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No lo se

Por qué recuerdo el olor del mar, tu junto a mí

Por qué recuerdo el olor del mar, tu junto a mí

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El día era hermoso y agradable. Kakyoin nada por el amplio mar, disfrutado de la vida. Había visitado la isla de las lamias y convivió con ellos por un par de días. Aunque la pelirroja no lo mostraba se sentía sola y solía buscar a otras criaturas para convivir.

Otra vez devuelta en el agua vio un bote en la superficie y rápidamente nado lo más lejos que pudo.

Aprendió de su padre que lo mejor era alejarse rápido de cualquier bote. Su padre solía contarle la historia de cómo una vez su grupo tuvo la mala suerte de ser atacados por unos pescadores; él y sus compañeros resultaron heridos. Por ese incidente algunos de sus compañeros de grupo murieron y el padre de Kakyoin termino separándose del resto de su grupo.

A pesar de que Kakyoin no recordaba muy bien los detalles de su niñez, su única memoria era la de ella y su padre, solos. Su padre no hablaba de su madre y tenía miedo de preguntar, quizás era algo complicado.

Los años que estuvieron viviendo juntos, su padre le enseño a conseguir su comida, conocer los lugares seguros de mar y lo primordial, "No involucrarse con humanos porque eran peligrosos".

Ya estaba atardeciendo y el extraño bote ya se había ido.

Kakyoin nadaba rumbo a una cueva que había acomodado para ser su hogar. En su camino vio un objeto extraño. Con mucho cuidado se acercó a este, tomo una roca y se la lanzó. El extraño objeto blanco no tuvo ninguna reacción. La sirena se acercó lentamente y la tocó con su dedo, al ver que era un objeto inofensivo lo tomó entre sus manos.

Le parecía muy curioso era blanco y tenía unos detalles dorados, uno tenía una pequeña mano dibujada. A Kakyoin le encantó y se lo llevó con ella. Lo dejo en una parte de su cueva, junto con otros objetos que encontró en sus viajes.

—¡Qué cosa tan bonita! —dijo Kakyoin, mirando el objeto—. Pero... ¿Qué es exactamente? Creo que iré que con Yukako a preguntarle, ella sabe más de estas cosas.

Ya estaba anocheciendo y como le enseño su padre, se iba a dormir temprano. Era posible que de noche se encontrara con tipos peligrosos. Al día siguiente iría a ver a Yukako.

Temprano por la mañana, la sirena pelirroja nadaba hacia la casa de Yukako. Ella al igual que Kakyoin vivía sola; solo que la sirena azabache había decidido dejar a su grupo y vivir sola. Debido a que por esas aguas había visto a un joven de cabello plateado que había cautivado su corazón. Pensó que si permanecía ahí tendría la oportunidad de verlo de nuevo.

Kakyoin al llegar a su hogar la saludo y salieron juntas a dar un paseo.

La pelirroja le mostro el objeto blanco y le preguntó qué era. Su amiga al verlo supo rápidamente que era.

The World's Continuation | JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora