Es mi segundo día aquí, quiero hacer como si nada hubiera pasado, creo que será lo mejor, ahora voy a recoger los papeles y voy a reunirme con Lena. Al llegar a su despacho, ella ya me estaba esperando:
-Buenos días Señorita Ruiz- Dije entrando lentamente.
-¿Cuántas veces te lo voy a tener que decir?- Preguntó poniéndose de pie para cerrar la puerta. No entiendo porque siempre la cerraba ella.
-Es que no me acostumbro a llamarla por su nombre- Respondí sentándome en frente de ella.
-Me imagino, pero por favor, trata de acostumbrarte, se siente mejor cuando me llamas por mi nombre- Dijo sentándose en la silla que había justo al lado mío.
-Está bien Lena… aquí tiene el trabajo que me encargo Daniela ayer- Dije entregándole todos los documentos.
-Eres un chico hábil, parece que serás muy bueno para esta empresa- Dijo observando cada uno de los papeles. Algo que me llamó la atención fue que, cada vez que pasaba una hoja me miraba a mí también, era raro.-Lo intento hacer lo mejor posible- Dije bajando la miranda.
-Mis ojos están más arriba, te lo dije ayer- Dijo sosteniéndome la barbilla para que la mirara directamente a los ojos.
-No Lena, es que suelo bajar la cabeza cuando me dicen algo bueno, me da cierta vergüenza- Dije fijándome en sus labios, eran tan perfectos que incitaban a quererlos besar, pero no, era mi Jefa, no podía pensar de esa manera.
-Bueno está bien, ya tienes en el correo tú próximo trabajo, lo quiero para mañana- Ordenó sin dejar de mirarme.
-¿Para mañana?- Pregunté asombrado.-Si, para mañana, ¿Algún problema?- Preguntó dirigiéndose hacia su sitio nuevamente.
-No, ningún problema, ¿Me puedo retirar?- Pregunté intentando ganar un poco más tiempo.
-Sí, ya puede retirarse- Respondió sin moverse de su puesto.
Salí de ahí lo más rápido posible, que no se me notará por su puesto. Al llegar a mi oficina, reviso el correo para ver qué me habían mandado esta vez. Este trabajo era más difícil que el otro, llevaba más papeles, creo que voy a pedirle a Daniela que me ayude. Al llegar a su puesto, con un poco de pena le pregunté:
-Buen día Daniela, ¿Crees que me puedas ayudar con algo?- Pregunté mirándola a los ojos.
-Si claro, lo que sea- Respondió poniéndose de pie.
-La Jefa me mandó un trabajo para entregar mañana, pero es demasiado papeleo, voy a necesitar una mano extra, ¿Crees que puedas ayudarme?- Pregunté sin dejar de mirarla.
-Si claro, encantada, ya yo terminé mi trabajo por hoy, y en caso de me mandaran otro, me llegaría la notificación al móvil… vamos- Respondió mientras me seguía hasta mi oficina.
Daniela se echó toda la mañana ayudándome con el trabajo, sino hubiera sido por ella no lo hubiera terminado tan rápido. Ya era la hora de almuerzo, como Daniela me había ayudado a terminar mucho antes de lo que pensaba, pues se me ocurrió pedirle que almorzara conmigo, ella aceptó muy emocionada, si no tuviera la edad que tiene, pensaría que es una niña de 10 años, por cierto, Daniela tiene 25 años, es muy joven para el puesto que tiene en la empresa, pero después de verla trabajar, no me quedan dudas de porque ha llegado tan lejos. Estando en la zona de descanso, llegó la Jefa, al vernos, nos miraba de una manera que podría perfectamente matarnos sin usar las manos, no entendía a esta mujer. Daniela estaba mu concentrada contándome un chiste, yo soy muy risueño, y de la forma en que lo contaba, hacia que me diera mucha más risa, obviamente me reía de forma discreta, había más compañeros allí, además de Lena, que no nos quitaba la vista de encima. Su cara en verdad me estaba asustando, menos mal que ya se había acabado la hora de almuerzo. Al llegar a la oficina, tenía un correo de Lena:
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Solamente Tuyo
RomanceMuchas cosas han pasado desde que conocí a la mujer más maravillosa de este mundo, pero no todo es color de rosa. El destino a veces te juega malas pasadas y eso fue lo que me pasó a mí. Mi vida dio un giro de 180 grados el día que Lena Ruiz Amador...