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Por segunda vez en menos de cuarenta y ocho horas, el doctor volvió a ver la imagen en la pantalla, los tonos grises y la zona que parecía brillar, ese ligero óvalo a un lado.

Una imagen tan parecida a las otras pero con el temor que fuera diferente.

Esta vez, el doctor pasó unos cuantos minutos viendo y anotando.

— Ya puedes irte, Gulf— anunció por el micrófono, antes de voltearse hacia las dos personas con miradas preocupadas e inquietas que lo acompañaban—. ¿Prefieren que sea directo?

Ambos asintieron.

— Temo decirles que el tumor se está volviendo maligno— dijo, su tono bajo no suavizó sus palabras, se giró un poco hacia la computadora—. Cuando revisaba las imágenes anoche creí que era un nuevo tumor, resulta que es el mismo, pero este cambió drásticamente— señaló hacia un punto en la pantalla—. Antes, el tumor crecía hacia la parte externa— movió su dedo un poco más cerca del cráneo—. Pero ahora avanza hacia el interior— se movió hacia el lado opuesto, a esa masa de grises—, una parte ya creció en la masa cerebral.

Mew apretó sus manos en puños, bajó la vista a sus blancos nudillos.

— ¿Qué queda? — murmuró la señora Kanawut, quien se estaba tragando sus lágrimas.

— Creo que lo mejor es una cirugía— dijo el hombre, y ambos se asustaron sólo por esa palabra—. Todavía no es muy grave, sería relativamente simple... Aunque todavía es muy pequeño como para que vaya a cirugía.

— ¿Entonces? — murmuró el pelirrojo, tenía su mandíbula apretada.

Sentía su interior inundando en impotencia.

— Podríamos probar de nuevo con medicamentos e intentar evitar la cirugía— dijo el hombre—. Pero hasta ahora parece que nada que le hemos recetado a Gulf funcionó del todo... Lograron disminuirlo, pero eso no es lo que buscamos.

>> Otra opción es dejar que crezca, sólo necesita un par de milímetros más para poder ser operado— soltó un ligero suspiro—. Con esta opción no le daremos ningún medicamento a Gulf, o podríamos probar dándole unos mucho más débiles, pero nada más sería esperar hasta que pueda ir a cirugía.

Los dos se miraron un momento, ninguno sabía qué responder.

— Ustedes no están viviendo en Busán, ¿No? — preguntó el doctor.

Ambos negaron.

— Si eligen la segunda opción deberán quedarse aquí hasta la operación, no se puede saber con exactitud cuándo tendrá el tamaño necesario— dijo el doctor—. Podría ser mañana, cómo podría tardar una semana. ¿Entienden?

Ambos asintieron.

Ninguno de los dos podía hablar.

— ¿Quieren que les deje unos minutos para pensarlo? — preguntó el hombre.

— Oh, hay que decidirlo ¿Ahora?— preguntó la señora Kanawut, estaba muy abrumada para pensar, para decidir.

— Entre más rápido lo decidamos mejor.

— Que decida Gulf— murmuró Mew, bajo, alzó la vista para encontrar a los dos adultos mirándolo—. Él lo dirá.

Loud (MewGulf) ² (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora