Casandra

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Casandra

A penas durmió, todavía eran las 7:15 am y ya se encontraba en su vestidor preparándose para lo que sería un día mas estresante aún. Se sentía como si hoy fuera a liberar una guerra, lo cual no estría tan equivocada. La tensión en su estómago no disminuyo y la cabeza le comenzaba a palpitar.

No llamo a Brennan, un error. Pero no quería molestarla por este asunto y sabía que podía ocuparse por ella misma. Pero aun así no informarle de la situación no estaba bien, porque es un asunto que incluía a toda la familia. Le había recriminado a Lindsay por no hablar con madre y ella estaba haciendo exactamente lo mismo. No escupas hacia el cielo decían.

Aún así, este es un asunto que se tenia que ocupar de el personalmente por mucho que la alterara. Haber descubierto su identidad tan fácil, se sentía como un novato, cuando en realidad tenía 10 años de experiencia. No lo sintió llegar hasta que no lo tuvo delante, él quiso que lo notara. Error de principiante.

Nathan Willians, hoy lo vería de nuevo, pero esta vez sin pelucas rojas de por medio ni un idiota moribundo al lado. Tenía que reconocer que el tipo era arriesgado al aparecerse sin un arma y solo con esa confianza desbordante, que, pensándolo bien, la estaba sacando de quicio solo recordarlo. Pero le daría merito, logró explicarse en tiempo recort y lo suficientemente convincente para que no le reventara la cabeza, por muchas ganas que hubiera tenido. No fue por el hecho de estropearle la muerte, sino por ser el imprevisto en sus planes.

Nathan no estaba planeado. Por un momento se sintió fuera de su zona de control y eso la altero. Sintió terror por primera vez en mucho tiempo y eso era lo que no le perdonaba. Llego y lloro de frustración, ¿hacía cuanto que no lo hacía? Nathan solo había tardado dos minutos en recordarle dos sensaciones desagradables en su diccionario.

Se encontraba frente al espejo, vestidas con unos pantalones negros que enmarcaban bien su figura y un crop top corset blanco y negro. Daphne solía decir ''A la guerra tienes que sacar tus mejores armas'', quería sentirse lo mejor que pidiera consigo misma. Casandra siempre fue una persona de buen gusto de ropas elegantes y joyería fina, tanto ella como sus hermanas tenían gustos exquisitos. Mirando un poco en retrospectiva Brennan las había malcriado casi demasiado. Pero no había necesidad de sentir vergüenza de sus excentricidades, por muy extravagantes que fueran, siempre que no afectara a nadie.

Se coloco un collar plateado de serpiente que se enroscaba en su cuello y la cabeza iba en dirección a su pecho, en conjunto con unos tacones negros cuyos broches eran serpientes enroscadas en los tobillos. El resto de los complementos desde sus anillos y aretes eran de plata, pero no tenían la representación de este animal. Y para no perder la costumbre solo resalto sus labios con el color rojo

No iba a negarlo, se sentía poderosa, y esperaba que esa sensación aplacara la inquietud que sentía, aunque sea a través de cosas materiales. No había mayor prueba de su nervio si tenia que recurrir a materiales extras para recuperar su confianza. ¿Qué le pasaba? No era de las que dudaban, pero no podía permitir que esa inquietud de no tener el control volviera a aparecer.

Su cabello quedó suelto, pero agarro una horquilla en forma de daga y la puso en su bolso. Estaba lo sufrientemente afilada como para perforar el cuello. Era una de sus artefactos favoritos por esta doble función: accesorio para el pelo o como perforadora de pulmones. Sin embargo, seguía prefiriendo las jeringas y sus venenos.

No debía tener buena cara, mas que nada por las miradas un poco mas cuidadosas de lo que le dedicaban normalmente. Incluso uno de sus trabajadores se había trabado al hablar y disculpado tres veces. Recordándolo le dio pena, el pobre muchacho no tenía la culpa de su mal humor. El cual solo empeoraba cuando veía el reloj de su celular cada 5 minutos. Casi serían las 9 am.

Fucked up Family: Red QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora