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Hanni

Llevaba unas diez páginas leídas cuando se me empezaron a entrecerrar los ojos. En unos segundos había imitado a mi compañera de asiento cayendo en un sueño profundo. 

Me desperté cuando sentí el frenazo del bus que indicaba la parada a medio camino para poder ir al baño o tomar un café en el área de servicio. 

Mierda. 

Me di cuenta de que mi cabeza se había caído hacia un lado apoyándose en el hombro de Kim Minji. Abrí los ojos y me aparté rápidamente esperando que la chica siguiera dormida. Era una situación incómoda, demasiado cercana para nosotras, me moriría de vergüenza si se daba cuenta de que había invadido tan abruptamente su espacio personal. 

La suerte estaba de mi lado y observé sus ojos todavía cerrados. 

Ahora solo tendría que despertarla. 

—Oye, despierta—primer intento fallido.

Apreté su brazo y lo sacudí.

—Kim Minji, hay que bajarse. 

Ahora sí, sus párpados se despegaron y me miró con el ceño fruncido.

—Mierda, con lo a gusto que estaba—su voz sonaba grave y áspera. Bastante sexy, cosa que no diría en voz alta ni aunque me pagasen.

—Vamos, necesito ir al baño.

Bajamos y nos encontramos con Daniel y Harry, quienes tenían una sonrisa sospechosa en su cara y charlaban muy animados. 

Me parece que el cambio de asiento al final no le molestó tanto a mi mejor amigo. 

—¿Qué tal?—le pregunté.

—Muy bien, hasta ahora se me está haciendo bastante corto, Daniel me ha mostrado un juego en el móvil muy entretenido.

—Si queréis os digo cuál es y así podréis jugar vosotras lo que resta de viaje. Es como un escape room, pero hay que jugar entre los dos, ya que uno esta en el pasado y otro en el futuro y hay que dar pistas al otro para poder continuar—explicó Dani emocionado.

Los cuatro caminos hacia la tienda para entrar a los servicios. 

—A mí todavía me hace falta dormir un rato más—se excusó Minji.

—¿Eso significa que seguiremos con los asientos intercambiados?—pregunté.

—Sí, yo quiero seguir jugando—respondió Harry. 

—Genial—dije amargamente. 

—¿Qué pasa? ¿Ahora no quieres sentarte más con Minji?—me picó Harry.

—Es que no para de dormir—me quejé.

—¡Pero si tú también te has dormido!—me recriminó ella.

Nos pusimos en la fila de alumnos que querían acceder a los baños.

—Yo no me he dormido, he estado leyendo—mentí.

—Claro, y a mi me duele el hombro porque es la mejor postura para leer. Me he despertado en algunos momentos, Pham Hanni, eres una mentirosa.

Ups.

Sentí el calor de la vergüenza recorrer mi cara.

—Bueno, pero ahora te vas a volver a dormir y yo no tengo más sueño.

—Nosotros entramos ya, los chicos tardan menos en el baño—dijo Dani. —Luego pediremos un café en el bar de al lado, os esperamos allí. 

Se metieron en el servicio de hombres. 

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