Limerencia.

Correros, valientes.

Qué bonito hacemos sonar al egoísmo:

te quiero, voy a hacerte el amor, eres mía.

¿A nadie se le ocurre preguntar?

lo digo porque tengo la respuesta:

gracias.

Y pensaréis que soy una zorra con complejo de Holly

pero lo cierto es sois unos cobardes.

Preguntad, preguntad. Que os follen.

Callar con besos debería estar prohibido,

no me beses cuando te hablo,

lamento ser la que te lo diga pero

nuestro nivel de conexión no es tan alto.

Dejar de lamer heridas

y empezar a pinchar almas con realidad

sin intentar sangrar rosa,

que los príncipes azules los gastó Disney

y querida, les va la lefa.

Muerte al romanticismo de cámara,

ese de sesenta minutos 

que aunque no lo creáis

es ficción y les pagan.

Y luego llamáis puta a cualquiera

que bese más que vosotros

adictos a lo cómodo,

simples, 

aburridos.

Exaltadores del egoísmo.

Con lo fácil que es preguntar: ¿qué quieres?

viajar, joder,

ah, y un solo: negro y fuerte,

como mi amante.

Lo resumo para tu mente, estrecha:

un buen polvo rompesquemas.

No te alteres, Sor,

hacerlo con Jesús no es pecado

si luego te confiesas.