Nieve

La mejor fiesta de la historia

Nos encontramos en el parque, Ripley, Pesada y yo. Tina no estaba ahí todavía y Pesada me decía que no iba a venir y yo le respondía que si, que la había convencido de hacerlo, que la esperara, así que nos quedamos esperándola, porque conociéndola, lo más probable es que se quedara en el consultorio atendiendo más gente de la que debía y se le hiciera tarde. Pesada le estaba dando un trago a una botella que contenía uno de los menjunjes asquerosos que solía preparar cada vez que salíamos. Me lo pasó y le di un trago largo. Ripley estaba un poco alejada de nosotras, apoyada contra una pared, observando la gente a lo lejos. Le hice un gesto a Pesada para que me siguiera y nos acercamos.

-¿Hermosa noche, verdad? -le pregunté con un tono que no dejaba de ocultar mi emoción.

-Ajá - respondió Ripley, sin prestarme atención en ningún momento.

-Hay algo que quiero decirte desde que te volví a ver – dijo Pesada.

-¿Qué cosa?

-Estás extraña.

-¿En qué sentido?

-Como si estuvieras en un funeral o camino a uno.

-Tal vez lo esté.

Traté de cambiar de tema rápidamente porque no soporto a la gente que se pone así camino a una fiesta.

-Miren, vino todo el barrio. Todo el mundo va a estar pendiente de nosotras. Es decir, de vos.

-Todo el mundo va a estar pendiente de nosotras, pero no por ella- agregó Pesada, y me hizo un gesto con la cabeza para que volteara a ver.

Era Tina. Se veía diferente. Tenía el pelo recogido y el rostro pintado. Llevaba un vestido blanco y unos zapatos con unas agujas en los talones. Nos quedamos las tres boquiabiertas. Se acercó a nosotras mientras tratábamos de recuperarnos.

-Hola, chicas.

-Hola- dije.

-Hola- dijo Pesada.

-Viniste... Sabía que no me ibas a fallar, ¿ves? Te dije que iba a venir.

-Hola- repitió, innecesariamente, Pesada.

-¿Hola?- respondió Tina, sorprendida.

-¿Que le pasó a tu pelo?- pregunté.

-¿Y a tu rostro? -agregó Pesada.

-¿Y... a tu cuerpo?- dije.

-Lo vi en una película. En el mundo gobernado por los hombre existe algo llamado "la graduación" Todos los fines de año, hay una noche especial, como esta, pero no exactamente como esta, en la que las chicas se arreglan el pelo, se pintan el rostro y se ponen un vestido como este que tengo puesto, y alguien que ellas eligen las pasa a buscar a sus casas, y les da una rosa.

-¿Les dan una rosa como hacemos nosotras? ¿Quieren pelear con ellas? - pregunté algo confundida.

-!No! Es parte del protocolo. Después conducen hacía un salón de baile, conversan, beben, bailan bajo una enorme bola espejada, se miran a los ojos y finalmente, se besan. Y al final de la ceremonia, escogen a la reina del baile - comentó muy emocionada.

-¿Por qué eligen a una reina? ¿No tienen a una antes de ir ahí? - preguntó Pesada.

-!No! Es... la reina del baile. No tenían a una reina en la película que vi.

-Eso suena tonto, ¿a quién seguían si no tenían a nadie?- pregunté.

Tina giró los ojos como si estuviera abrumada de tanta explicación y cambió de tema rápidamente.