Dentro de unos minutos debe llegar la profesora de Yoga. Confieso que aún estoy un poco nervioso por lo que pasó en el baño. Tener a Lena delante de mí sin ropa, fue algo que nunca espere. Ella está en el cuarto en estos momentos, debe estar arreglándose para la clase. La última vez que estuvo en su casa trajo algo de ropa, dijo que al menos la primera semana si se quedaría conmigo, se lo agradecí mucho la verdad. Me sentía mejor, pero quería tenerla a mi lado y al no estar trabajando pues no la podría ver.
A los pocos minutos salió de la habitación. Traía ropa casual, menos mal que ya no se estaba poniendo ropa elegante. Los primeros días pensé que iba a ir a trabajar por su forma de vestir, pero ya después empezó a vestir ropa un poco más de andar por casa. Pero aun así resaltaba mucho su belleza:
-¿Cómo te sientes? Preguntó sentándose a mi lado en el sofá
-Me siento bien, no te preocupes. Dije tomando su mano
-Quería pedirte disculpas por lo que pasó antes. Me deje llevar por el momento. Dijo bajando la mirada
-No tienes que disculparte, los dos lo queríamos, así que no te preocupes. Terminando de decir esto, sonó el timbre de mi departamento.
Lena se apresuró para abrir la puerta. Al abrirla había una mujer más o menos de unos 40 años, de pelo negro y vestida completamente de mayas negras:
-Buenas, yo soy Teresa, la monitora de Yoga. Dijo la señora con una radiante sonrisa
-Adelante, es aquí. Pase, no se quede ahí en la puerta. Dijo Lena haciendo que ella entrara
La mujer entró sin ningún problema. Le indicamos donde podíamos dar la clase. Movimos unos muebles para que todo estuviera más cómodo a la hora de trabajar. Ella puso una especie de colchonetas finas en el piso y nos hizo en gesto de que ya nos podíamos sentar:
-Teresa, me gustaría comentarle algo antes. Dije antes de empezar la clase
-Si claro, como no. Dijo muy amablemente
-Ya nosotros hemos descubierto la razón de mis ataques, me gustaría decirle el porqué, dado que ella piensa que es su culpa. Dije apuntando a Lena
-¿Ustedes son pareja? Preguntó la señora
-No, no lo somos, pero nos gustamos, precisamente eso es lo que provoca mis ataques. Cuando estamos en la intimidad, a veces siento que me falta el aire e incluso he llegado a desmayarme. Dije mirando a Lena de reojo
-Ustedes se conoces ¿Hace cuánto? Preguntó Teresa
-Nos conocimos hace un año cuando yo fui a dar una conferencia a su universidad. Dijo Lena mirándola
-Tú eres mayor que él, es algo que salta a la vista. Dijo Teresa mirando a Lena a los ojos
-10 años. Interrumpí antes de que Lena lo dijera
-En algunos casos la diferencia de edad puede generar miedo al rechazo. A pesar de que ustedes se gustan, es algo que nuestro cerebro no puede evitar pensar. Pero para eso estamos aquí, para ayudarlos a conectarse con su yo interior, ayudar a pensar diferente y a ver las cosas con otra perspectiva. Pero definitivamente tú no tienes la culpa, ni el tampoco. Finalizó Teresa mirándonos a los dos
Una vez aclarado este tema empezamos con la lección. Hicimos diferentes ejercicios de respiración y también algunas posiciones. E de decir que algunas me ayudaron muchísimo a relajarme. Lena también se veía mucho más relajada. Su cara mostraba una sonrisa cada vez que me miraba hacer los ejercicios. Al menos creo que ya entendió que no era su culpa, ni mía tampoco. En el fondo no quería que fuera culpa ni de ella ni mía, no quisiera que se alejara de mí, ni yo tener que alejarme de ella.
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Solamente Tuyo
RomantizmMuchas cosas han pasado desde que conocí a la mujer más maravillosa de este mundo, pero no todo es color de rosa. El destino a veces te juega malas pasadas y eso fue lo que me pasó a mí. Mi vida dio un giro de 180 grados el día que Lena Ruiz Amador...