viii.

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—Rin ¿Qué estás haciendo?

Cuando el Itoshi se fue, Isagi estaba durmiendo una siesta porque al parecer se había quedado hasta tarde haciendo una ilustración para una de sus clases, así que Rin aprovechó el tiempo para hacer su rutina de yoga. Ahora, el de ojos azules está frente a él, mirándolo con curiosidad.

—¿Qué crees tú qué estoy haciendo?

—Vaya. No sabía que hacías yoga. —comenta Yoichi, arrastrando uno de los cojines del suelo para sentarse frente al pelinegro que estiraba su cuerpo. —Aunque bueno, no había forma de saberlo, nunca comentaste nada al respecto.

—¿Por qué debería haberlo hecho? —pregunta el menor, cambiando de postura.

—Pues, no lo sé, supongo que es el tipo de cosas que le dices al chico con el que te acuestas. ¿Sabes? Algo como, hablar de tu vida, tus pasatiempos y ese tipo de cosas.

Isagi lo dice como si fuera algo sumamente obvio. Sin embargo, no lo ve de esa forma, pues está acostumbrado a que las personas le hagan preguntas.

Preguntas que a veces responde y otras veces no. Considera que, Isagi tiene una especie de trato especial de su parte, pues nunca le ha negado ninguna respuesta más allá de simplemente molestarlo un poco. Aunque al mismo tiempo, no ha sentido la necesidad de explicarse demasiado sobre lo que hace y deja de hacer, no porque se sienta incómodo, sino más bien, porque no quiere ser cansado hablando solo de él, pero sin tampoco atreverse a hacer demasiadas preguntas acerca de Isagi.

—Tampoco me has hablado acerca de tus pasatiempos y ese tipo de cosas. —Rin imita el tono de voz de Isagi, estirando su brazo en una nueva postura. El de ojos azules bufa al momento de rodar los ojos.

—Porque no me has preguntado.

—Puedo decir lo mismo. Estoy acostumbrado a que me hagan preguntas. —responde con simpleza. —Hablar de mí mismo solo porque sí, no es algo que vaya conmigo.

Rin se sienta con un suspiro cansado. Y Yoichi al notarlo, le acerca la botella de agua y la toalla que estaba sobre una silla. Sus ojos azules no pierden de vista ninguno de sus movimientos, y para este punto, Itoshi ha convivido el suficiente tiempo con él como para darse cuenta de que Isagi está perdido en sus pensamientos.

Toma un sorbo de la botella y seca las gotas de sudor que corren por su cuello. Está a punto de darle un pequeño golpe a su acompañante para traerlo de vuelta al mundo real pero antes de acercarse, sus ojos azules se enfocan una vez más en su persona.

—No estás acostumbrado a que las personas se interesen en tí ¿Cierto?

Rin se congela, los músculos de su cuerpo se tensan y un nudo se forma en su garganta sin saber qué decir. La pesada y penetrante mirada que Isagi le dedicó hace un segundo se suaviza, como si hubiese caído en cuenta de sus palabras pero sin arrepentirse de ellas.

—Oh, Rin. Yo sí estoy muy interesado en saber todo lo que pueda sobre tí. Ya te lo dije antes, no es tu físico lo que me atrae, es todo, es lo que eres.

—¿Y cómo saber qué es lo que soy? —pregunta de pronto a la defensiva. —Joder. Ni siquiera sé que puta orientación sexual tengo. ¿Cómo saber qué es lo que soy? ¿En qué sentido me lo estás preguntando?

—Nadie está totalmente seguro de lo que es. Creo que es simplemente imposible saberlo, pues, sería como preguntar el sentido de la vida. No hay una respuesta exacta para tal pregunta. —responde Isagi con calma en sus palabras. —Pero aunque no haya una respuesta correcta, no significa que las demás contestaciones sean erradas.

—¿A dónde quieres llegar?

—A lo que quiero llegar es que... Quiero saber más sobre tí, Rin. Sé que no es posible saberlo todo, pero estaría muy feliz de escuchar todo lo que quieras decir.

Isagi sonríe. Y el corazón de Rin se acelera de pronto, porque hay algo en Yoichi, y en la forma que tiene de hablar sobre este tipo de cosas que hace que el de ojos turquesa se sienta demasiado bien.

Panorámica. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora