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Me levanté con demasiada habmbre, me puse algo cómodo y bajé a ver al dependiente el cual todavía no le había preguntado el nombre.

Al bajar el dependiente estaba con la musica hippie de siempre y con sus tipicas rastas en la barba.

- Buenos días, una pregunta. ¿Como te llamas? - El chico levantó la vista y se quedó parado en mi abdomen el cual estaba descucbierto.

Espere unos segundos pero no abrió la boca.

- ¿Perdona? - Casquee varias veces los dedos delante de su cara pero nada.

- ¡Señor! - Grité al final.

Este me miro a los ojos.

- ¿Que? - Me reí en su cara.

- Que como te llamas - Solté una risita.

- Alexander - Asentí freneticamente.

- Encantada - Le dí la mano - Hace dias que no me traes la comida, ¿Hay algo aqui para mi?

- Justamente hoy no tenemos nada, lo siento

- No pasa nada, pues me voy.

Con chanclas y pinta de loca salí a la calle la cual estaba mojada por la lluvia.

Corrí cruzando la carretera y luego de caminar unos minutos encontré una cafetería la cual sorprendentemente tenía un piano.

Sonreí yendo a buscar un café y alguna magdalena. Cuando me lo dieron y pagué pregunté:

- ¿Puedo tocar el piano? - Pregunté algo nerviosa por si me decían que no.

- ¡Claro! ¡Me gustaria oir lo que tocas! - La camarera me sonrió.

- Gracias... - Susurré.

Caminé hacia el piano con mi café en mano y lo dejé encima del piano.

Me senté y empecé a tocar "Experience" de Ludovico.

Cerré los ojos sintiendo la musica recorrer mi piel, de la nada un chico rubio y ojos verdes se me acercó con un violin y empezó a seguirme la melodía.

Sonreí como boba al ver lo guapo que era y lo bien que tocaba el piano.

Le dejé un sitio al chico y se sentó. Nos miramos y nos sonreímos.

No sabía si el amor a primera vista pero creo que me acababa de enamorar.

Seguí tocando con los ojos cerrados y moviendo mi cuerpo de un lado a otro disfrutando de la musica.

Toda la gente del bar nos grababa y sonreía.

Al acabar de tocar el chico y yo nos miramos y en ese momento sentí que el corazón me iba demasiado rápido.

- Me llamo Elies - Sonreí sintiendo como las mejillas se me torbaban rojas.

- Soy... Emy - El chico me sonrió.

- Tocas muy bien el piano, ¿Me dejarías tu... numero?

Y ahí si. El corazón se me iba a salir del pecho.

Busqué entre mis bolsillos y encontré el numero de la habitación de mi hotel.

Se lo dí y le sonreí.

Antes de que el chico se fuese me preguntó:

- ¿Cuantos años tienes? - La sonrisa se me borro de la cara.

- 15...

Este se sorprendió.

- ¿Enserio? Pareces mayor - No sabía como tomarmelo la verdad.

- ¿Y tu?

- 18. Tengo 18 años - El chico se remojó los labios.

Nos quedamos un rato en silencio mirandonos hasta que cortó el silencio.

- Me tengo que ir, pero te pegare un toque - Asentí viendolo irse.

No me había dado cuenta de que toda la gente seguía mirando, les sonreí vergonzosa.

- ¿Nos puedes tocar otra? - Reí al escuchar la voz de un niño de mas o menos 5 años.

- Otro día precioso, ahora me tengo que ir - Le sonreí.

Toda la genté de la cafetería me aplaudió mientras yo salía de la cafeteria comiendome mi magdalena.

Al salir corrí de la felicidad por encontrarme a ese chico tan atractivo hasta que me choqué con alguien bastante alto.

Al levantar la mirada maldecí.

- No me jodas... - Susurre, pero el chico me escuchó.

《...》

𝑇𝑎𝑛 𝐽𝑜𝑑𝑖𝑑𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝐻𝑜𝑟𝑚𝑜𝑛𝑎𝑙𝑒𝑠... || 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora