Capitulo 3.

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Ahora cuando se hable en español la letra será así, y cuando se hable en inglés pues normal.
Actuar, es algo que todos saben hacer, lo que pocos saben hacer es mantener la actuación hasta el final.

-Por fin nos encontramos Sofía-dice sonriendo cínicamente

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-Por fin nos encontramos Sofía-dice sonriendo cínicamente. Antes de contestar, decido analizar bien mi situación. El chico me miraba con sus ojos esmeraldas con un notable cabreo, no creo que le haya hecho mucha gracia que me haya escapado por tanto tiempo de él.
-Ho-Hola-digo bajando la cabeza, haciendo una pequeña reverencia. De momento me conviene ser inocente, tengo la sensación de que si soy confiada y arisca no me conviene. Si esto fuera una pelea igualitaria, está claro que ganaría, pero no lo es, estoy segura de que él tiene algo más que una cara bonita.
-No tengo ni idea de lo que has dicho-dice para después ponerse de cuclillas. Mierda se me ha olvidado hablar en inglés-, pero lo que sí que sé es que te has logrado librar de mis niños perdidos-dice amenazante, y siento como sus ojos me perforan, yo de mientras trato de esquivar su mirada bajando la cabeza-, y nadie se ríe en mi cara.
-L-lo siento, s-solo que por los nervios decidí ir a buscar algo de agua, y-y después cuando iba a volver casi me cargo a Rosa, y después me quedé aquí. N-no sabía que me estabais buscando.
El me miró alzando ambas dejas como diciendo, "¿te estas quedando conmigo?", pero yo sigo con esa mirada inocente de no saber que coño está pasando.
-Bien, en ese caso-dice para ponerse de pie-, devolvedla a su tamaño original. Se viene conmigo.
Por un momento bajo la guardia, pero en seguida corrijo mi expresión y vuelve a su expresión tranquila. No quiero irme con él, y se que ellas tampoco quieren que me vaya, pero no tenemos muchas mejores opciones. Todas asienten y van a preparar algo para que pueda recuperar mi estatura, sin embargo yo me quedo ahí, pensando en algo que pueda salvarme de ese destino de irme a ese lugar lleno de adolescentes.
-Emmm...disculpa-digo tratando de llamar la atención de aquel adolescente-¡oye!-sigue sin hacerme caso así que grito más alto-¡EY!
Ahora si se gira, y me mira molesto.
-¿Qué quieres?-dice irritado.
-Me has quitado las palabras de la boca. ¿No se supone que no existían niñas perdidas?
-¿Y que te hace pensar que quiero que lo seas?-dice sonriendo con un tono de burla.
-El estar aquí, o de que quieras llevarme contigo y estorbarte en vez de dejarme a bajo la custodia de las hadas.
La verdad me esperaba algo como, buen punto, o que asintiera. Pero no, esto os va a sorprender.
-Estás aquí porque a mi me apetece, y punto.
Lo miro como diciendo, ¿que te has creído, el rey? Literalmente es la respuesta de un niño malcriado.
Es simplemente arrogante, y con un ego demasiado subido.
Entonces salieron las hadas, que ya lo tenían todo preparado para llevarme con Peter. Me acerco a Rosa para despedirme de ella, y esta se abalanza a abrazarme.
-Hey Rosa, tranquila. Todo va a estar bien, ya verás como nos volveremos a ver-la consuelo mientras acaricio su cabeza. Escucho un pequeño sollozo de su parte, y se me resquebraja el corazón. La separo de mi, para ver su condición, y logró ver como se resbalan las lágrimas por sus mejillas-. Hey, mírame. Como te vea llorando más no te vuelvo a hablar, ¿me escuchas? Hablo más de siete idiomas, nada es imposible para mi.
Veo como trata de responder, pero su llanto se lo impide.
Me separo de ella una vez que para de llorar, y me dirijo a la jefa.
-Te echaremos de menos por aquí-dice sacando esa especie de purpurina mágica.
-Usted sabe que eso no es así-bromeo-. Bueno, vamos allá, una nueva aventura me aguarda.
Cierro los ojos, para dejar que ese polvo me rodeara de nuevo, solo que ahora la sensación era mucho mas distinta. Estoy aturdida, como cuando te levantas de la cama de golpe, exactamente lo mismo.
Una vez abro los ojos, me permito ver mejor las facciones de Peter. Su expresión es dura y seria, y tiene unos ojos esmeraldas que a pesar de ser los mas bonitos que he visto nunca, también son los más aterradores.
-Si ya has dejado de analizarme, podemos irnos-dice en un tono burlesco.
-Bien, vamos a ver a donde me llevas.
Él parecía complacido por mi obediencia, cosa que a mi me aseguraba estar en calma por un buen tiempo. Si le hacía caso no se enfadaba, y mientras no me no voy a tener que poner a este niñato en su sitio. Así que no pasa nada.
El camino es tranquilo, no hablamos nada, pero tampoco estaba para hablar, siento que si hablamos acabaríamos pegándonos, y creo que es obvio que mi . A parte estoy muy ocupada analizando el terreno, es un lugar peligroso, de eso estoy segura, pero él aura del muchacho que tengo frente a mí es capaz de espantar hasta a las más grandes bestias.
-Te veo muy callada-dice Peter, entonces reacciono y me doy cuenta de que me habla a mi.
-Sí, estoy tratando de reconocer el terreno, y de memorizar algunas cosas que me ayuden a situarme si algún día me pierdo-le contesto a Peter sin apartar mi vista del paisaje. Este sin embargo suelta una risilla, y después vuelve a hablar.
-Te tomas esto demasiado enserio.
-Está claro, este lugar no es tan seguro como bonito, sé que apartas a las bestias, te temen. De algún modo las intimidas, y eso hace que no se quieran acercar a nosotros.
-Vaya, veo que tenemos a una listilla.
-Supongo que si me llamas así es porque el coeficiente intelectual en tu entorno no debe de ser muy alto.
-Digamos que los niños perdidos no son precisamente unos genios.
-Es una pena, el saber es uno de los mejores dones del mundo. Te permite saber cuando estás en apuros y cuando no, como actuar, es algo que me ha ayudado a lo largo de la vida.
El me dedica una mirada con cierta malicia, la verdad es que no se que quiere decir, pero no es nada bueno.
El resto del trayecto estamos en silencio, hasta que llegamos a una especie de campamento, y hay una especie de foca ya en medio. Oye esto tiene su encanto, pero como siempre el encanto no tapa lo peligroso. Mi "sexto sentido" me dice que es más peligroso pasar tres días aquí, que uno en el bosque.
Niños y adolescentes juegan con espadas y arcos, y van de aquí para allá riendo, parecen ser felices. ¿Será este el lugar que menciona el libro? Nos dirigimos hacia la fogata, que no está muy lejos de las afueras, y Peter se sube a una caja, para llamar la atención de todos esos niños.
-¡Chicos!¡Atentos!-grita llamando la atención de todos, estos dejan lo que estaban atentos para reunirse a nuestro alrededor. No eran muchos, menos de veinte, exactamente diecisiete sin contarme a mí y a Peter. Se escuchaban murmullos y cuchicheos, especialmente sorprendidos de que sea una chica, como si no hubieran visto una en años-¡Silencio!¡Os presento a vuestro nuevo compañero, no compañera! Por favor, preséntate.
-Umm, b-bueno, me llamo Sofía. Soy una huérfana que vivía en la casa de acogida del ayuntamiento de Córdoba. Es un placer-los saludo a todos, los analizo, y veo a uno que me mira más fijamente que todos.
-Bueno, todos seguid con vuestras vidas-dice Peter. Todos hacen caso, y yo me siento al pie de un árbol para descansar.
La verdad es que espero irme lo antes posible de aquí, este lugar no me agrada. Estos chicos, a pesar de parecer majos, son unos diablillos y su jefe un demonio, es eso que no se ve a simple vista y sabes que es así.
-¡Hey!¡Chica!-sin darme cuenta, el chico que me miraba tan fijamente, estaba frente a mi, claro que mi "inocencia" no sería creíble si tuviera una reacción normal, así que le di un puñetazo al aire por el "susto". Sin darme cuenta, le había dado en la nariz. El chico gimoteaba de dolor, y yo me llevo las manos a la boca a modo de preocupación.
-Lo siento de verdad que lo siento-digo con ambas manos temblando, una de ellas estaba en mi boca, y la otra se dirija temblorosa a su hombro temblorosa.
-Tranquila, yo también soy de Córdoba-dice con una voz ronca, debida a que se tapaba la nariz con fuerza-. Aunque bueno, das unos buenos puñetazos, seguro que encajas bien aquí.
-En verdad que lo siento, no quería darte en la nariz, es que me has sorprendido-me disculpo arrepentida.
-Hey tranquila, no pasa nada, he recibido peores golpes-dice tratando de tranquilizarme.
-Espera...¿has dicho que eres de Córdoba?-digo ahora que me he dado cuenta de lo que había dicho.
-Si, efectivamente-afirma, para después tirarse al suelo y sentarse con las piernas cruzadas.
-Entonces también hablas español-le digo en nuestra lengua.
-De hecho, creo que no te has dado cuenta de que lo estábamos hablando.
-Ay muchacho, te quiero. Por cierto ¿cómo te llamas?-le pregunto cuando me acuerdo que no tiene su nombre.
-Alejandro, para los amigos Alex. Pero todos por aquí me llaman Alexander.
-Que descarados, tu te llamas Alejandro, no Alexander.
-Ya ves, aunque al principio me molestaba más, ahora como creo que es obvio casi ni me afecta.
-Bueno, parece que aquí no todos son unos descerebrados. 
-Y también parece que tú no eres la niña inocente que dices ser.
-Las apariencias engañan-una sonrisa juguetona aparece en mi rostro.
-¡Bueno niños! ¡Ya que hay una nueva compañera, me gustaría organizar un juego!-dice Peter apareciendo de la nada en medio del campamento-¿A que juego deberíamos Jugar?-pregunta a los niños perdidos.
-¿Qué tal si jugamos a las escondidas?-sugiere un chico rubio, de ojos grises y una cicatriz en la mejilla.
-Vale, jugaremos a las escondidas, pero diferente-una sonrisa cínica, la cual da escalofríos, dibuja en su rostro-. Todos buscarán a nuestra invitada, la cual tendrá noventa segundos para huir. Tienes que esconderte de nosotros durante cuatro horas. El primero en traerte al campamento gana. Si ganas, te concederé un deseo, el que tú quieras, que supongo que será volver a tu casa. Si cualquiera de vosotros gana, os concederé un deseo y tú tendrás que quedarte. Sin embargo si yo gano, te torturaremos por todo lo que te quedará de vida.
Un escalofrío me recorre, la idea de que me atrape Peter es lo peor.
-Ahora mismo me siento un poquito cansada, ¿no sería mejor mañana?
-Sí claro, tal vez el mejor sitio es el bosque oscuro ¿no?
Lo miro por unos segundos, y comienzo a pensar que eso del bosque oscuro no es muy seguro que digamos.
-Vale, pero yo pido imponer una regla-añado.
-Adelante-dice Peter divertido.
-No podrás utilizar tu magia, con lo cual tampoco tu conexión con la isla, así que no me podrás rastrear.
-No esperaba menos de nuestra primera chica. Bueno, ahora comienza a correr. Oh, y por cierto, se permite el uso de violencia para traerte al campamento.
Maldición. 
Cuando el primer segundo pasa, ya estoy corriendo. Piensa Sofía, un lugar donde ellos no te vayan a encontrar.
Pero juego con desventaja, no conozco muy a fondo la isla.

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Diarios de una niña perdida. (Peter Pan ouat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora