No deberías darlo todo, él te robó todo, tu ego, tu corazón, tu billetera y todas las noches piensas en él.Amacenia en Tokyo junto a Katashi, eran las ocho de la mañana; lo sabía, su cuerpo inconscientemente se levantaba a esa hora. Le miró, estaba abrazado a él del cuello, parecía un niño pequeño con su peluche, era realmente adorable que le hacía sonreír inconscientemente. Le veía y sentía que su mundo estaba hecho para admirarle, un gran calor invadía su pecho, se sentía completo, que junto a él todo estaba bien; su vida estaba yendo bien a pesar de todo lo que tuvieron que afrontar.
Cuando estaba a finales de su carrera universitaria, no tuvo tantas las ganas de levantarse como ahora, sabía que pronto tendría uno de los días más felices de su vida. Todo sería magnífico, absolutamente todo, estaba enamorado y que todos se reunieran a celebrar su unión era... ¡algo que le comía el sueño!
Se bañó a primera hora, disfrutaba el agua, disfrutaba el viento y el frío, nada le quitaba su sonrisa de plenitud total. Quería mostrar su amor a su dulce doncel, preparándole un desayuno matutino tal vez, quería engreírle. Una dulce mañana, recién bañado, desayuno fresco, ¿qué más podía pedirle a la vida?
-Buenos días -habló animado Katashi, esa era su costumbre, decirse los buenos días-. ¿Estás preparando el desayuno? Un rato... voy al baño -antes de que le diera la respuesta pasó de la cocina y fue hacía el baño.
Tenían más capital para algo más que un pequeño apartamento, pero Katashi insistió en que se dividieran los gastos y... no podía aportar tanto como Itachi, claro que este nunca se negó a prestarle o pagar todo el piso; incluso que cuando viviesen como casados, ahorraran dinero y pagarán una hipoteca. Ahora eran un concubinato, pero pronto serían algo oficial.
Cuando salió Katashi del baño, se había lavado el rostro y tenía una vincha que le apartaba el cabello de su faz, Itachi terminaba de servir la comida en los platos, cuando no tenía prisa por ir a trabajar le gustaba decorar sus vasos o platos, con miel o con caramelo; era todo un profesional.
-Si que te luces, eh -sonrió el doncel, Itachi le respondió de la misma manera, era su forma de decirle gracias y le gustaba. Katashi no dudó y se acercó a Itachi, que se había sentado, para sentarse encima suyo y estar colgado a él del cuello.
-Si te complace y te saca todas esas sonrisas, estaré encantado de hacerlo más veces.
El doncel rio suavemente, Itachi era un amor, era un dulce amor de caramelo. Estaba perdidamente enamorado de él y lo sabía, eso le gustaba de Itachi; que perdiera la razón por él. Coquetear siempre fue un don que tuvo, pero sabía que con Itachi fue distinto, siempre le costó pero él confesó que se sentía atraído a sus propuestas indecentes que terminó aceptando y queriendo.
-Tranquilo querido, tendremos un largo tiempo para vivir todo... -le dio un casto beso en los labios, pero se mantuvo cerca a su rostro, admirando esos ojos azabache que eran tan serios, su largo cabello negro era otra fascinación. Dulcemente le apartaba el cabello de la faz, dando caricias a sus pómulos y mejillas, sonriendo ambos cómplices, porque estaban enamorados y el amor te hace perder la razón.
-¿Nunca planeabas decírmelo?
-No ibas a aceptarlo.
-¡Por un carajo Katashi! ¡Yo te amaba y daba todo por ti!
-¡Tu familia!
-¡Ellos nunca importaron, por un demonio!
No llegaron al día de la boda, no lo hicieron, porque algo falló y siempre fallará algo. Itachi no podía ser feliz, no podía, quería con toda su fuerza de voluntad pero hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Una suave ventisca caía sobre ellos, mostrando lágrimas del cielo que caía por la pérdida del amor, mostrando que siempre fue un amor ilusorio, Katashi no confió en él. Y lo que nunca supo con certera el doncel, fue que aceptaría todo, todo lo bueno y malo lo aceptaría y amaría.
Para eso estaba él, para amarle sin mirar sus acciones, para amarle y engreírle con sus afectos; quería darle todo y aún más. Su pequeño eclipse, así lo recuerda.
¿Falló por quererle más? ¿Falló en no ser lo que Katashi esperaba?
No podía culparle, no le odiaba porque le amaba y se sentía herido, usado y traicionado. Quería... intentaba odiarle, no podía porque él sentía lo que era amar y sabía que Katashi también lo sentía...
Lo sabía, ese niño era idéntico a su padre, Katashi amaba al padre de su hijo, por eso le dio uno para que nunca dejase de estar a su lado, una viva imagen que Katashi amaba porque era identifico al hombre que amo y maldita sea que ese hombre no era él.
Pero aún así... aún así... estaba dispuesto a amarle y perdonarle, sólo quería sus súplicas, quería que le suplicara perdón, nunca lo hizo... se disculpó y desapareció. Tal como él lo hizo, desaparecer y ahogarse en la laguna que fue su dulce pozo de amor, donde estaban sus recuerdos, que serían sedimentos de lo que quedó.
Lloró destrozó las flores de su boda, Katashi no se disgustó. Recuerda que se retiró y con ese niño en mano. Quería morir.
¡Hola! Hace tiempo que no dejo notitas, sólo quería contar que mañana es el cumpleaños de Dei, probablemente tenga algún One-shot que subir, así que lo tendré listo en unas horas si se puede...
Una leve inspiración, mejor dicho un verso copiado de César Vallejo, no el único, Federico García Lorca, también. Una idea mejor dicho. ¿El título en francés? Súper raro viniendo de mí, pero se me ocurrió una idea por una canción que escuché, quedaba perfecta acá y puse una parte exacta de la canción.
¡Muchas gracias por leer!
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Una nueva vida
Fiksi PenggemarEste es el inicio de una nueva etapa de su vida, uno nunca imagina lo que el camino le depara, y mucho menos de quién se cruza en él. Desde cuidar a una familia en shinsekai, hasta pasar a la capital, Tokyo, reposando mientras miras a tus hijos crec...