-¿Entrenar ? ¿Estás de coña no?-pregunto, pero él sacude la cabeza-Joder, hasta donde yo había entendido era un lugar donde te tocabas los huevos a dos manos.
-Sí, pero nos tenemos que defender, de nosotros o de la gente que viene de fuera.
-A, ¿que no vivís solos aquí?
-Noooo, que va ni de lejos. Están los indios, y la gente que nos visita.
-A, igualmente, que Peter chasquee los dedos y punto. Vida feliz y fácil.
-Ves las cosas desde un enfoque demasiado sencillo, y aunque parezca que Pan lo soluciona todo con magia, no es así. Y a pesar de ello, tenemos que saber defendernos, Pan no siempre va a estar allí para nosotros, muchas veces que no está, que simplemente desaparece.
-A, que bien ¿no?
-Ya ves.
-Por cierto ¿que coño hacéis por aquí?
-Empezamos con resistencia, corremos un par de kilómetros. Después de hacer la ruta circular, volvemos al campamento, donde hacemos práctica y habilidades. Espada, tiro con arco/ballesta, dagas y cuerpo a cuerpo. Finalmente hacemos una competición o jugamos a algo.
-Eso de jugar no tiene muy buena pinta.
-No, si es divertido, pero alguno que otro sale mal parado.
-Tiene una pinta maravillosa- digo sarcástica, cuando empieza el entrenamiento.
-Bien, empezaremos con lo de siempre, una carrera por la isla-anuncia Liam, que supongo que sería el encargado de esto-. Tú la nueva-me señala-, no creo que sea el caso, pero no adelantes que no te sabes el recorrido.
-Efectivamente no es el caso, así que no te preocupes -le respondo en alto-. De lo que te deberías preocupar es de que no te pegue una hostia a la próxima- musito por lo bajo.
-Cobarde.
-Cállate un mes.
Comenzamos a correr, y voy a un ritmo normal, quiero decir soy lista pero no poco atlética. De vez en cuando salgo a correr, o hago algún deporte que me relajo, o medito, no todo en mi vida es estudiar.
Seguimos corriendo, y corriendo, y corriendo y he de decir que aquí son cuatro matados, ya los había adelantado a casi todos.
Estaba tranquila, disfrutando el paisaje, así que bajo un poco el ritmo, y el chico que se llamaba Liam voltea a verme y me dice.
-Venga chica, corre un poco más-me anima, aunque yo creo que es más para picarme.
-"No adelantes porque no te sabes el recorrido"-repito lo que dijo, haciendo así que Éric se ría.
-Ma gusta, tiene gracia-escucho a Éric.
-La cosa es que yo no me esperaba que corrierais así, estilo yo esperaba que vosotros erais de un sprint y terminar rápidamente. Sin ofender, pero sois un poco matados.
-¿Solo un poco?-cuestiona Éric.
-Pero nada, un pelín.
Finalmente llegamos a nuestro destino, de nuevo en el campamento.
Para ser sincera, me gustó la salida, correr y relajarme era justo lo que necesitaba después del estrés que había tenido, y si le agregas que no he leído una sola palabra desde que llegó... Sí, me encanta leer ¿a caso es algo que os sorprende de mi?
-Bueno, bueno muchachos-dice Peter al vernos a todos llegar-. Parece que nuestra joven princesita os ha dado una buena lección.
Aunque no digan nada, soy consciente de lo mucho que les fastidia que una chica les haya ganado, es algo completamente natural, hiere sus orgullos.
-Ahora, dejaré que Félix y James comiencen a dirigir el entrenamiento. Yo tengo otros asuntos que atender.
Peter vuelve a desaparecer como si nada, dejándonos en las manos de Félix y James.
-Bien, ahora haremos especialidades-declara Félix-Repartiros, de mientras por favor, Alex explícale de que trata esto a la señorita.
Le miro mal, muuuy mal, y luego me giro a ver a Alex.
-Ya me lo has explicado antes, así que dime directamente por donde comenzamos.
-¿Donde hay menos gente?
-En donde más gente comienza son esgrima y cuerpo, donde menos puntería.
-Empiezo por puntería, no me gusta que la gente me mire cuando hago algo nuevo-digo para seguirlo cuando empieza a caminar.
-¿Por?
-De normal, cuando hago algo, se me da bien en unas semanas-mi tono de orgullo resalta-pero cuando empiezo se me da de pena. Mas te vale hacerme buenas demostraciones.
Para entrenar habían dos claros, uno era el general, donde se encontraba nuestro campamento, el
Cojo una daga, es lisa, y de mango tiene una tela enrollada sobre el filoso mango.
-¿Quieres empezar con dagas?
-Me están llamando-le respondo juguetona.
-Bien, yo de dagas se lo justo pero te diré lo que hay que hacer. Cojes el cuchillo, y lo lanzas-lanza el cuchillo, y se clava en el anillo rojo alrededor del amarillo de la diana de madera, que se nota que está en mal estado.
Hago lo que me ha dicho, y la verdad es que no llega ni a tocar la diana, directamente ni llega.
-Wow, gran maestro Alex-le aplaudo-. Está claro que lo has hecho genial-digo apuntando con mi mano a la diana, con un claro tono de sarcasmo.
-Ya te he dicho que esto de las dagas no es lo mío, esto es cosa de Pa...
Estaba claro a quien iba a mencionar, y antes de que terminara su nombre, aparece a nuestras espaldas.
Si el diablo aparece de mencionarlo tres veces, él es peor, de mencionarlo una vez aparece.
-Dagas, esto es lo mío-Peter se acerca a nosotros-. Alexander, puedes irte a esgrima o cuerpo a cuerpo, yo enseñaré a nuestra invitada.
Alex abre la boca para responder, pero Peter le fulmina con la mirada, donde claramente le dice que él es el que tiene la última palabra. Alex se retira, dándome una mirada de disculpa por no poder hacer nada más.
-Bien señorita, coge tu daga. Bien tira la daga-le hago caso, y el resultado es el mismo.
-Vaya, aplaudo tus maravillosas dotes de mentor, pero está claro que no me has enseñado nada.
-¿Qué quieres? ¿Que te aplauda?-pregunta, y su tono burlón de hace de notar-Tírala otra vez.
La tiro, y la daga se vuelve a clavar en el suelo. Así estamos un buen rato, hasta que los dos, al menos yo, nos desesperamos, y está claro que es difícil que estemos más de diez minutos juntos sin que nos entren unas irresistibles de pegarnos de hostias.
-¡QUE TIRES LA PUTA DAGA BIEN!
-¡SI SUPIERAS EXPLICAR A LO MEJOR LA TIRARÍA BIEN!
-Bien, hagamos un trato. Yo intento explicar como se hace, si la tiras bien no pasa nada, si la tiras mal tendrás que admitir que eres una manca y que no sabes hacerlo.
-¿Y como se que no me lo vas a explicar mal?-me cruzo de brazos.
-Porque quiero irme ya de aquí, y cuanto antes te vea tirar una puta daga, mejor.
-Trato-le extiendo la mano, para hacer un apretón de manos.
-Lo primero de todo, estás agarrando la daga mal. Pon el lugar donde el mango y la hoja se separan sobre tu dedo, y mira cuál es el lado que se cae-hago lo que me dice, y el lado que se desequilibra es el mango-. Bien, ¿eso que quiere decir?
-Que el mango pesa más que la hoja-se me enciende la bombilla, ¿cómo puedo ser tan gilipollas de no haberme dado cuenta antes?-. Entonces tendré que coger la daga por la hoja, porque pesa menos, y eso hará que la fuerza con al que la tire aumente.
-Bien, ahora. Si agarras la daga por el mango, pondrás toda tu mano el el mango, y el dedo pulgar en la espina de la daga. Pero como en tu caso lo vas a agarrar de la punta, apriétalo entre tu dedo índice y el pulgar, si no te vas a cortar. Ahora, como vas a tirar la daga: empezaremos por un tiro básico. Extiende tu brazo, totalmente recto, como lo estoy haciendo yo-dice para extender su brazo, y yo lo imito-. Bien, flexiónalo y pon tu mano atrás de tu cabeza-hago justo lo que me dice-. Ahora, uno de tus mayores errores es que has tirado todo el rato la daga una vez tu brazo esté extendido, y eso provoca que rebote sobre la madera. Tienes que tirarlo, un poco antes de que esté estirado del todo.
-Lo podrías haber dicho un poco antes ¿no?
-¿Quieres tirar bien la daga? Pues te callas. Bien, más o menos cada tres pasos va a ser una vuelta del cuchillo, así que si no estás exactamente a tres o por el estilo, agárralo del lado contrario, así compensarás la media vuelta que falta. Y bueno, ya estaría, ahora lanza el cuchillo.
Lo primero que hago es calcular los pasos, aproximadamente unos nueve; después extiendo mi brazo, para apuntar al blanco; acto seguido hago mi brazo hacia atrás. Voy extendiendo mi brazo, y sobre los 130 grados suelto el cuchillo, en el punto amarillo.
Miro a Peter llena de orgullo, y le suelto:
-¿Quien es el manco ahora gilipollas?
-¿Qué es gilepollas?
-Nada, es una forma de decir que eres bueno enseñando-le miento, descaradamente.
-Ya...haré como que te creo. Practica un poco, en breve cambiaremos de estación.
-Vale, espero no volver a verte-me despido, con un tono alegre, a pesar de las palabras que utilizo.
-El sentimiento es mutuo.
-Eres tú el que me tiene encerrada aquí subnormal, si no me quisieras ver me echarías de aquí-murmuro fastidiada, para tirar otra daga, que se vuelve a clavar sobre el anillo amarillo.
Tiro tras tiro, se vuelven a clavar en el anillo amarillo, así que pruebo desde distintas posiciones y ángulos. Y he de admitir, que se me da bastante bien.
Estoy a punto de tirar la daga, cuando unos niños me pegan un susto, y al girar inconscientemente suelto la daga, que roza la mejilla del más pequeño.
Me acerco rápidamente al pequeño, y cojo mi camiseta para ponerla sobre el corrector y presionar para que la herida deje de sangrar.
-Perdón, perdón, perdón, lo siento de verdad que lo siento, no quería hacerte daño.
-No pasa nada, está bien, no es lo peor que le ha pasado aquí-dice la voz del chico pelirrojo, que se llama Marc.
-Para que deje de sangrar presiona la herida hará que se corte la circulación, y parará al hemorragia.
El chico me mira, con los ojos iluminado y me abraza. Me sorprendo, porque le acabo de rajar la cara con una daga, y ahora me está abrazando mientras llora, pero en poco tiempo el devuelvo en abrazo.
-Ey ey-le acaricio un poco el pelo-. Tranquilo, ya está-intento tranquilizarlo, y el niño me mira.
-¿Vas a ser nuestra mamá?-pregunta, con los ojos llorosos.
Me quedo paralizada por la respuesta, pero después sonrío y le vuelvo a acariciar el pelo, no quiero que se ponga a llorar de nuevo.
-Mmmm...¿por qué no? No tengo nada mejor que hacer.
Al niño se le ilumina la cara, y comienza a dar saltos de alegría, diciendo algo de que la familia está completa.
-En fin, ¿donde voy después de puntería?-le pregunto a Marc.
-A tiro con arco, después esgrima y cuerpo a cuerpo.
-Gracias, una última cosa. ¿Por donde se va?
-Ves hacia la derecha, es una rotación hacia la derecha. Ahí encontrarás un claro.
-Muchas gracias.
-De nada, por cierto me llamo Marc, y el niño es Cris-se presenta.
-Creo que ya lo sabéis, pero soy Sofía. Gracias otra vez.
Me voy de ahí, y comienzo a caminar por el espeso y verde bosque. Me siento bastante desorientada, no es mi especialidad moverme por el bosque, creo que está claro que soy de todo menos una chica de campo, y no he pasado por aquí.
Ante la duda de girar, simplemente sigo hacia delante, y poco a poco escucho ruidos. Son fuertes, algo se clava sobre algo. Camino un poco más, hasta que llego al claro, donde está Álex tirando con arco. No falla una, da en la diana de todas.
Justo después del tiro, entro a saludarlo, para que no haya incidentes de flechas sobre mi.
-¡Hey, Alex!-le saludo, caminando hacia él. Este me devuelve el saludo, y se acerca a mi-Veo que esto si se te da bien, es tu especialidad.
-En esto si te puedo ayudar. Se me da muy bien. Lo primero coge un arco, con un carcaj de flechas-hago lo que me dice, y vuelvo a donde está Alex-. Bueno, lo primero será poner la flecha entre las dos marcas que tiene la cuerda, que hacen que la flecha quede recta. Alza el brazo, que ha de estar completamente recto y sostén el arco, no lo agarres porque eso te hará temblar, de hecho, cuando vayas a tirar afloja el agarre sobre el arco. Sube el arco, y tensa la cuerda, apunta a donde quieras tirar, y cuando tu mano esté a la altura de tu ojo-suelta la flecha-, tiras.
Hago lo que ha dicho, pero él me corrige rápidamente.
-Agarra la cuerda con tres dedos, y el índice sobre la flecha.
Vuelvo a hacer todo lo que me ha explicado, y cuando mi mano llega a mi ojo, simplemente suelto la flecha, que se clava en el anillo banco. Mi puntería es pésima.
-No te preocupes, la primera vez que yo hice esto ni siquiera le di a la diana-me trata de animar, a lo que yo levanto una ceja incrédula-, Bueno le di al anillo rojo, pero no está tan mal-le vuelvo a mirar-. Bueno para ser sinceros si está un poco mal.
Vuelvo a intentarlo un par de veces más, pero no alcanzo más del anillo azul. Así que decido parar y descansar por un rato.
-Bueno Alexander, cuéntame algo. Tu que sabes tantas cosas de Neverland.
-Bueno, especifícame, tengo mucho acerca de lo que te puedo contar.
-Todo lo que es-miro a mi alrededor, detallando cada detalle del hermoso bosque-, el bosque, tiene algo inquietante en su extraña belleza. Algo...como decirlo...oscuro, siniestro.
-Eso se debe a varios factores. El bosque en si es...oscuro, debido a lo frondosos que son sus árboles, osea la luz no se filtra de todo bien, pero hay distintos factores que lo hacen siniestro. Primero, todos los seres que habitan en este bosque, no son ciervos, jabalíes y aves. Hay otras criaturas como sirenas y otros, pero se me olvidaron desde la ultima vez que leí el bestiario.
-Espera...¿aquí hay libros?
-Si, hay una pequeña biblioteca.
Le cojo de los hombros bruscamente y le miró seria.
-¿Dónde hay libros? NECESITO leer algo.
-No te lo puedo decir, fue un privilegio cuando gané una competencia hace mucho.
-¿Si gano una competición habrá libros donde pueda leer?
-Mmmm...sí, se podría decir.
-No se hable más, a entrenar que quiero mis libros-me levantó motivada, pensando en lo que pueda leer.
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Diarios de una niña perdida. (Peter Pan ouat)
FanfictionCaminaba tranquila por mi habitación, cuando noté que había un tablón un poco salido, y que sonaba hueco. Me senté, y comencé a darle golpes con mis nudillos, hasta que detecté el espacio hueco. Me apresuré a sacar esos dos tablones sueltos, y vi aq...