Capítulo tres: ¡Hey, Familia!

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Es un tema que no entiende por completo, pero esta vez se lo dejará a Alex para mañana. Ha tenido suficiente aguantando a los tres inútiles que su profesor le ha asignado como compañeros de grupo.

Toma sus cosas y se despide de Alex con su ya icónico movimiento de manos y un abrazo, mientras que a los demás en la mesa los despide con un simple "hasta luego". Suspira y relaja sus hombros cuando esta fuera de la biblioteca y se da cuenta de ya no hay casi ningún alma en la universidad a esta hora.

Toma sus audífonos, se quita el cubrebocas, desabrocha el suéter y deja que este mismo se escurra por sus brazos, dejando a la vista sus hombros bien trabajados. Al aire fresco de la noche le golpea la cara y el cuerpo, haciéndolo estremecer en el momento exacto en donde siente su teléfono vibrar en los bolsillos traseros de su pantalón. Y de inmediato sabe quien es.

-Hey, paloma.-saluda a la otra línea.

-Te he dicho que no me llames así. No me gusta.

-Lo amas.-Duxo bufa en la otra línea y Diego puede apostar todo su apartamento a que negó la cabeza en ese momento.

-Eso no es para lo que te hablo esta vez, Diego Aquino.

-Oh, usaste mi nombre completo, debe ser grave.-se acomoda el suéter, pues esta cerca de salir al aire mucho más fresco fuera de la universidad.

-Al cien, no tanto. Pero necesito que me acompañes a un evento.

-Contigo voy a donde me digas. Tu dices rana y yo salto.-puede escuchar la suave risa de Duxo al otro lado de la línea y sonríe.

-Necesito que me acompañes a una boda.-si bien Diego se esperaba todo menos eso, ya había dicho mucho antes de si quiera escuchar.

-Oh. Sí, claro. ¿Tienes los boletos? ¿Cuándo sería?-es lo último que alcanza a decir antes de que escuche un pitido en el teléfono.

-Sí, conseguí los boletos para los dos, bueno, tal vez tres. Y sería mañana en la tarde.-Duxo está ahí afuera, recargado en los barrotes de las escaleras de la puerta principal y sosteniendo los tres boletos en su mano.

Aquino solo se atiene a reír y saludarlo, en vez de ir corriendo hacia el, derrumbarlo y besarle toda la cara, como sucedió en su cabeza.

-Maldito. ¿Por qué tres, te conseguiste una novia mientras no estaba?-lo pregunta en modo de broma, pero el pecho le duele al esperar la respuesta

-Ew.-suena grosero, pero Diego se alegra al escuchar eso.-Es una falso, pero quería ver si tú quisieras invitar a alguien más, no sé, tu novia.

-Ew.-responde

-¡Oh, vamos! Llevamos tiempo sin vernos.

-Dos semanas.

-Demasiado.-Duxo le mira a los ojos y tienen ese brillo como la primera vez que lo conoció.

-Pero, ¿por qué mañana, no es un poco tarde?

-Si te hubiera dicho antes hubieras dicho que no y podrías cualquier excusa. Y te quiero ahí, especialmente ahí.-Diego ladea la cabeza, haciéndole saber que esta en lo correcto.-Así que, ¿vamos?

-Ya que insistes.-alza los hombros, comenzando a caminar hacia la parada de autobuses.

-¿A dónde vas? Es de este lado.

-Por allá es el estacionamiento, Duxo, ya has estado aquí.-Duxo ríe y lo espera, ofreciéndole la mano, dejando a Diego en medio de la nada, pensando en que carajos esta pensando el contrario.

¡Hey, Diego! // DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora