Capítulo 1

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Keira Parvis estaba arrodillada bajo la cuchilla azul de la guillotina. Apenas era capaz de levantar el cuello, pero aun así consiguió mirar hacia arriba. Aunque su visión era borrosa, podía ver los rasgos de su rostro. Su cabello claro y su capa roja ondeante apenas eran visibles.

—¡Por el crimen de engañar al imperio, es justo que pagues con tu vida!

—¡Eso no es cierto, Alteza!

Una voz gritó desde cerca. Pertenecía a su abuelo.

—¡Keira es la hija consanguínea de su Alteza! ¡Te arrepentirás de esto! ¡Mi hija nunca habría engañado a su marido! ¡Si usted no cree...gah! Derramarás lágrimas de san...

Un soldado le metió un trapo en la boca, y cuando su voz se acalló, todo quedó en silencio.

Pero entonces, una voz viva, claramente fuera de lugar dada la situación actual, rompió el silencio.

—¡Padre!

Una mujer esbelta corrió hacia el lugar de la ejecución, su cabello plateado ondeaba en el viento como el del Gran Duque. Los rasgos cincelados en su cara se parecían demasiado a los del gran duque como para dudar de su relación de sangre.

Keira la fulminó con la mirada. Aún recordaba las palabras que esta chica le había susurrado tras buscarla la noche anterior.

—¿Sabías que tú eres la verdadera?

La misma hija "real" del gran duque que le había susurrado aquello estiró una mano a través de los barrotes hacia Keira. El calor de las palmas de las manos de la muchacha apretó sus hombros mientras una energía inmaterial se filtraba en Keira. El recuerdo de lo que ocurrió a continuación la acompañaría para siempre.

Oyó correr el agua y, de repente, se vio rodeada de gotas. Pero no eran gotas de agua. Unas formas se materializaron en un fluido azul claro: una sirena, un lobo y una alondra. Supo instintivamente que eran espíritus del agua.

Incluso se lo había dicho la hija "real" del Gran Duque:

—El hecho de que puedas ver a los espíritus del agua significa que tienes habilidades elementalistas latentes. Supongo que esta es la prueba de que realmente eres la hija de ese duque idiota.

Keira ya se había dado por vencida en todo, pero aun así, no podía dejar pasar esas palabras sin tomar nota. La verdadera razón por la que ella —que una vez había sido tan apreciada por su pueblo— se había convertido en una criminal a los ojos del gran duque era porque no era su "verdadera hija."

Pero si eso no fuera cierto...

Deseaba más que nada exigir una explicación. Pero, con la mordaza firmemente atada alrededor de su boca y sus miembros encadenados con fuerza, no sirvió de nada. Después de susurrarle la desesperada verdad a Keira, la "hija real" se levantó satisfecha, como si su asunto allí hubiera terminado.

—He dicho todo lo que quería decir. Te veré en la ejecución mañana.

¿Soy la verdadera? Sonidos incomprensibles salieron de la boca amordazada de Keira cuando se dio cuenta de la verdad. Por supuesto, los guardias no le prestaron atención. Llegó la mañana y la ejecución se llevó a cabo según lo planeado.

La chica de pelo plateado ascendió a la plataforma de ejecución y tomó el brazo del gran duque.

—¿Por qué te arriesgas a estar tan cerca? —Ella le preguntó—. Ella puede intentar hacerte daño. Debes bajar de aquí, padre.

Yo soy la verdadera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora