NARRADOR OMNICIENTE.
La pequeña línea que separa el amor y el odio se llama distancia. La distancia injustificada de una separación, la distancia de un adiós que nadie dijo, o la distancia de un amor que se enfrío sobre una estufa caliente.
Ninguna de esas distancias afecto a Milna y a Mike, ellos supieron como debían ser las cosas desde el principio. Les llego la notificación de cuando se debía de empezar y de cuando se debía terminar. Al menos un tiempo aproximado.
Y eso fue lo que hicieron, disfrutaron el tiempo que tenían juntos, amasaron sus cuerpos con ánimo y regocijó, anhelaron sus mentes con sincera lealtad y gusto. Su tiempo compartido fue el sinónimo de gozo, placer y probidad.
Pero dolió, el dolor si estuvo involucrado cuando Milna se tuvo que detener frente a Mike y mirarlo a los ojos para una última despedida antes del final que ninguno sabría cuando llegaría.
—Estás muy hermoso hoy —Milna le puso las manos en los hombros —, tú pelo gris siempre me ha encantado. Te da ese toque irresistible que me encanta.
»Tu rostro luce bien sin moretones, intenta mantenerlo así un rato... —Deslizo su tacto hasta las manos de él, ya empezaba a sentir el nudo en su garganta —Voy a escribirte siempre que pueda, con siempre que pueda me refiero a cada minuto, más o menos, cuando te canses solo me lo tienes que decir.
—No me voy a cansar de tus mensajes —Mike se acercó a ella y la abrazo, acaricio su pelo —, deja de decirme que te pare, no lo voy a hacer. Nunca, así que haz lo que quieras. Envíame millares de mensajes, de nota de voz, de emojis, envíame lo que quieras.
»Soy tu esposo, te conozco y entiendo la inseguridad que tienes, pero yo no soy ninguno de tus antiguos conocidos. Estaré para ti las veces que me necesites, siempre voy a estar. Deja de decir que te paré.
—Sé que, a veces, soy un tanto intensa.
—Eres tú, y me encanta —Él despego sus cuerpos y la beso —, déjame decirte que yo también te enviaré muchos mensajes, voy a intentar tapar tu ausencia con mensajes. No sé cuánto tiempo pueda hacerlo, pero al menos vamos a intentarlo.
»No quiero divorciarme. —Por fuera estaba sonriendo, pero por dentro se sentía destrozado.
—Yo tampoco quiero. —Ella por su parte también estaba herida, pero lo aceptaba como algo de la vida, no importaba lo que pasará luego, en su presente estaba totalmente feliz. Se sentía amada, segura y era la esposa de su amor verdadero —Siempre creí que me tendría que divorciar porque habrían cuernos involucrados, pero no, no sufriré por el amor que no me tienen.
—Tienes que cambiar de círculo de amigos —Mike estaba siendo sincero, le causaba mal cuerpo pensar en Milna volviendo a ese horrible lugar donde ni siquiera quería que él fuera con ella.
—Lo sé, ya estoy trabajando en eso.
—¿Cómo lo harás? —Quiso saber él, balanceándose con ella en brazos, de un lado a otro.
—Ya mandé a buscarme una casa, para salir de la de mis padres, he dado instrucciones precisas de cómo tratar con la prensa, he dejado claro que preguntas voy a responder. —Ella creía que lo estaba planeando todo a la perfección.
—¿Cuál vas a responder?
—¿Tiene alguna relación reciente? —Puso su mejor voz de entrevistadora —, les diré que sí.
—¿Cuál no vas a responder? —Mike tenía curiosidad por como era su vida pasada.
—¿Conocemos al afortunado?, les diré que no y daré por terminada la conversación.
ESTÁS LEYENDO
Un Marido Ideal
Novela JuvenilDespués de un trágico accidente y un millar de desilusión, Milna decide alejarse de todo lo que conoce y empezar de cero sin contar que todo lo que podía salir mal, saldría. Mike por su parte, dedicaba la mayor parte de su tiempo y recursos a manten...