Capítulo 5.

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Comenzamos a caminar hasta que llagamos a un árbol y yo miro a Álex, con una cara divertida

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Comenzamos a caminar hasta que llagamos a un árbol y yo miro a Álex, con una cara divertida.
-¿Vamos a comer en un árbol?- le pregunto con un evidente tono de burla a Alejandro.
-Algo así...
Se acerca al árbol, y hace un pequeño rimo. Dos toques seguidos, una pequeña pausa y otro toque. Finalmente le da una patada, y el la tierra bajo nosotros se cae, haciendo un tobogán que nos lleva bajo tierra, aunque esto parece una casa dentro de un enorme tronco.
-¿Qué acaba de pasar?-pregunto.
-Es un hechizo, cuando estás dentro del árbol, te haces más pequeño, lo que hace que esto se parezca a una casa. Bueno, en la planta en la que estamos está el comedor, la cocina y un espacio grande con cojines que nunca utilizamos. En cada planta, encontrarás una puerta con cuatro nombres, y en la de arriba del todo la de Pan, tenemos prohibida la última planta. Cada habitación es distinta. Unas te llevan a una pequeña selva sin animales, solo playas, y duermes en ella; y otras son simplemente una habitación depende de quienes duerman ahí.
Voy al comedor, donde había una mesa larga de madera, aparentemente madera de roble. A los lados, hay niños perdidos, y al fondo al extremo hay una silla, que más bien parece un trono, donde está claro que se sienta Peter. No sé dónde sentarme, y está claro que cada uno tiene su sitio, y no es mi intención molestar a nadie. Así que me quedo a un lado de la puerta, esperando a un lado de la entrada.
-¿No te vas a sentar?-pregunta Alejandro, mientras se acerca un poco a mi.
-Creo que es obvio que no tengo sitio donde sentarme, y no le quiero quitar el sitio a nadie-explico.
-Bueno, entonces te presentaré a los niños perdidos. Bien, el que está a la derecha del asiento grande, a tu izquierda, es Félix, la mano derecha de Pan, por ello que se sienta a su derecha; a la izquierda del asiento, se encuentra James, es como el tercero al mando; es el rubio al lado James, es Líam, es un corredor excelente, tiene el mejor fondo de todo el campamento, en una pelea podría aguantar un día entero, sobretodo se le da bien el cuerpo a cuerpo; al lado de Félix, ese es Richard y a su lado Mario, ellos dos forman la pareja de los mejores cazadores, son mejores amigos, y nunca se separan; al lado de Liam encontraremos a Éric, ese que tiene el pelo negro y los ojos azules; a su lado, un chico con el pelo castaño y ojos azules, Gabriel; al lado de Gabriel, otro castaño de ojos azules, Max; en frente de Max, el rubito de ojos verdes, Ethan. Esos cuatro son los expertos en lucha con espadas, dagas, hachas finas y cuerpo a cuerpo. No llevan la cuenta de la gente que han matado.
»Siguiendo con la gente tenemos al lado de Ethan, el castaño de ojos azules, Luke; a su lado el rubio de ojos azules Harry; y en frente de Harry, otro que tiene el pelo castaño y los ojos verdes, pero muy claros, es Pedro. Estos tres son los expertos en puntería,  se les da genial el tiro con arco y las ballestas. Al lado de Pedro, un pelirrojo pequeñín de pelo rizado, Marc; en frente, otro pequeñín de pelo rubio Cristian. Son los peques, expertos en rastreo y misiones de reconocimiento. Por último yo, que me siento en el asiento libre entre Richard y Félix, ahí me siento yo. Soy el que se encarga de las estrategias, pongamos que me junto con Pan para cuando vienen visitantes no deseados. La mano derecha y la izquierda para pegar, yo sería como la cabeza que coordina a los brazos.
-Ohhh perdone usted, mister persona importante, no sabía que controlabas-digo con un tono de burla.
-No es para tanto, si no me sentaría al lado de Pan-dice rascándose la nuca.
-Bueno, corre antes de que llegue Peter, o si no te van a echar la bronca-digo empujándolo hacia su sitio.
-Adiós, nos vemos luego-se despide para irse con sus amigos, los cuales le reciben con empujones y pequeños puñetazos, mientras que le dicen algo que, a esta distancia, no logro escuchar.
De repente, aparece Peter, de la nada, y todo el mundo le aplaude. Él mira a su alrededor, con el ceño fruncido, finalmente su mirada se fija en mi, y me perfora con esta. Creo que es una manía suya, lo de mirar a la gente de manera tan intensa.
Después de mirarme, me ignora y se pone a hablar con Félix.
Espera, ¿no me va a dar un sitio? Eso sí que no, ni de coña.
Me acerco a él, dando pasos grandes enfadada. Al llegar a él, estaba mirando para el lado contrario, así que le cojo de la oreja, y le tiro hacia abajo para que me escuche.
-Mira chico, como no me des un asiento vamos a tenerla-le digo a la oreja, tirándole cada vez más.
-¿Tener que? ¿Sexo?-me dice burlón.
-Ohh, algo mucho mejor que eso, voy a torturarte de la manera más creativa que tenga, y en ese sentido soy más creativa de lo que parezco, así que dame un sitio-le digo agresiva, para después darle un último tirón de oreja-¿te ha quedado claro?-no dice nada, dándome a entender que sí, así que le suelto.
-No se si te has dado cuenta, pero no hay silla para ti, pero si tanto deseas un asiento...-dice con una sonrisa burlona, para después cogerme la cintura y levantarme, acto seguido me sienta en su regazo. ¿Y este puto personaje de dónde coño ha salido?
-Suéltame, no me gusta que me toques. Todos nos miran, y no es mi preferencia ser el centro de atención-le digo girando mi cabeza, quedando frente a frente-. No te lo voy a volver a repetir, suéltame.
-Petición denegada-me responde divertido.
-No te lo estaba pidiendo, es una orden-le digo totalmente seria.
-Una pena que las órdenes aquí las de yo-el cabrón, se está divirtiendo muchísimo, uffff que mal me cae.
-En fin, que me sueltes de una maldita vez idiota-me enfado aún más de lo que ya estoy.
-Tsk, tsk-chasquea la lengua-, así no habla una señorita.
-Creo que está claro que aquí no hay ni señores ni señoras, solo niños.
-Y una niña-me corrige. Es simplemente irritante, saca lo peor de mi. Suelto un suspiro exasperada, tratando de relajarme.
-¿Qué quieres?-le pregunto.
-¿Qué me ofreces?
-No propinarte un puñetazo, porque estoy a punto de hacerlo.
-Mmmm....-finge que se lo piensa-no me sirve.
Entonces extiendo un poco los brazos y luego entrelazo mis manos, formando un puño y poniéndolo fuertemente en mis rodillas.
-No se entonces, creo que me has visto cara de adivina o algo por el estilo.
-No pero de maga si, ¿como te has cambiado de ropa?
¿Como?
Miro hacia abajo, y efectivamente tenía una ropa diferente, exactamente con la que había llegado.
-En cuatro horas, te da para ir al árbol de las hadas y pedirles tu antiguo atuendo y cambiarte. Como creo que comprendes, ir por un bosque con un vestido pomposo no es lo más cómodo, mucho menos para esconderse-digo obvia. La cosa es que me lo acabo de inventar de una manera, si ha colado salto de alegría.
-Pensaba que habías hecho magia.
-Si, JA, yo magia, soy lista ese es el problema. El caso, que me sueltes, déjame irme ya.
-Pero si estamos teniendo una conversación muy entretenida.
-Sí, súper entretenida-digo sarcástica. Al menos voy a comer algo.
Miro la mesa, y la verdad es que nada parece haber pasado un control de sanidad, pero me aguantaré con lo que tienen.
-¿No tenéis nada de verdura?-pregunto extrañada.
-Aquí vivimos de la caza, eso de las verduras no es lo nuestro.
-Sois unos gilipollas. Os tiráis un día tratando de cazar un jabalí, cuando podrías tener un cómodo huerto a vuestra disposición a un par de pasos.
-Si estás dispuesta a iniciarlo tu.
-Con el tal de no solo comer todos los días esto-señalo toda la comida-lo que sea. Pero ya que estamos, y para que creas a todo se necesita tiempo cosa que no tengo, me lo dejas tú todo ya crecido, y ya luego lo trabajo.
-¿Me ves con cara de mago?
-Acabas de aparecer de la nada, has aparecido un reloj de arena enorme en medio de el campamento, has hecho aparecer toda la comida y me has traído aquí-enumero con mis dedos-. Definitivamente te veo con cara de mago.
-¿Y que gano yo?
¿Este tío va enserio?
-Tener comida a dos pasos de distancia y un menú variado.
A él parece fastidiarle el hecho de que le haya respondido tan fácilmente a todo, y él no haya podido sacar nada de ello.
Me doy la vuelta triunfal, y pillo un trozo de lo que había en la mesa. Le doy un mordisco sonriente, y sorprendente, está bueno.Lo engullo todo, y otro, y otro más. Hasta que estoy que reviento, y como Peter ya ha bajado la guardia suficiente, me bajo de él. Al hacerlo, este me mira molesto, y me habla.
-¿Quien te ha dicho que te puedes bajar?-pregunta enfadado. Me giro para contestarle.
-Mi cabeza me ha dicho, Sofía baja de ahí, ese señor es una mala persona. Así que le he hecho caso, así que me voy a hablar con Alejandro. Adiós-me vuelvo a girar, y tenía la sensación de que iba a volver, de hecho esa era la intención de Peter, pero algo lo detiene.
-Pan, déjala, tenemos que hablar-dice Félix. Le miro, y con mis labios articulo un Gracias mientras él me mira, y creo que ha captado el mensaje.
Me dirijo hacia Alejandro, que está de espaldas a mi, y le doy un golpecito en el hombro.
-¿Como está mi chico  favorito?-le saludo animada.
-¿Soy tu chico  favorito? Vaya, solo nos conocemos de un día-me responde gracioso. 
-Sí, porque de normal los idiotas me caen mal, un ejemplo es Peter.
-Se ve que os lleváis bien.
-Oh si, lo amo lo adoro, él y yo mejores amigos-digo lo último mientras cruzo mis dedos índice y corazón, formando así un corazón.
-¿Quien es tu amiga?-pregunta James.
-Oh, perdón si no me he presentado, soy Sofía, es un placer.
-Entonces eres la que va a tirar por tierra mis esfuerzos de enseñarle inglés.
-Oye, que el esfuerzo también es mío eh-le dice Alejandro a James ofendido.
-No, tampoco los voy a tirar por los suelos, solo le voy a devolver a sus raíces españolas.
-¿Espñolas? ¿Que reino es España?-pregunta James, claramente confundido.
-Bueno, está en Europa. Y más que un reino es un país.
-¿Dónde está Iuropa? ¿Es algún lugar al sur de Agrabah.
-¿James, de dónde eres?-pregunto intrigada, ¿cómo que no sabe dónde está Europa?
-Soy del bosque encantado-dice la mar de augusto.
-¿Como el bosque de Blancanieves y el Príncipe Encantador?-pregunto divertida.
-Bueno, cuando me fui Blancanieves era una niña, supongo que será una reina, por lo que has dicho.
-Mola, como en un cuento de hadas.
-Yo pensé lo mismo cuando escuché del bosque encantado-dice Alejandro, girándose para verme de nuevo.
-Ya ves, es bastante raro.
-Escúchame, que por ahí vas andando tan tranquilo y te encuentras con un hada que te concede deseos.
-Bueno, por aquí vas andando tranquila y te aparece un niño psicópata mago. No hay mucha diferencia.
-¿Estas hablando de Pan no?
-Si, es un maldito psicópata.
-¿Acabas de decir que Pan es un psicópata?-pregunta Félix, sorprendido, interrumpiendo nuestra conversación.
-¿Entiendes español?-me extraño.
-No, pero he escuchado psicópata que se parece mucho al inglés y antes Pan, y me lo he imaginado.
-Te han pillado criticándolo.
-Ya, me he dado cuenta Alejandro.
-La verdad, han habido muchas que han empezado como tú-dice James.
-¿Realistas?
-No, difíciles-me responde James.
-No se como serían el resto, pero me hago una idea, y me dan náuseas-digo, mientras me imagino a Peter y a una tía besándose.
-Era nauseabundo, se ponían a morrearse en medio de la comida, y se nos iban las ganas de comer-dice Alejandro.
-Y yo estoy en primera fila, así que si haces eso con Pan, no lo hagas en público por favor-me pide James.
-Jajajajajaja, yo con Peter haciendo esa mierda, no me hagas reír. Antes muerta que salir con ese idiota de ahí.
-Esa boca-dice para pegarle en la mano que tenía sobre el respaldo de su silla-menos mal que no te entiende, si no ya estarías muerta y enterrada.
-Es culpa suya, no mía, haber aprendido español-digo encogiéndome de hombros.
-Eres de lo que no hay.
-Yo creo que va a caer por Pan en unos cuarenta amaneceres, lo que duró la otra aquí-dice James.
-Me apuesto veinte amaneceres de lavar los platos a que no-dice Félix convencido.
-Trato hecho, y si yo gano lavas los platos durante veinte amaneceres-dice James para darme la mano a Félix, el cual la acepta.
-Siento decírtelo James, pero vas a perder-intervengo.
-Eso no lo decides tú-dice James, mientras se pone ambas manos en la nuca, siguiendo con su firme idea.
-De hecho, eso lo decido yo-le respondo, con cierto tono de superioridad.
-Bueno, vuestra amena charla de hace unos momentos dice lo contrario-me responde James, con una sonrisa juguetona.
-Si por amena charla quiere decir que yo le insulto, y él se ríe de mi, sí, ha sido una amena charla-digo sarcástica.
-Sí, se nota que eres de esas personas que le van a caer bien a Pan-dice Félix convencido.
-Si yo a él le puedo caer bien, el problema es que el a mi me cae como el culo. En unas siete reencarnaciones, me plantearía hablarle de manera agradable-me vuelvo a quejar en español, ya que sé que está relativamente cerca, y que me puede escuchar.
-¿Puedo preguntar por qué haces algunas frases en ese idioma?-pregunta Félix.
-Porque son cosas, que nadie de aquí está preparado para escuchar. Es algo avanzado, y demasiado complejo.
-Sí, avanzado y complejo-dice Alejandro sarcástico-. Me cae como el puto culo o ni en siete reencarnaciones-me cita.
-Ojos que no ven...
-¿Corazón que no siente?-me interrumpe Alejandro.
-Iba a decir ostia que te pegas en la frente, pero eso queda más poético.
-En fin. ¿Salimos ya a fuera?-les dice a Félix y James.
-Vale-dicen los dos, levantándose de sus sillas.
-¿Qué hay fuera?-pregunto, mientras ellos comienzan a andar hacia el exterior de la carpa.
-Ya lo verás-dice Félix.

Diarios de una niña perdida. (Peter Pan ouat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora