—Así que es productor.
—Sí y te he estado observando a detalle —respondió con un tono que la inquietó, tuteándola con naturalidad.
—Me di cuenta.
—Espero no haberte incomodado.
—Le confieso que sí.
—Espero que no me hayas malinterpretado, no lo hice con mala intención, además no me arriesgaría a coquetear con una payasa —dijo despectivamente, entre sonrisas— mucho menos con una que no sé si es bonita debajo de todo ese maquillaje.
—Creí que me había visto sin maquillaje.
—Te reconocí por la camioneta, no por tu físico.
—Oh, veo que tiene mala memoria.
—No, hermosa —aludió al halago del señor Carter—. Soy corto de vista.
—Disculpe no sabía.
—Pero hablando de cosas más interesantes, ¿porque no vas el martes a mi oficina y hablamos de negocios?
—¿Qué?
—Julian tiene razón, tienes un show muy bueno —dijo de manera inquetante, perversa.
—Pero...
—¿Te interesa verte solas conmigo o no?
—¿Perdón?
Carlos se quitó las gafas de sol y la miró fijamente.
—De acuerdo, será como quieras —dijo serio.
Susana no entendió qué ocurrió hasta que le dio la espalda para marcharse.
—¡Oiga! —lo llamó— espere —le pidió logrado detenerlo— si quiero ir a la cita.
Carlos miró a la payaso Sully, incluso así lucía adorable y comenzó a fantasear con lo que sería repetir una de aquellas candentes escenas que vivieron antaño.
—Discúlpame, debo hacer una llamada urgente.
—Pero...
—Con permiso.
Susana se maldijo por no haber reaccionado de prisa, por haber perdido la oportunidad.
—Quiere hablar de negocios —le contestó a sus compañeros viéndolos emocionarse y lanzar gritos de felicidad.
—De veras Susi —inquirió Vivian— o sea que nos dará una oportunidad un programa.
—Te dije que Carlos era guapo —dijo Tiberio.
—No lo dijiste —replicó Susana.
—Pero no es verdad —la tentó.
—Algo... —respondió Susana con desgano—, pero es lo de menos.
—Por fin compraremos vestuario decente —dijo Isaac el hermano menor de Tiberio.
—Si, necesitamos más brillo —dijo Mariana
—¿Necesitamos? —inquirieron Isaac y Vivian.
Susana se preguntó cómo podría conseguir una cita con Carlos, algo debía ocurrirsele.
Carlos la miró salir de su casa, parecía apresurada. Sonrió sabiendo que trataba de contactarlo para conseguir la cita que perdió, pero no se la iba a poner tan fácil. Apresuró su caminar y subió a la Jeep de lujo por segunda ocasión esa semana. Susana gruñó al verlo escapar. Ya no le cabía la menor duda de que estaba siendo grosero.
—Ni creas que te voy a dejar en paz.
En el programa matutino tenía una sección pequeña a las 9:30 y apenas duraba 5 minutos. Esa vez fue diferente para Sully y sus amigos pues Carlos llegó a presenciar el show.
—Viene a ver qué tan buenos somos —murmuró Vivian
—Oí que ya tiene a tres candidatos —agregó Tiberio.
Susana no se inquietó.
—Entonces ofrezcamosle nuestra mejor actuación.
—Así se habla —exclamó Isaac emocionado.
—Yo sí estoy nerviosa —dijo Mariana
—Tranquila, estás disfrazada —comentó Susana rodeándola con sus brazos.
Carlos se cruzó de brazos y nunca demostró lo divertido que le pareció el espectáculo. Tenía que controlar sus emociones, pero sobre todo haría sufrir a Susana. Mandaron a corte comercial y ella no perdió la oportunidad para correr hasta él.
—Señor Ortiz —lo llamó logrando al fin detenerlo.
—Sully, qué sorpresa.
—Oiga, necesito hablar con usted.
—Mmm —musitó y miró en dirección a donde estaba una chica alta y muy atractiva, la conductora de un programa al mediodía.
—No le voy a quitar su tiempo —agregó rápidamente— solo quiero disculparme —dijo sorprendiéndolo.
—¿Qué?
—Creo que mi actitud fue muy negativa el día que nos presentaron y no dejo de pensar en ello, lo lamento, soy un entretenedora y...
—Discúlpame Sully, en verdad tengo prisa —la interrumpió.
—No discúlpeme usted —le tocó un brazo y Carlos sintió una descarga eléctrica que debió reprimir—. Perdón —musitó y Susana vio la forma tan seria en que reaccionó por su atrevimiento— solo quería decirle eso.
Carlos siguió perturbado.
—Hablamos después Sully.
—Sí, señor.
¿Cómo era posible? se preguntaba Carlos ¿por qué su cuerpo reaccionaba así ante un contacto tan simple? ¡Debía estar loco! Solo esa podía ser la razón.
—Maldita sea —masculló en su oficina—. ¡Ni siquiera se acuerda de mí! ¡Es incapaz de reconocerme en cambio yo...!
—Susana —dijo Mariana saliendo del cuarto de atrás de la tienda de novedades.
—Dime
—Oye .. —dijo nerviosa y consiguió toda su atención
—¿Qué pasa?
—Es que mi papá y Sofía van a tener otro bebé
—¿Sí ? —sonrió
—Sí, imagínate que vamos a tener otro hermanito.
—Es una gran noticia —exclamó Susana saliendo de atrás del mostrador.
—¿Tú crees? —inquirió.
—Por supuesto —aseguró
—Es que me preocupo por mi papá, ya no es un niño y eso de que mi madrastra tenga 45 pues...
—¿Qué estás pensando?
—Es una idea que se me ocurrió, pero no sé qué pensarán ustedes.
—Dimela.
—Quiero venir a vivir con ustedes y trabajar en el show.
Susana se sorprendió
—¿En serio?
—No quiero ser una carga ahora que la familia está creciendo.
Susana mirola preocupada adolescente
—Dios mío, eres tan joven para estar tan preocupada —la abrazo.
—Ya me conoces.
—Mi amor nunca ha sido una carga y estaremos encantados de tenerte con nosotras.
Mariana se puso llorosa.
—¿Crees que no seré mucha molestia?
—Bueno a veces un poco —bromeó—, pero primero...
—Hablarás con mi papá.
—¿Qué te parece que esperemos al final de las vacaciones? Quizás para entonces ya habrás cambiado de opinión.
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EL ROMANCE DE SUSANA
RomanceCarlos Ortiz era un apuesto productor de televisión exitoso, sin intenciones de atarse a ninguna mujer y es que a pesar de que habían pasado los años, aún olvidaba el dolor tan grande que Susana Guzmán le causó al engañarlo. Por eso, cuando regresó...