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Continuar la ensoñación de esta vida tú y yo.

En la aurora que comienza a.... brillar. 

Jotaro preparaba una pequeña refacción y luego lo servía en unas bandejas para llevarlas al kiosco que estaba a unos metros de su casa

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Jotaro preparaba una pequeña refacción y luego lo servía en unas bandejas para llevarlas al kiosco que estaba a unos metros de su casa. En ocasiones pensaba que construir una pequeña cocina cerca del kiosco no sería mala idea. Antes de salir de su casa escucho el sonido de la puerta principal cerrándose, su esposa al parecer había regresado.

Kakyoin dejo su bolso en el sofá y al momento que vio a su esposo corrió a sus brazos y lo beso. Como si fuera el primer día, su amor estaba tan o más vivo que nunca.

—Eso se ve delicioso —dijo Kakyoin, observando las bandejas con comida.

—No te parecía delicioso cuando te prepare esta comida por primera vez, incluso la tiraste de la bandeja.

Jotaro se refería a una de las muchas ocasiones en las que Kakyoin rechazo su comida cuando recién la había rescatado.

—¡E-eso fue porque estaba asustada! —Kakyoin trataba de excusarse y su rostro estaba rojo—. Pero creo que si fui un poco grosera esa vez...

—No te preocupes —Jotaro acaricio la cabeza de Kakyoin—. Se que ese comportamiento era de esperarse en ese entonces.

La pelirroja le sonrió, se puso de puntillas y le dio un pequeño beso en la mejilla.

—Por cierto, quería enseñarte algo —Kakyoin fue a buscar su celular en su bolso—. Stella me envió unas fotos de su bebé.

El día de la boda de la amiga de Jotaro y Polnareff fue que Kakyoin pudo conocerla. Estaba muy nerviosa, demasiado era la mejor descripción. Pero la señorita era muy amable y en cuanto noto el anillo en el dedo de la pelirroja se apresuró en felicitarla y desearle lo mejor para ella y su amigo. Desde ese día comenzó una bonita amistad entre ellas.

—Su segundo hijo es precioso —dijo la pelirroja.

Vieron unas cuantas fotos más que Stella les había enviado, luego cada uno tomo una bandeja de comida y fueron juntos al kiosco. A unos pasos del kiosco se podían escuchar unas risas y el sonido del agua chapoteando.

—¡¿Por qué tardaron tanto?! —gritaron unos pequeños al mismo tiempo mientras salían del agua.

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The World's Continuation | JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora