Capítulo 16

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MILNA

Pego la taza a mis labios y sorbo, el sueve olor de la vainilla se cuela por mi nariz matizando el sabor fuerte del café.

—¿Estás casada? —La media sonrisa en su rostro me da tranquilidad. Moe está sentado frente a mí.

—Sipi, estoy felizmente casada. —Asiento con la cabeza suavemente, todo está saliendo mejor de lo esperado.

La cuestión es la siguiente: acorde con Mike tener un pequeño espacio en el gym para mí, ya que hay bastante espacio y puedo hacerlo sin molestar a nadie, así que pensé que, de paso, se podían hacer todas las remodelaciones que necesita el lugar. Sobre todo, ahora que finalmente Mike es el dueño. En este instante tiene que estar firmando los documentos del traspaso.

—¿Tus padres lo saben?

—Por supuesto que no —Definitivamente no se pueden enterar —, y quiero que así siga.

—¿Hasta cuándo?

—Hasta que Mike decida dejarme. —Apreso la taza entre mis manos, su calor me ayuda a estar mejor.

—Sé que tienes que volver en menos de tres meses —Hace una pausa y me mira con los mismos ojos amorosos que me consolaban cuando era pequeña, pero que nunca aceptaron que me portará mal —, ¿él lo sabe?

Asiento —: Se lo dije desde el principio, ¿sabes Moe?, nunca podría hacerle daño.

» No puedo mentirle y menos podría darle unas ilusiones que no estoy disponible para sustentar. Lo que siento por él no se parece a nada que haya sentido antes por nadie, pero también estoy segura de que no lo volveré a sentir por nadie más y esa idea en particular no me molesta. —Una sonrisa se dibuja en mi rostro —No quiero volver a sentir por nadie lo mismo que ahora siento por él.

—¿Sientes que estas perdiendo el control? —Su pregunta se tiñe de preocupación.

—No, la verdad es que no, él siempre está pendiente de lo que me gusta, de lo que pienso y de lo que siento; siempre piensa en mí, en cómo ayudarme, en que hacer para que sane más rápido; y esa es la principal razón para no querer sentirlo con nadie más, no se junta dos veces las mismas condiciones de ser feliz, amado y valorado de las maneras correctas.

—Los últimos años decías que no creías en el amor —Me recuerda echándose atrás en su silla —. Te vi dejar plantados a varios chicos sólo porque dijeron la palabra amor en sus invitaciones.

Ahora mismo me recuerdas a cuando eras pequeña. —Nunca deja de mirarme —Ojos soñadores, palabras alegres, pareces estar en tu mayor momento de paz.

—De niños somos más propensos a las ilusiones. —Yo también me he recordado varias veces. En ocasiones me da pena haber perdido lo que mantenía viva.

—Pero de grande estás viviendo esas ilusiones, ¿no?

—Correcto. —Nos quedamos en silencio, sintiendo la suave brisa —Te traje por varias razones —Tengo que empezar a explicarle antes de que llegue Mike —, una de ellas es que conozcas a Mike —Moe asiente sonriendo —, la otra razón es para que lo protejas —La sonrisa acaba de desaparecer.

—Tenía entendido que es luchador. —Frunce el ceño como si no entendiera nada de lo que está pasando.

—Lo es, pero nuestros mundos son tan diferentes Moe —Dejo caer el rostro en la mesa, la frustración me está matando —, las personas son malas por norma general, pero dentro de ese pequeño mundillo las personas son malvadas, tú lo sabes mejor que nadie —Levanto el rostro y me pongo derecha —. No sé si mi madre cumplirá su promesa de no decirle a nadie donde estoy, en todo caso quiero estar preparada y no confió en nadie más, para confiarle la vida de Mike.

Un Marido IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora