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𝟏𝟓:𝟒𝟕 𝐩𝐦

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𝟏𝟓:𝟒𝟕 𝐩𝐦. 𝐀𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐚.
𝐍𝐨𝐫𝐝𝐞𝐥𝐭𝐚.

— jodeme — dijo la rubia, abriendo sus ojos de par en par, mientras permanecía con la boca abierta — ¿¡como se te va a olvidar de contarme eso?!

me reí ante su reacción. era sábado, mi mejor amiga macarena había llegado hace más o menos 30 minutos, nos encontrábamos en el sillón de la sala, y por su reacción, era más que obvio el tema de conversación. estaba un poco cambiada a cómo la vi la ultima vez, tenía algunas mechas marrones y los labios un poco más hinchados.

— no se si es para tanto, estoy rodeada de jugadores de fútbol, ¿cual es la sorpresa? — pregunté, agarrando una de las gomitas que sobresalían del paquete.

— que te estás viendo a escondidas, como que "cuál es la sorpresa" pelotuda — hizo una pausa antes de seguir — encima es ENZO FERNÁNDEZ

gritó esto último, sacándome una carcajada.

— deja de gritar tarada, ahora veo que se entera alguno del barrio y me cagas todo — ambas reímos, parecía una situación macabra, dependiendo de que lado se viera claramente.

benjamin no había llegado a casa desde la noche anterior, no había mandado ni un mensaje y tampoco se había preocupado en si había llegado bien o no. ayer, después de dejarlo a enzo, benjamin me había llamado para saber cómo andaba y en donde estaba, todo siempre de buena manera, le respondí y después de hablar un rato cortó, y desde esa llamada no había sabido nada de él.

— ¿vos decís que benja anda en algo raro? — pregunté, con la boca casi llena de las gomitas ácidas.

— no te voy a negar que me parece rarísimo que sean las tres, casi cuatro de la tarde y que no haya aparecido, desde ayer a la mañana encima — cerró sus ojos, dando un largo suspiro — anda en algo raro, vos vigilalo.

— no se boluda, es todo muy raro, pero demasiado, no salimos a comer hace un montón, nada boluda, nada — agité mis manos intentando explicar la situación — no creo que se haya dado cuenta lo de enzo, ¿o si?

maca levantó los hombros, dándome un no se.

puede ser igual, no creo que se ponga así de pelotudo de la nada

— es que no lo.. — el ruido del teléfono debajo mío nos interrumpió, dirigiendo ambas la atención hacia este.

— ¿quien es? — se acercó apoyando su cara en mi hombro, mirando la pantalla y bufando al ver de quien se trataba — un cara dura la verdad, para llamarte a esta hora encima — volvió a su lugar cruzada de brazos, y no pude evitar soltar una risita. deslicé mi dedo sobre el botón de atender.

𝙥𝙧𝙤𝙝𝙞𝙗𝙞𝙙𝙤 || 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖́𝙣𝙙𝙚𝙯. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora