yoichi agudiza el oído, y puede notar el sonido pesado que hace la respiración de su interlocutor al otro lado de la línea.

—Realmente, creo que extraño más el sonido de tu respiración junto a mi oído.

Isagi sonríe, realmiendo sus labios cuando escucha la risa de Rin.

—Simplemente dí que extrañas tener sexo conmigo. —comenta Itoshi con un tono burlón pero Yoichi se ríe por sus palabras.

—Yo no he dicho nada acerca del sexo, corazón. También podría escuchar el sonido de tu respiración si solo me estuvieras abrazando.

—Algo me dice que no lo disfrutarías tanto de esa forma.

—Aún así me gustaría.

Y en su respuesta hay una especie de insinuación escondida, sin negar las palabras de Rin pero sin tampoco darle la razón.

—¿Qué haces despierto tan temprano, Rin?

—Tu mismo me dijiste que a las diez de la mañana ya no se considera temprano.

—Lo sé, pero después de despertar contigo me dí cuenta que para tí, las diez de la mañana es demasiado temprano.

—Me conoces bien, Isagi.

—¿Qué haces despierto tan temprano?

—¿Acaso intentas controlarme?

—¿Acaso estás haciendo algo malo? —preguntó Isagi con un tono dramático. —¿Acaso estás teniendo sexo con otro artista? Eso me dolería muchísimo.

—Podría tener sexo con otras personas, pero tú eres mi único artista.

—Joder, pero qué romántico es escuchar que tendrías sexo con cualquier persona menos con otro artista. Tus dulces palabras me enamoran.

—¿Te gustan?

—¡Me encantan! —Isagi se ríe con diversión porque le gusta la forma que tiene Rin de seguir el juego, hasta el punto en el cual duda si están coqueteando o bromeando entre ellos. —Puedo decirte también que hasta ahora haz sido el único fotógrafo con el que he estado.

—No me gusta como suena el hasta ahora. ¿Significa que, de tener la oportunidad tendrías sexo con otro fotógrafo?

—Claro que sí. —Del otro lado de la línea, Isagi puede escuchar a Rin sisear como si sus palabras le hubiesen dolido, aunque sabe que no es así. —No te ofendas, corazón. Pero no puedo cerrar mis puertas a las posibilidades.

—¿Qué clase de posibilidad?

—De que un fotógrafo sea el amor de mi vida.

—Uhm... —Esa es la única respuesta que obtiene de Rin, su respiración está un poco más calmada que antes, y aún no puede descubrir que será lo que esté haciendo para estar agitado a esa hora de la mañana, pero justo ahora, le preocupa solo un poco el haberlo molestado realmente. —¿Y qué te hace pensar que el amor de tu vida no soy yo? Creí que me amabas.

La voz dolida es tan fingida que a Rin se le escapa un bufido burlón al final de la oración y Yoichi no puede evitar la sonrisa que se posa en sus labios.

—Amo tu escencia, tu aura, y la imagen que proyectas pero...

—¿Qué?

—Aún me queda mucho por descubrir antes de decidir que eres el amor de mi vida. —Isagi es totalmente honesto con sus palabras, porque ellos dos llevan su relación (o lo que sea que sean) demasiado rápido pero al mismo tiempo entre toda esa velocidad, ellos encontraron su propio ritmo.

—Es justo.

—¿Me dirás ahora qué estás haciendo?

—Entrenando. —contesta Itoshi. Y como si ahora todo fuera más claro, puede escuchar el sonido de una pesa puesta en el suelo al otro lado de la línea. —El cuerpo que tanto amas dibujar no se mantiene en forma sin algo de esfuerzo.

—Dibujar y delinear. De solo pensarlo me dieron ganas de trazarte una vez más.

—Hazlo. —responde y su voz suena ronca y tan cercana que por un segundo le cuesta recordar que Rin no está a su lado. El sonido de un mensaje entrante lo saca de su ensoñación. —Ten. Espero que sirva de inspiración.

Itoshi corta la llamada, Yoichi se siente perdido por un segundo pero al abrir la fotografía que el de ojos turquesa le envió es suficiente para traer sus pies a la tierra.

Isagi se sienta con rapidez, mirando a los lados por un segundo para asegurarse que no haya nadie demasiado cerca antes de despegarse el teléfono del pecho y ver la fotografía una vez más.

Y ahí está, Rin con ropa deportiva, sosteniendo el celular con la mano derecha y levantando el borde de su camiseta con la izquierda, permitiendo ver una parte de su abdomen marcado, reflejado en el enorme espejo del que parece ser el gimnasio donde se encuentra. Tiene el cabello ligeramente húmedo, manchas de sudor se marcan en algunas partes de la ropa y algunas pocas gotas corren por sus brazos y su cuello pero ahí está, luciendo realmente atractivo de cualquier forma pues Rin no mira al teléfono, sino directamente al reflejo de sí mismo mientras sonríe con esa forma tan socarrona y creída que tiene de hacerlo, como si se estuviera burlando de Isagi.

El mensaje que llega poco después, es una confirmación de que realmente sí se está burlando.

«Sin importar cuánto intentes convencerte a tí mismo, ningún otro fotógrafo será tu musa como yo.»

En este punto, Isagi no sabe si debería reírse o sentirse enojado de que ese idiota tenga razón.

Panorámica. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora