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El carro va a una velocidad normal, el aire acondicionado no le pega directamente en la cara y el respaldo esta acomodado justo como le gusta, todo mientras Duxo maneja en silencio, todo esta bien.
O tal vez no todo, pues la mente de los dos chicos no pueden parar de pensar en mil y un escenarios sobre lo que sucederá y lo que no, ninguno de los dos se atreve a hablar muy aparte de los comentarios rápidos sobre el té de frambuesas y los pizza panini que Duxo había comprado camino a la universidad.
El silencio los mata, pero ninguno quiere quitarse la soga del cuello hasta que llegan al restaurante, en donde una chica de cabellos castaños les recibe con entusiasmo.
-¿Mesa para dos?- pregunta con la voz más dulce que Diego ha escuchado, y escucharla hablar le da algo de energía.
-Si, por favor. - Duxo contesta, carraspeando antes de seguir a la chica.
Diego no tarda en caminar detrás de ellos, jugando con sus manos y pasando saliva. Siente su cuerpo temblar y le agradece a dios que Duxo no es capaz de ver y escuchar como murmura para si palabras alentadoras y se acomoda el cabello y la camisa con pánico.
-Si gustan puedo tomar las bebidas mientras están listos para ordenar.- la chica, que Diego puede ver se llama Valentina, les entrega los dos menús y levanta su libretita en el aire, lista para escribir.
-Dos limonadas, es todo por ahora.
-Dos limonadas entonces, bien. Mi nombre es Valentina y seré su servidora esta vez, háganme saber cuando necesiten algo. - la chica se despide, con una suave reverencia.
Una vez que están solos en su pequeña mesa alejados de la mayoría de gente, justo como lo pidió Duxo, Diego se atreve a sacar todo el aire de sus pulmones.
-No tienes que explicarme nada si no quieres. - la voz del pelinegro se hace presente detrás del menú que lo esconde. - Tú mismo dijiste que no me tienes que contar todo, entiendo que hay cosas que solo son tuyas.
-¿Podrías dejar de hablar para relajarme un segundo? - le dice, y la suave risa del mayor se hace presente. - Esto me esta costando. - confiesa, y antes de que el pelinegro logre decir algo de nuevo, continua. - Y si, Duxo Rethey, si quiero contártelo. Quiero contártelo desde hace mucho, solo que tenia miedo.
-¿Miedo de mi reacción?- Duxo aparece, dejando el menú a su lado para ver en aquellos ojos cafés.
-Sí. No es algo que digas normalmente. - alza la cabeza, encontrándose con esos ojos morados que adora.
-¿Me vas a decir que eres dealer en tu universidad o que?- bromea, tal vez en el momento incorrecto, pues Valentina aparece con sus bebidas.
Y en un magistral movimiento de poner las bebidas en su sitio e ignorar el comentario del pelinegro, les pregunta si están listos para ordenar.
-Una milanesa de pollo, con el complemento b, por favor.
-Unas enchiladas suizas, gracias.
Valentina escribe y aunque su voz calma a Diego, su presencia no.
-Bien, las traigo en seguida. - dice, retirándose de nuevo.
-Dios...-exclama Diego.-¿Quieres que te lo diga de la forma con tacto al hablar, o como me conociste?- pregunta, haciendo sus manos en puño y cerrando sus ojos lo más fuerte que puede.
Duxo piensa más de lo que debería en la respuesta, por que hay demasiadas cosas que podrían ir mal con cualquiera de las dos.
-Como te conocí. Gracias a eso me agradaste, y ahora estamos aquí.
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¡Hey, Diego! // Duxino
FanficLas cosas de ahora en adelante habían cambiado en muchas formas, más que nada en que cada día tenia algo más que contar, algo más que vivir. "-¡Hey, Diego! ¿Algo planeado para hoy? -De hecho, sí." Y las cosas iban a cambiar aun más de lo que Duxo pe...