Tradicionalmente para ser santo un mortal, habían de pasar unos 8 años después del fallecimiento para empezar el proceso de Beatitud.
Se estudian sus virtudes heroicas o su Martirio.
Es un estudio exhaustivo y minucioso. la canonización se lograba después de muchos años( 80 o 90 años)
San José María rompió ese molde, al conseguirlo a los 10 años de su muerte.
También influía que la banca del Vaticano estaba en números rojos, y su organización le dio un empujoncito.
Como en la edad media con las bulas, si pagabas un dinero no era necesario que siguieras la recomendación de abstenerse de comer carne.
Al fin y al cabo, todo en esta vida tiene un precio.
Sea cual sea.
( Vea artículos: turbo santidad)
http://www.opuslibros.org/libros/Santo_fundador/capitulo_1.htm
''''SER SANTO, según la Iglesia católica, es ser perfecto y libre de toda culpa, aunque lo más importante ocurre cuando la Iglesia declara oficialmente a una persona como santo, porque manda entonces que se le dé culto universalmente. Sin embargo, el sentido de la palabra santidad para el Opus Dei no sólo es la calidad de santo, es decir, la persona de especial virtud y ejemplo, sino también el tratamiento honorífico que se da al Papa. Y en esta dimensión más terrestre el Opus Dei continúa conspirando para buscar un sucesor a Juan Pablo II a la cabeza de la Iglesia, que sea consecuente con sus ambiciones y deseos.
Como el año 2002 es el centenario del nacimiento del fundador del Opus Dei, la organización ultracatólica pretendió con tanta urgencia la declaración oficial como santo del fundador que convirtió su presunta santidad en una turbosantidad. Se entiende por turbosantidad la fuerza viva o presión existente para alcanzar la santidad y que aprovecha la mayor parte posible de la fuerza motriz del Opus Dei, de tal forma que ha sido una poderosa turbina humana la que ha empujado hasta la santidad al fundador.
La fabricación de prestigios ha sido una de las actividades sobre las que se ha centrado el Opus Dei desde sus orígenes. Como todos sus miembros deben aspirar a la santidad, el Opus Dei mantiene la pretensión de crear santos en serie, porque "las crisis mundiales son crisis de santos", como ya señaló el fundador en la máxima 301 de su librito Camino. Desde sus orígenes, el Opus Dei impuso esta obligación entre sus miembros y sigue dispuesto a fabricar santos como sea, recurriendo a la turbosantidad cuando hace falta, como ha sido el caso del fundador.
Primero hubo intentos con Isidoro Zorzano Ledesma, ingeniero industrial compañero del fundador durante el bachillerato en Logroño y primer administrador de la Obra de Dios durante la guerra civil española. En los años cuarenta no encontraron nada más santo y heroico que la vida oscura y las escasas virtudes del ingeniero Zorzano. Tras su fallecimiento en 1943 su caso se convirtió en un ejemplo de santidad, porque así lo decidió personalmente el fundador. Zorzano fue presentado como el espécimen del santo ingeniero y, en consecuencia, promocionado como tal desde su muerte. Por ello hicieron reliquias con las sábanas guardadas religiosamente porque le habían servido de sudario y cuyos trozos y pedazos el fundador del Opus Dei repartió entre los primeros militantes, cuando salieron al extranjero en la expansión del Opus Dei para abrir nuevos campos de apostolado. Su causa de beatificación, iniciada en 1948, quedó sin embargo enterrada por su escaso relieve, como tantos otros miles de casos, en el Vaticano.
Sin ningún desánimo, el Opus Dei prosiguió su labor canonizadora con otros candidatos y llegó a contar con una chica, Montserrat Grases, y entre los adolescentes masculinos con Miguel Díaz del Corral, muertos ambos en "olor de santidad", que fueron propuestos como modelos para los jóvenes seguidores, en las ramas femenina y masculina respectivamente, dentro del Opus Dei. Sin embargo, todos estos casos dejaron de ser promocionados ante la posibilidad de una canonización acelerada en la persona del fallecido fundador del Opus Dei, aprovechando el clima político favorable desde 1978 tras la elección del cardenal polaco Karol Wojtyla como Sumo Pontífice con el nombre de Juan Pablo II. Para una nueva organización ultra-católica como el Opus Dei la santidad del fundador iba a significar la garantía máxima de autenticidad y a través de ella se podía demostrar sobre todo que la Obra estaba predestinada por Dios desde su fundación.
Así, tras su muerte en 1975, no resultó difícil conocer las intenciones del Opus eiD respecto al fundador: elevarle a los altares como fuera y por el camino más rápido. Como hacían falta cinco años para la introducción legal de la causa, el Opus Dei empezó a montar unas "oficinas históricas" desde 1975 para recoger los datos de que disponían los miembros y simpatizantes sobre el fundador, incluso las anécdotas más nimias, y todo ello fue acumulándose, debidamente expurgado, en lo que pasó a denominarse Registro Histórico del Fundador, que quedó centralizado en la sede del Opus Dei en Roma.
También se llevó a cabo, por otra parte, una monumental recopilación de todos los escritos atribuidos al fundador y los sedicentes "escritos inéditos" del fundador llegaron a alcanzar la fabulosa cantidad de 62 tomos encuadernados. En estos trabajos preparatorios, antes de iniciar las causas de santificación del fundador, participaron centenares de socias numerarias y socios numerarios que recogieron y "reescribieron" todo lo que llegaba por vía interna a las oficinas montadas al efecto, "limpiando" de datos dudosos o poco favorables todo lo concerniente a la peripecia biográfica de Josemaría Escrivá.
En tan acelerada canonización privada, el Opus Dei actuaba de propia turbina en el proceso. La turbosantidad del fundador se tenía que realizar por fuerza con mucha prisa por el temor inconfesable que existía dentro del Opus Dei a su propia decadencia interna y la misma desaparición del fundador les empujaba inexorablemente a ello.
La campaña en pro de la santidad del fundador se acompañó de la publicación de varias biografías "autorizadas", cuya característica más acusada era el culto idolátrico al fundador. Tales publicaciones ofrecían una muestra inigualable de ese subgénero literario almibarado de la narrativa histórica y emocional denominado hagiografía dentro de la Iglesia católica. Una antigua socia numeraria del Opus Dei ha señalado, refiriéndose a los hagiógrafos del fundador, que "magnifican, arreglan, interpretan a su manera (...) Quitan y ponen con toda comodidad, tal vez por la "libertad" que encuentran en la limpieza de datos que antes se han encargado de conseguir los directores".
La apertura formal de la causa de beatificación de Escrivá data del 19 de febrero de 1981, cinco años y unos meses después de la muerte del fundador del Opus Dei, respetando el plazo mínimo establecido por la normativa canónica vigente. Un proceso oficial de santidad iniciado ante la Iglesia de Roma consta de dos fases diferenciadas, primero la beatificación, con derecho a utilizar la denominación de siervo de Dios, y luego la canonización que le declara oficialmente santo.
El proceso de beatificación o primera fase en la turbosantidad de Escrivá se iba a iniciar además de forma paralela a la concesión del estatuto jurídico de prelatura personal para el Opus Dei. El expediente fue trasladado a Madrid inmediatamente después de la apertura del proceso por el Vaticano, alegándose como razón principal que, aunque hubiera muerto en Roma, era en España donde había vivido más tiempo.
Las reformas realizadas en el Código de Derecho Canónico iban a favorecer los acelerados planes que tenía el Opus Dei para la canonización inmediata de su fundador. El canon 2.050 del Código señalaba que "la fama de santidad debe ser espontánea, no promovida por arte o diligencia humana, proveniente de personas graves y honestas", pero esta norma fue sustituida por otra que omitía tales condiciones. El papa Juan Pablo II expuso sus intenciones en la introducción al apéndice 1 del reformado Código de Derecho Canónico sobre la Causa de los Santos. Según el papa polaco, "debido a experiencias recientes se ha considerado oportuno revisar esta forma de procesos para simplificar las normas, salvaguardando naturalmente la solidez de la investigación."''''