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𝐔𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐜𝐭𝐢𝐦𝐚 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞 𝐚 𝐨𝐭𝐫𝐚

En mis circunstancias, es sabio anticipar lo peor. Por lo tanto, no permití que la palabra 'reunión' me engañara. Sinceramente, esperaba algo que se asemejara a la fiesta épica de 'Proyecto X', lo que me llevó casi una hora entera decidiendo qué ponerme. Al final, opté por un atuendo sencillo pero a la vez apropiado y decente.

Me observo nerviosamente en el espejo después de calzarme mis botas negras de plataforma plana. Acomodo un poco mi cabello y suelto un suspiro cargado de incertidumbre. Una vez más, me encuentro fuera de mi zona de confort, sintiendo una ansiedad palpable mientras me preparo para la fiesta.

La última información que he recibido acerca de Xavier es que solo hay un Park millonario con hijos en esta ciudad, pero aún no los ha presentado públicamente. La prensa asume que sus hijos tienen entre diez y doce años, lo que me da pocas esperanzas de que uno de ellos sea Hazel. Sin embargo, la idea de que su padre sea MoonTae Park, el propietario de una clínica dermatológica, no me convence del todo. Esto plantea más preguntas de las que responde. ¿Por qué vive en el gimnasio? ¿Qué causó las heridas en su rostro? ¿Cuál es su otro trabajo? Estoy decidida a descubrir la verdad, incluso si eso significa enfrentar lo desconocido y adentrarme aún más en este misterio.

Un sobresalto me recorre cuando mi teléfono suena con la maldita canción "Break Free" que, en este momento, estoy empezando a odiar. Con las manos temblorosas, contesto la llamada.

—¿Ya casi estás lista? — La voz de Xavier suena al otro lado de la línea, y en mi teléfono, lo tengo guardado como "Padre". Mi teléfono real está en manos de mi amigo, quien se encarga de enviar mensajes a mis padres de vez en cuando. 

Separarme de mis padres fue difícil, por lo que después de una excusa muy elaborada, inventé que gané una beca en un internado cristiano lejano, idea que saqué de varias películas, no voy a mentir. Me costó convencer a mi mamá, pero al final y después de entrevistas falsas, me dejó ir.

—Sí, pero aún me siento como gelatina, no puedo dejar de temblar. — Xavier suelta una risa, lo cual me molesta aún más —. No tiene gracia, estoy asustada.

—Todavía estás a tiempo de retractarte. Si regresas a Hillcrest, dudo que alguno de ellos te encuentre. Inna, aún puedes cambiar de opinión.

Claro que lo sabía, pero no era una opción, no después de lo que ya había presenciado. En tan solo esa semana en la escuela, me di cuenta de que Andrew no era el único problema. Había muchos acosadores que cruzaban la línea, incluso con los maestros. Y sé que hay mucho más que debo descubrir; he estado reuniendo pruebas y también planeo encontrar sus debilidades.

—No, debo seguir adelante, esto es serio.

—Lo sé, por eso instalé un programa en tu teléfono. Si presionas tres veces el botón de apagado, me llegará un mensaje con tu ubicación. Se activarán las dos cámaras y el micrófono. Podré verte e incluso grabarte, solo en caso de emergencia.

—Está bien, te agradezco mucho. — Aunque lo digo en serio, mi voz suena seria y decidida.

—Es un plan de respaldo por si tengo que sacarte, pero recuerda las pautas.

Las malditas pautas. Claro que las tengo en cuenta. Con Xavier, establecimos una serie de reglas. Él me ayudaría desde afuera, y solo intervendría si la situación se volvía realmente peligrosa. Si eso sucedía y él ya no podía controlarla, pediría ayuda a algunos amigos y sería el fin de nuestro plan. Sin quejas, sin más opciones.

—Lo recuerdo, no te preocupes.

—¿Estás vestida decentemente, al menos?

—Vaya, vaya, señorito Neill, ¿ya quieres jugar al famoso "qué traigo puesto"?

Verdad DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora