5. "El enigma de los tulipanes"

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La madrugada avanzó, y después de que los clientes se calmaran, tal parecía que no había pasado nada. Desde una esquina Naruto vió como Sasuke al fin salía del vestidor. Por regla debía estar a la vista, pero él sabía que Bee no lo forzaría a aceptar otro cliente si no quería, así que se alegró cuando se quedó en la barra, pero luego de verlo tomar una bebida tras otra, ya no tanto.

Naruto pospuso su salida esperando que Sasuke se fuera. El pelinegro siempre lo hacía antes que todos generalmente, pero en esa ocasión no fué así. Ya daban las seis de la mañana cuando Darui le pidió que le ayudara a subir las sillas, y mientras lo hacía, el bartender limpió los últimos vasos de la barra, incluyendo los que estaban alrededor de Sasuke. El pelinegro dormía, completamente borracho, con su cabello despeinado y los labios entreabiertos cuando se acercó. Se atrevió a mover su hombro un poco, pero Darui negó con la cabeza.

—Déjalo, está completamente ido— le anunció.

—¿Cómo llegará a su casa?— preguntó preocupado.

—Cuando hace eso Bee siempre le permite quedarse. Sabe donde está la llave, así que cierra después de despertar e irse.

El rubio mordió su labio inferior con ansiedad, no podía marcharse y dejar a Sasuke en ese estado y solo, por la misma razón por la que se atrevió a lavar su cabello hacía unas horas.

—¿Sabes dónde vive?— indagó.

—Ni el jefe sabe eso— rió Darui, de una manera que lo hizo sentir bastante curioso respecto a la vida personal de Sasuke.

—Bueno... entonces creo que lo llevaré a mi casa— informó.

—Se va a molestar mucho cuando despierte— el bartender puso la advertencia a la misma vez que dejaba un paño sobre la barra.

—Correré el riesgo— aseguró.

Sasuke, aunque delgado, no era tan ligero como pensó, pero aún así con trabajo, después de ponerle un abrigo encima de los hombros, lo cargó en su espalda con ayuda del bartender y dejó el Blue Line. Había que caminar un gran tramo hasta su casa, al menos once manzanas, y el cansancio de la noche le hizo mella, pero Naruto no flaqueó hasta subir las escaleras de su departamento, abrir la puerta y dejar a Sasuke caer con cuidado en su colchón. Resopló agotado recuperando el aliento, y entonces pensó que debía quitar sus zapatillas; pero fué lo único que hizo, pues incluso llevando aun el abrigo, lo cubrió con la frazada blanca.

De pie en medio del departamento, lo observó por unos minutos, y otra vez su corazón latió fuerte cuando el pelinegro se movió en sueños y abrazó su almohada. Se había enamorado de un prostituto ¿Por qué la vida jugaba así con él? ¿Por qué alguien como Sasuke se dedicaría a eso? Era como pecar y entregarle un ángel a simples demonios lujuriosos. Se sentía muy injusto.

Tragó duro, luego olfateó en su ropa el aroma a cigarrillos y alcohol, demasiado penetrante, y se dirigió al baño. Después de una cálida ducha, arrojó otra frazada en el suelo y se acostó, respetando la distancia con Sasuke aunque había suficiente espacio para los dos.

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En esos días las plantas habían mejorado mucho, ya estaban verdes debido a su cuidado y el cariño con el que las trataba. Su abuelo le había enseñado todo lo que sabía, pero ni siquiera él fué capaz identificar el color en el que florecerían los tulipanes solo con ver sus hojas, cuando no había plantado los bulbos personalmente. Todo un misterio, cuya solución solo era la paciencia, la capacidad de esperar por el significado de las flores secretas.

—¿Ves que bonitas? Son muy agradecidas— le dijo a Sakura, volteando la camara del móvil para enseñarle las macetas.

Contigo— rió la chica —Cada cosa que cae en tus manos se vuelve hermosa — Naruto soltó una carcajada.

—Gracias por el halago.

Es un placer— fingió finura levantando su meñique y Naruto negó divertido —Ya debo ponerme a limpiar, así que te dejo solo con tus matitas. Te quiero...

—Adiós, Saku— se despidió y luego metió el teléfono en el bolsillo de su pantalón de chandal.

Otra vez el Sol naranja del atardecer daba fuerte en el balcón, marcando su figura con ese halo resplandeciente que se acrecentaba más debido a su ropa clara.

Naruto, después de limpiar de hojas mustias a sus tulipanes, sacudió sus manos y se puso de pie, observando las macetas desde arriba, luego volteó y allí se quedó inmóvil al notar que Sasuke ya había despertado y lo miraba en silencio, sentado en el colchón con la espalda apoyada en la pared. Exhaló muy lentamente, maldiciendo como de nuevo sentía su corazón latiendo acelerado, y luego entró al departamento.

—¿Te desperté?— preguntó, lo vió girar el rostro para mirara al frente y luego negar —Sé que fué atrevido de mi parte traerte, pero no podía dejarte...— calló cuando Sasuke comenzó a ponerse de pie con algo de torpeza, colocando una mano en su cien con semblante adolorido —Hice algo de comer— anunció ansioso, señalando unos sandwiches de jamón en la encimera de la pequeña cocina.

—¿Puedes empacarlos?— preguntó él en voz baja mientras arreglaba su aspecto, cuando Naruto pensó que se negaría a probarlos.

—Sí, claro, pero... ¿Por qué no comes aquí antes de irte?— ofreció.

—Porque no— respondió llano y se dirigió hacia la puerta.

Esperó allí un par de minutos mientras Naruto se apresuraba a guardar todo en una bolsa de plástico, y después de tomarlos, abrió y salió. El rubio miró su espalda con semblante decepcionado, pero se sobresaltó cuando Sasuke se volteó de repente después de chasquear la lengua.

—No me gusta deber nada— espetó furioso —Entra...— lo empujó y cerró otra vez la puerta —Quítate los pantalones.

—¿Qué...?— preguntó confundido y nervioso, entonces el pelinegro frunció más el ceño y tiró del cordón que los sostenía a su cintura. Naruto negó apresurado y sostuvo su mano —¡Espera, no hagas eso!— exclamó.

—¿Me dirás ahora que eres hetero?— preguntó sarcástico.

—No... Pero no quiero que me "pagues así"— señaló enojado y notó como el pelinegro por un momento colocaba una expresión confundida —Si quieres darme algo a cambio de cuidarte, que sea tu número— se atrevió a decir, evitando su mirada oscura.

—No le doy mi teléfono a nadie— espetó.

—Bueno, entonces te quedarás en deuda— retó valiente y Sasuke resopló con hastío.

Con reticencia extendió la mano hacia adelante volteando el rostro, y Naruto se apresuró a sacar su teléfono para desbloquearlo y dárselo. Lo vió textear algo rápido y luego lo tomó de regreso cuando con brusquedad se lo puso en el pecho, justo antes de que cayera. Entonces se fué sin siquiera dejar un gracias, pero a él no le hizo falta para sentirse feliz el resto del día, mirando el contacto nuevo en la pantalla.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora