13 | Cambios

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26 de Mayo, 1911
Lakewood, Ohio, USA 

Las hojas danzaban tranquilamente con el viento de la primavera, que cada vez se volvía más cálido con la pronta llegada del verano. El sol brillaba sobre lo alto haciendo brillar a la naturaleza, y los animales silvestres disfrutaban de la tranquilidad que se sentía en Lakewood. En los terrenos de la mansión Legrand, el sonido del metal chocando entre sí y pasos moviéndose a través del pasto rompían la tranquilidad del ambiente. Dos jóvenes nobles eran los causantes de esto, jóvenes que se encontraban más concentrados en su práctica que en disfrutar del bello día que hacía en ese momento.

Cualquiera que los viera sin conocerlos pensaría que el muchacho tenía una clara ventaja y resultaba poco caballeroso enfrentar a una dama con tanta brutalidad. Pero todos aquellos que los conocían sabían que no era así, pues aunque Daniel, quien pronto cumpliría sus quince años, era mucho más alto y fuerte que su hermana de doce años, Elizabeth contaba con la ventaja de ser más rápida y flexible, por lo que ninguno podía confiarse si quería ganar aquel enfrentamiento, y eran tan competitivos entre ellos que lo daban todo por no permitirle la victoria al contrario.

Un rápido y certero movimiento del sable por parte de la pelirroja, consiguió hacer que Daniel perdiera su sable y trastabilló hasta caer de bruces al suelo, quejándose un poco por el golpe.

—Y con eso yo tomo la delantera —comentó la pelirroja con una sonrisa ladeada, extendiendo su mano libre al mayor para ayudarle a levantarse—. Con esta son trece victorias a mi favor este mes, ¿No?

—Catorce victorias a tu favor, trece al mío y cinco empates —corrigió el castaño estando ya de pie, recibiendo su sable de la mano de Jones.

Dorothy y Clara se acercaron al dúo con toallas en mano, extendiendo una para cada uno, siendo aceptadas por los menores quienes procedieron a secar el sudor de sus rostros.

—La comida será servida dentro de una hora —informó Clara, apresurándose antes de que el castaño pudiera proponer una revancha.

Siendo ambos tan competitivos en cuanto a la esgrima se refería, nunca se tomaban a la ligera sus entrenamientos y podían estar horas con el sable si no se les decía algo, solo para no dejar las cosas en un empate o darle la ventaja al contrario.

—Entonces dejaremos la práctica hasta aquí —comentó Daniel con cierta frustración, pues no le gustaba quedar como el perdedor.

—Mañana vendrán los tutores, por lo que no podremos practicar esgrima —recordó Elizabeth después de agradecer a ambas mujeres, que ahora los seguían al interior de la mansión.

Ambos se vieron por un momento para después suspirar con pesadez. Era verdad que Elizabeth era buena en los estudios, pero sin duda prefería estar en el exterior que tomando sus clases estando sentada por largas y extenuantes horas. Aunque Daniel era un caso diferente, a él nunca le había gustado el estudio, ni era el mejor en ello aunque se esforzaba por poder aprender, en lo que más destacaba sin duda alguna era en los deportes y la pintura, un talento que cultivaba en secreto, siendo su hermana una de las pocas personas que estaban al tanto de su gusto por el arte.

◇◆◇

No pude evitar sonreír al pensar en lo mucho que había cambiado mi relación con Neil tras despedirnos al ingresar a casa, pues debíamos bañarnos y cambiarnos de ropa, madre jamás nos dejaría comer en el estado en el que nos encontrábamos.

Pensando en eso, también recordé todo lo que había pasado en los últimos años. Aún recordaba aquel viaje a Inglaterra después de estar en Francia, había sido un viaje lleno de acontecimientos inolvidables. Mi primo más pequeño, Noah Fernsby, había nacido en Diciembre durante mi estadía en el marquesado Legrand. Neil y yo nos perdimos durante un paseo familiar y conocimos a un niño, que me había confundido con su hermana menor que también era pelirroja, y también se había perdido, ahora que lo recuerdo, espero que haya podido encontrarla.

En El Lugar De La Villana / Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora