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Cuando pude recuperarme un poco del dolor me maquillé para que no se vieran las heridas, me puse una sudadera y unos pantalones largos en pleno verano simplemente para que nadie me dijese nada.

Agarré las llaves de casa, me puse unas gafas y antes de salir miré el calendario.

Mañana era mi cumpleaños, primer cumpleaños sin mi madre, sin duda no quería celebrarlo. Iba a ser muy duro para mi.

Me puse las gafas y salí del apartamento camino a casa de Tom.

Al llegar llamé a la puerta y me vino el flashback de cuando le queria pedir quedarme en su casa y me lo encontré con esa chica.

Espere unos minutos hasta que un chico pelinegro y con un piercing en la ceja me abrió.

- Hola, ¿Quien eres? - Supongo que no me había reconocido.

- Soy una amiga de Tom, ¿Esta en casa? - Enronces a Bill le brillaron los ojos y sonrió.

Joder, que sonrisa mas preciosa.

- ¿Eres Emy? -Asentí.

- ¡Pasa preciosa! ¿No tienes calor? Ven te dejo algo - Me hizo pasar en su casa.

Supongo que Tom no estaba.

Me senté en el sofá y Bill y yo empezamos a hablar.

Ni siquiera sabía porque no había hablado antes con él, sin duda era mucho mas tranquilo y amigable que Tom.

Él me abrazó y al momento me quejé de dolor.

- ¡Ay! ¡Lo siento! ¿Te he hecho daño? - Negué.

- No tranquilo, solo... - Me quedé callada.

- ¿Que ha pasado? Me lo puedes contar preciosa - Me quite las gafas y Bill vio los moratones tapados por maquillaje.

- Oh dios... ¿Quien te ha hecho eso? - Empecé a llorar.

Bill me abrazó con cuidado y seguí llorando en su hombro hasta que pude tranquilizarme.

- ¿Estas preparada para contarmelo? - Asentí limpiandome las lágrimas.

Bill se levantó un momento y a los segundos volvió con un maletín de primeros auxilios.

Me empezó a quitar el maquillaje, mientras lo hacía sacaba la lengua por la concentración.

Que mono que era este chico.

- ¿Me lo cuentas?

- Si, yo... Tenía un novio que se llamaba Elies, él... A primera vista se veía super amigable y muy guapo pero cuando antes me he querido dejar me ha empezado a pegar y yo... yo... no... - No podía acabar de contarselo ya que lágrimas amenazaban en salir.

- Ay preciosa... Lo siento tanto, ahora quiero que te tranquilices, no es bueno matarte la cabeza ¿okey?

- Si, gracias por todo Bill - Le dí un beso en la mejilla y este se sonrojó.

Me siguió limpiando las heridas hasta que  llaves sonaron por la puerta.

Los dos miramos a la puerta y de ahí salió un Tom con olor a mujer.

Sonreí fastidiada.

Dios mio, le odiaba, era un puto mujeriego.

Cuando me vio se quedo parado en la puerta.

Ni siquiera sabía que hacer.

Ni siquiera sabía que podía hacer yo.

《...》

Ay Bill, eres un amor.

(Perdonad por las faltas, estoy con el movil y no me da tiempo a corregirlas, cuando tenga tiempo lo arreglo todo, así es mas bonito de leer)

𝑇𝑎𝑛 𝐽𝑜𝑑𝑖𝑑𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝐻𝑜𝑟𝑚𝑜𝑛𝑎𝑙𝑒𝑠... || 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora