Epílogo

1.4K 187 67
                                    

Susana decidió que debían continuar con el show de Sully para alegría de todos, siempre de la mano de su estricto productor. Dejaron a Aurora fuera de sus vidas por salud mental. El daño que les hizo no podía ser perdonado tan fácilmente. Necesitaba recibir una dura lección.

Samuel y Susana se casaron y mientras hacían una gira. A los pocos meses ella comenzó a sentirse mal. De inmediato supieron que estaba embarazada.

—No crees que es muy pronto para tener un bebé —le dijo a Sami y él sonrió.

 —Mi amor, después de quince años, creo que nos hemos visto muy lentos.

Susana se rio y lo abrazó, rodeó su cuello. Le dio un beso largo que de estar lleno de ternura avivo la pasión que sentían el uno por el otro. Tocó su estómago y lo miró extrañada.

—Sospecho que no seré la única embarazada —señaló mordiéndose los labios.

Samuel se apartó para tocarse la barriga.

—¿Se me nota mucho la subida de peso?

—Pues... —decidió exagerar su falso gesto de desaprobación.

—No me reclames nada, es el embarazo —bromeó arrancándole una risotada que atrajo la atención de quienes la oyeron fuera de la traila.

—Tontito, sabes que te amo como sea.

—Oh, gracias, que bueno que lo mencionas —dijo soltándose el cinturón. Susana sabia que mentía, pues al cerrar la puerta lo hizo con seguro.

Cuando sus cuerpos se fundieron en uno, Susana estaba sobre sus piernas con el traje de Sully puesto, aunque sin la peluca.

—Mi gordito pervertido, te amo tanto, tanto.

—Y yo aún más, mi futura gordita —se meció adentro—. Jamás pensé que volvería a ser tan feliz. 

Susana lo besó en la nariz.

—Y yo pensé que seguiría sobreviviendo, pero míranos, ya no somos solo tú y yo, ya somos cuatro —se tocó la barriga plana.

Samuel la vio incorporarse.

—Eres lo mejor que me ha pasado.

—Lo sé.

Samuel elevó las cejas.

—Si no te hubiera pervertido desde mi ventana, nunca me habrias tocado.

El hombre se levantó ajustándose la ropa.

—Pero sí me tocaba en tu nombre.

—Supongo que los quejidos lastimeros en tu cuarto eran gracias a mí —dijo orgullosa.

—Yo no... ¿Cómo sabes?

—Yo también te espiaba... mientras dormías.

Samuel elevó las cejas. 

—Me casé con una psicópata. 

Susana fue al baño a lavarse.

—Así es gordito y jamás, jamás te voy a dejar ir.

Samuel la vio regresar y pensó en su madre. Tal vez era tiempo de levantarle el castigo.

—Pensaba en...

—Yo también. Tal vez un año ya fue suficiente. No soy tan mala.

Samuel la abrazó y besó su frente.

—Aun así le dejaremos muy claras las reglas.

—Mientras estés conmigo no habrá nadie que jamás nos separe.

Se miraron y pudo ver a su hermosa Susy debajo del maquillaje de Sully, pudo ver su alma, así como ella lo vio con amor aun cuando era un gordito que creía que jamás podría conquistar a una chica tan bella.

Nada podría separarlos. Ya habían pasado por demasiada maldad que solo consiguió hacer más fuerte el lazo invisible que los unía, el de su gran amor.

EL ROMANCE DE SUSANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora