"mi carta de suicidio"

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Son las 10:34 de la noche, ni si quiera el cigarrillo de hoy ha servido para calmarme, más bien ha sido una fracción de tiempo donde se me han aclarado más las ideas.

Necesito desahogarme, el problema es que estoy anclada a la parte más profunda del océano, y por más que intento nadar, mis fuerzas no superan el peso del ancla.

Todo ha cambiado, todo tiene un aire oscuro y molesto, al principio pensé que podía lidiar con ello, pero cuando llega la noche, dejo la puerta abierta y me invaden los recuerdos de la infancia, tienen un sabor a vida pasada. Y por más ventanas y puertas que cierro, solo escucho golpes desesperados por entrar de nuevo, pero sólo queda eso dentro de la habitación, oscuridad y ruido, que invade mi cabeza en cada situación de silencio.

No importa cuánto tiempo haya transcurrido, con cuántas personas he coincidido, ni con cuantas haya hecho el amor, la verdad, fuera de las sabanas ni si quiera puedo afirmar que haya conocido el afecto. No importa cuánto me autoconvenza de que todo va a estar bien, si cuando llego a casa, me miro al espejo del baño y veo que estoy totalmente calada, y no sé bien, si es pintura o es sangre.

¿Y qué es lo que se hace cuando no solo has defraudado a todo el que intenta quererte, y también has fallado a todos tus principios ?

Siempre queda algún vacío que nunca está desierto del todo, y a veces, te abraza, pero no te besa la frente, y entonces es tu corazón el que se siente deshabitado. Quizás los momentos que creía que viviría solo fueron sueños, de una niña a la que no le dio tiempo crecer.

El miedo invade mi cuerpo en estos instantes, pero jamás fui una cobarde, y a pesar de ello todas las noches se podían escuchar gritos de auxilio provenientes de mi boca.

Mil y una mañana me levantaba con cara de una simple superviviente, esperando que ese día se le diera más fácil conseguir comida, pero no, no lo era, ni lo es, ni lo sería...

Y lo más difícil era pensar, que mañana sería otro día.

Y yo siempre quise arreglar todo, pero todo ya estaba roto antes de mi, y no sabes que sentir, ni como coser a la vida los trozos que te vas encontrando cuando esta se descompone un poco más de lo que está.

La muerte que viene a verme cada noche, me felicita, por aferrarme a la vida, pero se que me engaña, y solo viene para asegurase de que cada día me acerco un paso más a ella, inconscientemente, esta noche la estaba abrazando, y está aquí, leyendo conmigo, ayudándome a desarrollar algunos párrafos, aún que yo sienta que ninguno de ellos es suficiente, comparado con lo que siento y debería expresar.

El mundo se me echa encima, y no se me ocurre nada más que abrazarle, por que ya no puede hacerme más daño con su peso.

Son las 11:25 de la noche, y sinceramente no se si he empezado bien, pero queria deciros que aquí acaba esta carta, y con ella, mi vida.

Otras maneras de utilizar la valentía que el alma aguarda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora