Nieve

Tu lealtad es tu mejor cualidad

Nos escondimos en una antigua biblioteca abandonada de la zona neutral. Aprovechamos que la noche en la zona neutral es una tumba para escabullirnos sin que nadie notase nuestra presencia. Antes de llegar, Ripley me dijo que tenía que tomar un desvío para ir donde se encontraba Roberta y pedirle que nos llevara al día siguiente algunas cosas necesarias para seguir con nuestra travesía. La puerta tenía un candado, así que tuvimos que trepar la pared e ingresar por la parte trasera. Rompimos una ventana con mucho cuidado y nos metimos. El lugar apestaba a humedad, que en cierta forma no era tan malo, porque significaba que tal vez hubiera, como comprobamos después afirmativamente, agua. Los libros habían desaparecido, a la mayoría los habían saqueado para hacer fogatas, alguno, quizás, haya terminado en algún estante de algún vendedor y los pocos que quedaban eran libros para colorear con historias de lo más absurdas. Nos pusimos a buscar cualquier cosa que nos pudiera servir para dormir más cómodamente, pero lo único que encontramos fue el respaldo de gomaespuma de una vieja silla. Se lo di a Tina para que pudiera apoyar su cabeza y yo usé mi campera como almohada. Estaba tan cansada que apenas apoyó su cabeza sobre el respaldo cayó como desmayada. Yo también estaba muy cansada, pero me aguanté hasta que llegara Ripley para poder hablar con ella.

-¿Encontraste a Roberta?

-Si, ella nos va a conseguir lo que necesitamos, no te preocupés. ¿Hace mucho que se durmió?

-Hace un rato.

-Estaba bastante nerviosa.

-La pobre no está acostumbrada a estas cosas.

-Ya sé.

-No te preocupés por Tina, yo la voy a cuidar - dije.

-Lamento haberlas arrastrado conmigo.

-No tenés que hacerlo. Nosotras elegimos seguirte. Además, no podía volver ahí y ser princesa con vos huyendo. Me hubieran exigido que te persiguiera por todo Nieve y jamás te podría hacer eso.

-Tu lealtad es tu mejor cualidad.

Nos recostamos en el suelo y nos quedamos viendo el techo, intercambiando alguna que otra palabra más, hasta que me venció el sueño.