うつ病と自殺

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En el mundo existen dos tipos de personas: aquellos gobernados por el divino Eros, que son los que tenían grandes deseos por vivir, luego estaban aquellos gobernados por el siniestro Thanatos, que son los que tenían grandes deseos de morir

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En el mundo existen dos tipos de personas: aquellos gobernados por el divino Eros, que son los que tenían grandes deseos por vivir, luego estaban aquellos gobernados por el siniestro Thanatos, que son los que tenían grandes deseos de morir.

Nadie en aquel mundo estaban concientes de estas dos divinidades que luchaban entre sí por las vidas humanas, Eros con deseos de cuidar de sus amados súbditos, evitando que los súbditos de Thanatos los corrompieran. Claro, Thanatos siempre triunfaba, logrando manchar los puros corazones de la gente de Eros, quienes no soportaban el dolor y terminaban dejándose caer en sus fríos brazos.

Eli estaba consciente de que su novio pertenecía de algún modo a los gobernados por el dios de la muerte.

Jamas había creído en aquella absurda historia, hasta que lo conoció.

Con esas inmensas ganas de acabar con su vida, sin saber la razón del porque.

Esa noche, el peliazul estaba en casa, viendo una película cualquiera en la televisión, mientras bebía una taza de chocolate caliente. El ambiente era aburrido, pues su amado novio había atendido unos asuntos relacionados a su familia; siempre le causó curiosidad saber sobre ellos, solo los mencionaba más nunca lo llevaba a conocerlos. Su concentración mostrada en la pantalla se fue hacia su teléfono, que vibró sobre la mesa. Leyendo el mensaje de una sola palabra, que hizo que entrara en pánico.

"Adiós"

Dejó caer la taza que tenía entre manos, poniéndose los zapatos a como podía y salir corriendo de su pequeño apartamento, no importandole tanto el líquido derramado y los pedazos de la cerámica esparcidos por el piso, el debía ir rápido con su novio.

Subió unos cuantos pisos del edificio, llegando por fin a la azotea, viendo al pelirrojo, que parecía observar como el sol se marchaba, para darle paso a la noche. Sintió cuando el mayor estuvo ya presente allí, volteó a verlo, dejándole ver una vez más esa mirada llena de tristeza y dolor.

Igual a la primera vez que se habían conocido.

Ese día hacia mucho frío, pero Eli aseguraba que el atardecer sería hermoso, por lo que se puso una chaqueta gruesa que lo ayudaría a soportar ese frío inmenso. Subió a la azotea, que era el único lugar donde podía relajarse y tener algo de paz, sin ser molestado por alguien. No esperaba hallar a un hermoso pelirrojo ahí parado, viendo el paisaje de la ciudad, que parecía comenzar a darle la bienvenida a la noche, encendiendo las luces de los edificios.

Se acercó a paso lento, procurando ser lo más silencioso posible, pero dejó de tratar de ser silencioso al ver como aquel chico estaba apunto de lanzarse desde el lugar en donde estaba.

──── ¡Espera!

Extendió su mano, tratando de alcanzarlo, no iba a dejar que alguien muriese allí mismo. Por su lado, el chico solo se limitó a voltear y verlo fijamente a sus zafiros, dejándolo hipnotizado al instante.

RACING INTO THE NIGHT【𝐓𝐀𝐃𝐄𝐋𝐈】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora