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Con la llegada del postre, un simple pero agradable helado en copa, se dispersaron un poco de la mesa, yendo algunos hacia la sala o a la cocina, quedando en la mesa unos pocos, los más ancianos que no querían moverse demasiado, y un temeroso Gulf que revolvía el helado con la cuchara sin comer un bocado, escuchando a sus familiares hablar, aunque sin verlos, tenía la visita clavada en el postre.

Mew lo había dejado, ya que estaba ayudando a la tía Loon con los platos y cubiertos y demás hacia la cocina, Alexander se había ido por lo mismo, aunque a él lo tenían fregando.

Así que estaba refugiado detrás de su madre, sin decir nada.

— Hacía años que no lo veía, desde que se mudaron, está más delgado.

— Kana creció mucho— dijo su madre, con una sonrisa orgullosa.

Los tres ancianos asintieron, Gulf sintió las miradas sobre él, sintiéndose incómodo y algo acalorado.

— ¿Y cómo está con el tema de su tumor? — preguntó, Gulf reconoció la voz de su tía abuela, la misma que había dicho ese doloroso "Al menos habla".

Gulf frunció los labios, no le gustaba hablar del tema, a su madre tampoco.

— Bien— dijo la mujer—, está controlado, no es maligno, así que no es tan grave como suena.

Gulf admiraba a su madre muchísimo, hablaba con tanta facilidad de un tema que los tocaba a ambos demasiado.

— Y con este chico...— la vieja dejó la oración en el aire, esperando que la señora Kanawut la entendiera.

El chico se sintió enojado, ya estaban hablando de su novio, no quería que se metieran con él.

Esas personas no conocían lo maravilloso que era su chico, y sólo dirían cualquier cosa, los conocía.

— ¿Mew? — preguntó su madre, quien era muy amable y se le notaba demasiado en el tono de voz, al punto que su hijo no supo si estaba fingiendo ser algo tonta por no ver a qué llevaría la conversación—. Es uno de los mejores chicos que conocí en toda mi vida, es como el hijo que nunca tuve, hasta vive conmigo, lo adoramos.

— Oh, ¿Lo adoptaste? — preguntó un hombre mayor, del cual Gulf no recordaba qué tipo de relación sanguínea tenía.

— Algo así— contestó su madre, con una sonrisa—. Tuvo un problemita... Y vino con nosotros, me ayuda con las cosas de la casa, comparte cuarto con Gulf y lo cuida y quiere muchísimo, en muy buen chico.

— ¿Comparten habitación? — dijo su tía abuela, abriendo los ojos ampliamente.

Gulf rodó un poco los ojos, de todo lo que habían dicho ella se había quedado sólo con eso.

— ¿No te asusta lo que puedan hacer? Ya sabes, son dos adolescentes solos y- — la mujer agitó sus manos, como si todo explotara en caos.

— ¿Qué podrían hacer? ¿Hablas del tema de las relaciones sexuales? — Dijo su madre, la mujer asintió, como si fuera algo obvio—. Disculpe, pero lo dice como si fuera algo terrible, sabiendo que usted también tuvo relaciones sexuales— la señora Kanawut se encogió de hombros—. Si Kana quiere tener relaciones sexuales con su novio está en todo su derecho en hacerlo, no me preocupo por eso, además de que conozco a Mew, es un buen chico

>> No hay nada terrible que puedan hacer dos chicos, novios, en una habitación; no planean asesinatos o bombas o apocalipsis... Hacen exactamente lo mismo que hizo en su momento usted con su marido, y no es nada raro, ni para preocuparse.

La mujer negó.

— Esas cosas antinaturales, son muy diferentes a lo que yo podría haber hecho— dijo la señora—. A demás todas las enfermedades que corren por ahí, que se contagian por esas cosas homosexuales, que mueren, el tema del SIDA y eso...— la mujer volvió a negar—. Son señales de Dios para que se extingan.

Tanto la señora Kanawut como Gulf la miraron con el ceño fruncido, una sonrisa forzada y falsa aún permanecía en el rostro de su madre, Gulf no sonreía ni un poco.

Ton-ta— murmuró Gulf, levantándose, dejó la copa de helado sobre la mesa, con un poco más de fuerza de la necesaria, ya que el golpe hizo a varios voltear.

Con vergüenza, Gulf fue hacía la cocina, donde Mew secaba un plato para colocarlo en una pila de otro montón de platos idénticos, mientras hablaba amenamente con Alexander, quién tallaba círculos con la esponja sobre la porcelana.

M-Mew— habló Gulf, con inseguridad, llamando la atención del rubio, quien dejó lo que tenía en las manos para ir hacia él.

— ¿Pasa algo, bebé? — murmuró, mirando los ojos algo brillantes en lágrimas de su novio.

— ¿P-Podemos s-salir?— pidió, con voz temblorosa.

— Claro que sí, lindo— Mew dejó un pequeño beso sobre su frente—. Quédate aquí con Alexander un momento, iré a buscar nuestros abrigos, hace algo de frío afuera— murmuró, antes de salir de la cocina.

Loud (MewGulf) ² (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora