xlvii.

534 81 178
                                    

—¡Rin!

Isagi grita, puede sentir la sonrisa marcada en su rostro, la forma que tiene su corazón de acelerarse y su respiración de agitarse mientras corre a su encuentro.

—¡Oye, Rin!

Su novio se mantiene en su lugar dándole la espalda mientras permanece inmutablemente quieto como si no pudiera escuchar el sonido de su voz. El de ojos azules sigue corriendo, intentando alcanzarlo aún cuando el camino parece demasiado largo.

—¿Rin...?

Yoichi frena a pocos pasos de distancia, su novio apenas voltea a mirarlo por sobre su hombro con una mueca de indiferencia demasiado marcada en su lindo rostro.

—¿Por qué tanto escándalo? —pregunta con un tono aburrido.

—Yo... —El mayor duda, algo sorprendido por la falta de reacción de su novio que aunque nunca ha sido especialmente expresivo, en este momento se siente como una actitud demasiado fría. —Eh, te extrañé...

—¿Y qué? ¿No puedes estar solo ni siquiera un par de semanas? Que patético.

Rin se voltea, inclinándose un poco sobre él, ostentando de la altura que tiene mientras lo mira con tal desinterés que le causa escalofríos.

Yoichi da un paso hacia atrás, la sonrisa que tenía antes desapareció por completo mientras que su rostro se deforma en una mueca debido al dolor que siente por sus palabras.

—Pero yo...

—¿Pero qué? ¿Quién te está pidiendo una puta excusa? ¿Qué te hace creer que me interesa? —Sus cejas se fruncen y sus ojos turquesa se notan más fríos que antes mientras se burla claramente de sus palabras. —¿Por qué siquiera me lo dices?

Rin chasquea la lengua con molestia. No hay ninguna señal de que esté bromeando, e incluso si lo fuera, sería una mierda demasiado cruel incluso para él porque ellos no hacen ese tipo de bromas.

Su expresión es vacía, indiferente y Yoichi no entiende qué carajos está pasando, ni el porqué de su actitud, ni la razón de sus acciones ¿Por qué mierda está haciendo eso? ¿Qué coño está sucediendo?

—¿Rin?

—¿No sabes decir otra cosa que no sea mi nombre? Por favor. —El menor niega con la cabeza, guardando las manos en sus bolsillos para luego darse la vuelta. Parece dispuesto a irse, y Yoichi no sabe qué hacer.

—¡Me dijiste que me extrañabas...! —grita, pero Rin ni siquiera tiene la amabilidad de girarse para responder:

—¿Y tú realmente crees que yo te extrañé? Tan tibio y patético que eres.

Las piernas de Isagi fallan, y sus rodillas caen al suelo, siente las lágrimas correr por sus mejillas y el ensordecedor ruido de un cristal rompiéndose a pedazos.

Puede verlo, Rin se está alejando pero no sabe si son las lágrimas en los ojos o los manotazos que se da en el rostro para intentar apartarlas que a medida que se aleja parece ver que su imágen empieza a distorsionarse y por momentos sus hombros son más anchos, su cabello deja de ser oscuro y pasa a ser castaño, sin su peinado habitual sino que las puntas ahora van hacia arriba. Y Yoichi siente un escalofrío porque cuando más lejos está, él ríe y esa no es la risa de Rin es la de...

—¡Yo-chan, despierta!

Abre los ojos desorientado, parpadeando para intentar enfocar la vista debido a lo repentina que es la luz que le golpea en el rostro y le cuesta un par de segundos distinguir la figura de su padre frente a él intentando despertarlo.

Panorámica. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora