"Enamorarme de ti, por primera vez, una vez más."

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Siempre me he considerado un hombre libre de toda manipulación, hasta que tus labios emplearon la mejor maniobra de seducción.

Induciéndome a la parte más onda del abismo de tus hoyuelos.

Encajando en perfecta sintonía con la rima que hacían tus ojos con mi pelo.

Tenía un sin fin de posibilidades, sin preferencia, donde posar mis ojos durante horas y llegé a rogarle tiempo al tiempo pidiendo minutos de mas para quedarme con menos partes de tu cuerpo sin recorrer.

Si pudiera elegir enamorarme nuevamente de ti, elegiría volver a hacerlo.

Eligiría que pudieses volver a bailarme descalza en el balcón del segundo piso donde tres veces nos dijimos te quiero.

Escogería besarnos un sin fin de veces por primera vez.

Hubiese preferido no enamorarme de ti la primera vez que te vi, porque tu ropa no iba acorde con tu risa, porque tu carisma no se ponía de acuerdo con tu maquillaje y porque tendría que volver a conocerte de nuevo.

Porque volveríamos a coincidir, en un mundo en el que no existen las coincidencias, y volveríamos a descubrirnos.

Desvelaste ser aquella flor que se marchita si la riegas demasiado. Demostrarte ser tan independiente de mí como de ti misma. No necesitabas luz para brillar tú sola. Tu mero reflejo muchas veces cegaba la parte más oscura de mí. Porque no estaba acostumbrado a ver la luna tan cerca de mis manos.

Aullaste a los cuatro vientos que gritar esta bien cuando no te escucha nadie. Me confesaste ser sorda ante los prejuicios que el mundo decidió atribuirte. Y no tardé en admirarte. No tarde en volver a enamorarme de ti por primera vez, por primera vez una vez más.

Encontré dentro de ti un hueco para mí, y no fue fácil superar el miedo de caer rodando al suelo cuando bailabas con mi camiseta vieja por la cocina. Pero ganamos cuando vimos la ventaja que teníamos ante el mundo cuando danzábamos de la mano. Porque hacíamos temblar las paredes de tu edificio. Porque seguía enamorándome de ti y era imposible que tanto afecto cupiese en tan solo 4 paredes.

tiempo después, nos desnudamos, y fue cuando los te quiero se me escapaban por la punta de los dedos y eran tus labios los que recibían mi casi muestra de cariño. Besamos nuestras cicatrices y abrazamos nuestros miedos. Nos hicimos uno, por primera vez, otra vez.

Seguí enamorándome de ti continuamente, día tras día, cada mañana de un modo distinto al día anterior, más intenso, más salvaje, más real.

Creamos un olor nuevo, el nuestro, me acostumbre a el de tal manera que nunca extrañé el tuyo propio, el tuyo antes de mí.

El tiempo nos arrugó la piel, y por primera vez, de nuevo, me pude enamorar de una nueva tú, enamorada de alguien nuevo como yo. 

Otras maneras de utilizar la valentía que el alma aguarda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora