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Pasaron los días. Jennie y Lisa no asistían a la escuela ya que Lisa se quedaba a cuidar de Jennie a todas horas. Jennie aún no podía comer ni moverse mucho. Pues sus heridas sanaban muy lento. Pero su relación iba muy bien. Las dos se amaban demasiado..

-Mi amor. ¿Tienes hambre? -preguntó la pelinegra-

-Un poco... -sonrojada- . En serio me gusta que me llames así.

Lisa solo rió

-¿Quieres comer algo de sandía?

-¿Cuántas calorías tiene?

-Cariño, no te preocupes por eso. Estás hermosa y mira, yo estaré a tu lado en cada momento. Te ayudaré a sanar. Tranquila, pequeña. Todo estará bien. Iré por la comida.

Lisa salió del cuarto

-Ay que linda es mi novia -sonríe- . Pero no sé, debo de empezar a hacerle caso. Aún me siento gorda -se dijo a sí misma- .

Después de unos minutos Lisa entró con un platito lleno de sandía en sus manos.

-Mira, cariño. Aquí tienes y un vaso de agua también -sonríe-. Es saludable. También comeré así que come, mi amor.

-Gracias, cariño -la castaña se metió un cubito de sandía a la boca y empezó a masticar, aún tenía miedo de engordar- .

-No pienses en nada, mi amor. Disfruta su sabor. Todo estará bien.

Después de un rato Jennie logró terminarse el plato lleno de sandía.

-Muy bien, cariño!!! Ya ves. Si se puede -lisa le dió un beso en la mejilla a Jennie- .

-Gracias, mi amor. Sabía muy bien -sonrió- . Oye, me duele mi muñeca, ¿me puedes volver a curar las cortadas?

-Claro, deja voy por las cosas para curarte.

Lisa salió de la habitación para ir por las cosas para curar a Jennie.

Jennie aprovechó y se paró al baño. Agarró un cúter de ahí y se hizo una herida en su hombro. Eso aún no lo había dejado. Aunque la sandía estaba buena, se seguía sintiendo mal por haberla comido...

Después Jennie volvió a la cama y luego Lisa entró.

-Bien, déjame ver tu muñeca.

Le quitó la venda y vió que una cortada se estaba abriendo.

-Oh!! Déjame limpiar la sangre. Las cortadas fueron profundas, cariño -lisa puso una cara de angustia- .

-Lo siento...

-Está bien. Ya sabes que estoy aquí contigo.

Lisa empezó a curar la herida de Jennie y colocó una venda nueva.

-Listo. Ya quedó -sonrió- .

-Gracias...

-Bueno, ¿y ahora qué quieres que hagamos?

-Mmm, no lo sé, cariño. ¿Podemos dormir? Me siento cansada...

-Está bien. Durmamos un ratito, ¿sí?

-Está bien.

Las dos se acomodaron para dormir

Las dos se acomodaron para dormir

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Miradas Oscuras (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora