Si algo he aprendido de tantas letras salvavidas,
tantos poemas vendaje,
vértigos propios,
heridos diarios,
recursos inhumanos, metáforas quitapenas,
musas a sueldo, es
a nunca salir con un poeta.
Si quieres ser inspiración ahogada,
refugio de domingo,
sol en invierno,
acuéstate con él y no le devuelvas las llamadas.
Tómate tu tiempo y unas cervezas para lamer sus heridas
-todo es práctica-
aprovecha mientras duerme para escoger tu lugar en su cuerpo
y araña -costado, pecho izquierdo y cuello están leídos-
hazte la dormida,
las vistas que ofrece una vida despeinada por la mañana gritan
sexo y poesía
y él busca inexáctamente eso, foll(arte),
hacer click, la forma más sutil del verbo,
como animales.
No importa cómo dejes la puerta al marcharte,
él se encargará de cerrarla y tirar la llave
-habrás robado la primavera que nació en su cama-
saldrá a buscarte por otras bocas,
vomitará las mariposas muertas,
se acostará con tu recuerdo,
le hará vudú a su corazón.
Vivirá con impermeable hasta nuevo error
y todo,
por amor al arte, pero
recuerda: si algún día la soledad marchita tus pestañas,
ll(ama) -siempre estará a un poema de olvidarte.
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Limerencia.
PoesieEn invierno todos buscan amor, en verano todos buscan amores y cerveza.