Cuando Tina volvió a su casa, yo me fui al territorio de las Zorras a buscar un poco de acción. Las Zorras no eran muy buenas peleando, ni tampoco eran muy bonitas que digamos, pero eran fáciles, así que para subsistir comenzaron a vender su cuerpo a cambio de dinero. Todos los Viernes, cualquier pandillera de cualquier banda tenía permitido ingresar al territorio de las Zorras sin ningún tipo de problema, así que era normal ver a cantidad de pandilleras de distintas bandas rivales pululando por ahí. Pasara lo que pasara, no te podías pelear allí, o te desterraban y no podías volver a entrar en la vida. Para la mayoría de nosotras, este era nuestro único medio de escapar un poco de la tensión de estar constantemente peleando, así que esa regla se respetaba a rajatabla.
Mara era la chica que siempre me atendía.
-Hasta que finalmente te dignaste a venir.
-¿Hace cuánto que no pasaba por acá?
-Vos sabrás.
-¿Acaso contás los días? ¿Dibujás palitos en la pared?
Ella siempre me salía con estas cosas cada vez que la visitaba. Qué "por qué esto", que "por qué lo otro" Solamente me lo hacía a mí, estoy segura que a ninguna de sus otras clientas se le ponía así de pesada.
-Estuve ocupada.
-¿Haciendo qué?
-¿Que te importa? Por Dios, sos la puta más molesta de toda la historia. ¿Por qué razón te pensás que me podés hablar así?
Se quedó callada por un rato y después se puso a buscar algo en el cajón de la mesita de luz. Sacó unos papelitos de celofán atados con una gomita.
-¿En qué andabas?
-En nada. No estuve haciendo mucho en estos días. Ya te lo dije. ¿Estás contenta ya?
-¿Por qué habría de estarlo?
-¿Por qué mejor no te dejás de hablar y venías acá a darme un poco de cariño? - dije mientras le daba palmadas a la cama.
Ella abrió uno de los papeles, puso un poco de polvo del diablo sobre una tablita de madera sobre la cama, se sentó y comenzó a armar líneas una al lado de la otra con una pequeña navaja hecha con un fierro viejo que solía ser la pata de una silla.
-Últimamente todo el mundo me está molestando por cualquier cosa. Primero Tina, y ahora vos.
-¿Tina?
-Si, Tina.
-Esa enfermera tonta.
Aspiró una línea de polvo y echó la cabeza rápidamente hacia atrás. Se metió el dedo en la nariz y luego se lo pasó por la lengua.
-Tonta y débil, como todas las enfermeras. Como su tonta y débil hermana enfermera. Por eso está muerta.
-Vos sos una puta, no creo que estés en posición de burlarte de nadie.
Aspiré una línea de polvo del diablo. El polvo del diablo, curiosamente, era de color azul y, no tan curiosamente, te calentaba todo el cuerpo, como si estuvieras envuelto en mantas y algodones.
-Si estuviera acá, le rajaría toda esa hermosa cara con esta navaja.
-¿Ah si?, dije sonriendo.
-!Claro que sí!
Me levanté rápidamente de la cama y la tome del pelo. Ella no sentía nada, el polvo ya estaba surtiendo efecto.
-Vos no le vas a hacer nada a nadie, ¿ok? Y ni se te ocurra volver a decir algo malo de ninguna de las Águilas, y mucho menos de Tina ¿entendiste?
Le di un beso impetuoso y le mordí un poco el labio, pero sin que llegara a sangrar. No fue nada violento.
-¿Entonces la amás?
-A vos no te tengo que dar explicaciones de nada. Vine acá para que me entretengas, no para que me molestes con tus preguntas y con tu actitud de mierda.
La arrojé a la cama y me puse encima de ella. Empezó a reírse como una loca. La verdad es que estaba bastante elevada.
-Yo sabía que la amabas. ¿Cómo no ibas a hacerlo? Ella es todo lo que no somos.
-Vos no sabés un carajo.
-Ella es todo lo que no pudimos ser.
-¿De qué carajo estás hablando?
Creo que la droga le había pegado bastante mal y ya estaba totalmente fuera de la realidad. A mi no, yo era dura, necesitabas una tonelada de polvo de diablo para escucharme delirar y decir estupideces. Comencé besándole el cuello y continué bajando hasta que llegué al clítoris. Ahí empecé a trabajarla con mi lengua al mismo tiempo que la penetraba con mi dedo. Puedo decir que lo estaba disfrutando por la fuerza con la que apretaba sus piernas contra mi cabeza. Podría haberme roto el cuello con un simple movimiento de haberlo querido. Eso lo hacía más excitante. Cuando terminé, ella ya estaba completamente noqueada. Agarré una de las bolsas de polvo de diablo, la puse boca abajo y armé una línea sobre su culo. Nada mejor que aspirar drogas del culo de una puta. Me acosté y me quedé mirando el techo. Este era uno de los mejores cuartos de los que disponían las zorras y la verdad es que era una autentica porquería. Si hay algo que me revienta es que la gente no haga nada para salir de la mediocridad. Pasa lo mismo con las Coyotes. Son unas putas vagas de mierda que viven en chozas inmundas. Cualquiera que quisiera las podría invadir y tomar todo lo que es suyo. Me dormí sin darme cuenta, el polvo del diablo me daba mucho sueño.
-!Princesa!
Me levanté de repente.
-¿Qué carajo está pasando?
Cuatro zorras estaban rodeando la cama. Mara estaba sentada en un rincón, peinando su pelo.
-Se te acabó el tiempo, águila- dijo la más alta de todas.
-¿De qué estás hablando? Todavía es de noche.
-Es Sábado en la noche. Estuviste durmiendo un día entero.
-¿Qué? Eso no es posible.
Tenía que pelear contra la Mugre el Sábado a la noche.
-La puta madre- dije y me levanté.
La más alta se puso frente a mí, cortándome el paso. Me moví hacia un costado y ella hizo lo mismo para volver a bloquearme.
-No estoy de humor para bailar.
-Yo tampoco. Le debes dos noches- dijo señalando a Mara.
Busqué unas monedas en mi bolsillo y se las arrojé en el rostro.
-Tenés suerte de que seamos tan permisivas. Te podríamos haber cortado la garganta mientras dormías.
-Ja, no podrían conmigo ni aún dormida.
Me dirigí hacia la puerta y crucé miradas con Mara. La verdad es que ellas tenían razón, me podrían haber hecho lo que quisieran mientras dormía, así que esto era una buena señal para la pelea que se me venía, la muerte no quería nada conmigo, por el momento.
![](https://img.wattpad.com/cover/337406559-288-k320226.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Nieve
AksiEn Nieve abundan las peleas y la violencia, Roja añora, más que nada en este mundo, llegar algún día a ser como la líder de su pandilla.