7. "Furioso"

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—Ya está, me rindo— murmuró fastidiado y tiró fuerte de la corbata que rodeaba su cuello, arrojándola en el gran tocador.

Una risita burlona de Deidara lo hizo mirarlo a través de espejo, y de la misma forma, a lo lejos, buscó a Sasuke con la vista. Esa noche se había maquillado aún más oscuros los ojos para su acto, y en lugar de camisa se había puesto un arnés de cuero negro al estilo BDSM, en el que Naruto no quería ni pensar, para poder mantenerse relajado durante su trabajo.

—Olvídate de ella— exclamó Gaara —Te ves mejor así— halagó y Naruto le agradeció con una sonrisa.

—Ya vamos a abrir— anunció Bee desde la puerta —Sasuke, tú eres el primero hoy —añadió y cerró, sabiendo que no obtendría ningún tipo de afirmación o protesta del pelinegro.

Siendo fin de semana, el lugar se llenó más que nunca. Naruto y Shikamaru tuvieron que estar muy pendientes de los clientes que entraban, sobre todo cateándolos antes de dejarlos pasar. Cuando las puertas se cerraron y el show comenzó, el rubio le dijo a su compañero que daría una vuelta por el salón, pero su verdadero objetivo era buscar un buen lugar donde ver a Sasuke con su nueva rutina. Se detuvo al final de la estancia, apoyado a una pared oscura y cruzado de brazos. Cada día que pasaba le molestaba más la actitud de todos esos hombres babeando por el pelinegro ¿Pero acaso él no hacía lo mismo?

Su mandíbula se apretó cuando todo quedó oscuro. Una luz roja parpadeando en lentos latidos iluminó el centro del escenario a intervalos, y como si fuese magia, de repente él estaba ahí. Su silueta se vió dibujada en la oscuridad al empezar Starboy, otra canción de The Weeknd demasiado superficial para su gusto, pero los movimientos de Sasuke eran aún más sensuales y endemoniadamente calientes. Todos hicieron silencio para verlo; subía a lo alto y se dejaba caer de espaldas, erizando su piel ante el incontrolable deseo de tocar su abdomen expuesto. Colocó las manos en el suelo y luego soltó sus piernas, dejándolas caer con suavidad y haciendo un split perfecto, mostrando un trasero aún mejor y la curva de su espalda.

Se acostó del todo, luego se dió la vuelta y entonces lo miró directamente. Naruto dejó de respirar, pues los pasos que dió Sasuke a continuación, se sintieron demasiado personales; o quizás había perdido tanto la cabeza por él, que ya se imaginaba cosas. No... lo estaba mirando, estaba bailando frente a todos pero no les prestaba la más mínima atención, sinó que enfocaba el mismo lugar donde estaba parado.

Con una vuelta sensual y ágil, se detuvo de espaldas al tubo y fué bajando lentamente con los brazos en alto en la cumbre de la canción, hasta quedar de rodillas; abrió las piernas y comenzó a mover sus caderas de una manera tan sugerente, que Naruto no pudo sinó imaginárselo encima. Echó la cabeza hacia atrás y su mano bajó desde su cuello, recorriendo su cuerpo hasta el interior de los muslos... y otra vez lo miró, y otra vez sus latidos se volvieron dolorosos; zumbando en sus oídos, señalándole que no era con él con quien su corazón quería estar, pues dejó de ser su dueño desde que vió esos ojos rasgados por primera vez.

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No fué una linda noche, Sasuke tuvo más clientes que nunca y se tragaba las ganas de llorar y maldecir cada vez que lo veía aceptar a otro. Terminó haciendo algo que no acostumbraba, pedir un trago en la barra para pasar el mal rato, cuando el trabajo menguó y los clientes comenzaron a irse. Informándole a Darui que Shikamaru estaba en la puerta, el bartender, quizás al ver su expresión, terminó sirviéndole una Heineken. Se empinó la botella y luego raspó su garganta, pidiendo otra con un gesto, al mismo tiempo que Sasuke salió del vestidor con su acostumbrado cabello húmedo que anunciaba el fin de su noche, y se sentaba en el banco a su lado.

Naruto no le dijo nada, pero si lo miró cuando él se removió para alcanzar una caja de cigarros del bolsillo delantero de su pantalón. Con un gesto ágil y acostumbrado de su mano, sacó uno y lo tomó con los labios. El rubio respondió buscando el encendedor que desde el primer día guardaba en su saco, y lo encendió. Sasuke se inclinó para prender su cigarrillo mentolado, pero ninguno de los dos dijo palabras por unos minutos, hasta que Naruto ya había terminado la mitad de su segunda cerveza.

—¿Puedo tener tus servicios?— preguntó de pronto y se percató de que el pelinegro, al escucharlo, había detenido la mano a medio camino de darse una calada; sin embargo solo un segundo después terminó la acción.

—¿Por cuánto tiempo?— indagó en su tono estoico.

—Diez horas, quizás.

—No puedes pagar eso— señaló con una media sonrisa —Es lo que cobras en un mes.

—No sé, quizás venda mi celular— bromeó amargamente.

—Que mierda de trato— raspó serio —¿Por qué demonios cambiaría el ver tus estúpidos tulipanes, solo por sexo?

—¿Quién dijo que es sexo lo que quiero?— su preguna hizo que Sasuke volteara a verlo de repente, y Naruto supo mantener su semblante firme, hasta que un brazo desconocido rodeó los hombros del pelinegro.

En su mano, dicho hombre tenía un anillo enorme y de plata, con forma de calavera. Naruto notó como Sasuke abría los ojos temeroso al percatarse de la joya, y luego miraba al frente, más pálido que de costumbre. El extraño vestía un traje negro y fino, con un sobretodo bastante ostentoso. Su cabello era naranja rojizo, y tenía más de un piercing en la cara.

—Sasuke, que bueno verte de nuevo— raspó con un acento extranjero, definitivamente ruso. Naruto miró al pelinegro como dió otra calada, pero ésta vez su mano tembló mientras llevaba el cigarro a su boca —¿No me extrañaste? Pensé que al llegar me recibirías, pero ya veo que tienes nuevo trabajo ¿Te pagan bien?— preguntó divertido y él apretó la botella en su mano cuando vió al desconocido olfatear su cabello —Ya veo que sí, si puedes comprarte perfumes finos.

—Dile de la fiesta, Yahiko— exclamó otro tipo de cabello blanco, haciéndole percatarse de que habían al menos tres sujetos más vestidos de forma parecida.

—Ah, sí, sí— rió el mencionado —Ven con nosotros, te divertirás, como en los viejos tiempos.

Sasuke cerró los ojos y luego apagó su cigarrillo en el cenicero.

—Mientras me pagues...— contestó, pero su voz tenía un tono débil y algo temeroso.

—Claro— exclamó éste —¿Todavía sigues ahorrando?— rió burlón mientras lo guiaba a ponerse de pie.

Naruto gruñó en su garganta y se irguió cuan alto era para tomar su mano e impedir que se alejara más.

—Sasuke...— siseó bajo, pero el pelinegro no lo miró.

—¿Eh? ¿Quién es tu amigo?— preguntó el sujeto.

—Él no es nadie— raspó despectivo el pelinegro y luego volteó sobre su hombro tras tirar de forma brusca para liberar su mano —Métete en tus asuntos— advirtió y se fué con ellos, sin inmutarse cuando el rubio tomó la botella de cerveza y la estampó contra la barra con rabia, haciéndola estallar y provocando las risitas de los cuatro rusos.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora