17. "La cita"

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—Seguí todos los pasos, no entiendo porqué no sabe igual— se quejó Naruto aún revolviendo su taza de café, y Sasuke sonrió en la pantalla de su celular.

Porque no lo hice yo— señaló con orgullo y él asintió con mejillas coloradas.

—Tu café es tan bueno, que está casi a la altura de tus besos— halagó. Sasuke desvió la mirada y empinó su taza.

¿Me enseñas las plantas?— preguntó entonces, algo esquivo, lo que Naruto interpretó como timidez. Sonrió satisfecho y tomando su bebida y el teléfono, salió al balcón y se sentó en el suelo, apoyando la espalda en el cristal de la ventana. Luego le mostró las macetas y bulbos que tenía más cerca —¿Cuánto tardarán?

—Puede que unas semanas, aunque no lo sé en realidad. Mi abuelo decía que las flores crecen cuando más se les necesita— recordó con cariño, otra vez mirando la pantalla —A veces sembraba bulbos desconocidos para que la tierra misma le dijera que era lo que más tenía que apreciar.

Eso suena como un cuento de hadas— murmuró Sasuke, ya apartando su taza y abrazando sus rodillas con una mano —¿Y cómo sabía lo que la tierra consideraba importante?

—Era más bien un juego de azar— contestó Naruto —Según el color de los pétalos.

¿Me explicas?— la pregunta se escucho baja, lenta, y aquellos ojos rasgados lo miraban con tal atención, que comenzó a ponerse un poco nervioso.

—Es fácil; si la flor es amarilla, significa una amistad duradera y transparente... El rosa representa lo femenino y delicado, el negro algo misterioso y escondido; blanco la lealtad y el amor puro, rojo para el amor romántico y la pasión...— resopló una risita ansiosa.

¿Y crees en todo eso?— preguntó Sasuke con seriedad.

—Sé que suena algo tonto, pero sí...— confesó —Me resigno a conformarme con ser común.

No eres nada común— otra vez Sasuke habló con esa voz baja y algo melancólica. Naruto frunció un poco el ceño cuando la camara dejó de enfocar su rostro —Se te hace tarde. Llámame mañana, ¿sí?

—Seguro...— respondió y luego se quedó mirando la pantalla cuando Sasuke se desconectó. Suspiró pesadamente y se acercó aun más a las plantas —Crece y ayúdame a mostrarle los sentimientos de mi corazón.

+++

Pasaron dos días en los que Naruto apenas supo de él. Sí, lo había llamado como le pidió, pero las conversaciones de Sasuke eran mecánicas y cortas. No entendía como por momentos podía actuar cariñoso y por otros parecía que se estaba conteniendo. Pensó que llevaría tiempo llegar a algún tipo de relación real. No lo culpaba, quien sabe cuantas cosas había experimentado para tener tal desconfianza.

Esa mañana no durmió mucho, tenía que aprovechar su día libre para hacer limpieza en su departamento y luego salir a comprar la despensa. Deseaba invitar a Sasuke a tomar algo, o quizás pasar por su casa, pero decidió seguir respetando su espacio y resignarse.

Después de acomodar todo, tomó sus llaves y salió. Lo que mayormente compraba era comida para recalentar; no era como si fuese muy bueno en la cocina y a veces no tenía tiempo de preparar nada. Con una bolsa en la mano, caminaba cerca de uno de los canales observando como ya el nivel del agua había recuperado su altura acostumbrada, cuando su celular sonó. Lo sacó del bolsillo delantero, pero dejó de timbrar y entonces, además de leer el nombre de Sasuke, notó que le había mandado una imagen.

Naruto sonrió amplio al ver las zapatillas negras que él solía llevar, y al parecer éste caminaba por una calle empedrada. Había salido al fin... Con entusiasmo lo llamó de vuelta.

—¿Dónde estás?— preguntó animado.

Adivina...— respondió y colgó.

Al momento envió otra fotografía de una tienda antigua, pero Naruto no la reconocía. Sin vergüenza, detuvo a un anciano de la calle y le preguntó.

—Ah... esa es Wildschut— respondió el viejo —Queda en la calle Oude— Naruto rió eufórico y puso la bolsa de sus compras en las manos del anciano —Pero...

—Es para usted ¡Gracias abuelo!— exclamó después de emprender carrera.

No estaba lejos, solo a unas tres manzanas, pero cuando llegó no vio a Sasuke por ninguna parte; entonces recibió otra foto. Ésta vez era un gran grupo de rosas de cada color conocido. Naruto supo de inmediato hacia donde dirigirse, y al entrar en el mercado de las flores, comenzó a mirar a todos lados. Caminó metros buscándolo entre la gran multitud, pero los puestos todos se parecían entre sí. Casi al final, vió a lo lejos su cabello negro y recogido en una media coleta, y sonbre él unos lentes de Sol. Suspiró conmocionado al descubrir su perfil, pero otra vez su pecho dolió con el triste semblante.

Sasuke no lo había visto, porque su atención estaba en un tarjetero lleno de postales de diferentes partes del mundo, como esas que coleccionaba en la pared de su departamento. Tomó un par de ellas y después de comprarlas las metió en el bolsillo interno de la chaqueta de mezclilla oscura que llevaba puesta. Naruto se quedó quieto en su lugar cuando él cruzó la calle y se puso a mirar los tulipanes de colores. Ésta vez sí sonrió, pero su gesto de acariciar los pétalos congeló su respiración. Sacudió la cabeza para recomponerse y se acercó al fin.

—Escoge unos— le indicó y Sasuke giró, sonriéndole con dulzura otra vez.

—¿Por qué mejor no damos un paseo?— preguntó, y los ojos de Naruto fueron hacia abajo cuando Sasuke sostuvo su mano.

—¿Es... una cita?

—Sí... Tengamos una cita hoy ¿Te parece bien?— el rostro del rubio se adornó con una enorme sonrisa, y Sasuke no esperó una respuesta, sinó que tiró del agarre y comenzaron a caminar por el boulevard.

Eran divertidas las conversiones superficiales, esas que hablaban de cualquier cosa y permitían alejar de la mente los problemas. Sasuke se mantuvo animado todo el trayecto hasta el final de la calle, sintiéndose curioso de acercarse a cada quiosco o hacerle preguntas sobre plantas. Naruto no las conocía todas, pero presumía de las que sí, y eso lo tenía orondo y felíz. No hizo mención de las fugaces miradas melancólicas, y sobre todo de que Sasuke preguntaba por el nombre de las flores, cuando tenía un cartel delante con él escrito. Efectivamente, no era bueno con las letras, por eso nunca había respondido a sus mensajes de texto. El conocimiento lo entristeció mucho, pero como todo lo negativo, decidió simplemente hacer el sentimiento a un lado para disfrutar al máximo ese día.

Caminando varias calles, terminaron paseando por Vondelpark, el parque más grande de la ciudad. Después de tanta lluvia en la pasada tormenta, los árboles se habían recuperado y el verde de sus hojas bajo el Sol era tan intenso, que encandilaba la vista. La brisa era fresca, y el lugar tranquilo. Cuando el hambre se hizo presente, encontraron pronto una zona con bancos y varios puestos de comida.

—¿Quieres helado?— preguntó Naruto solícito, señalando hacía una señora con un carrito de paletas.

—De vainilla— respondió después de asentir, y se quedó un poco al margen mientras él hacía la corta fila.

No tuvo que esperar mucho para ser atendido, pero cuando pidió los dos helados y buscó a Sasuke con la vista, lo notó muy incómodo. La razón; dos sujetos a unos metros soltaban risitas cómplices y burlonas. El pelinegro tomó sus lentes y se los puso, para después darles la espalda. No era necesario ser un genio para saber lo que ocurría, y lo enojó mucho, pero simplemente tomó su pedido, se acercó a él y después de darle la paleta, colocó un brazo por encima de sus hombros, desafiando a los dos tipos con una mirada severa antes de alejarse.

—¿Está rico?— preguntó al rato y lo vió asentir, luego miró la hora en su teléfono, notando que ya pasaban de las seis y media —¿Quieres ir a algún otro sintio?

—¿Por qué no me llevas a ver los tulipanes?— preguntó Sasuke, otra vez alzando la cabeza y mirándolo por detrás de sus cristales semioscuros.

—Aún no florecen— señaló y después notó como levantaba una ceja en obviedad —¿Deseas... ir a mi departamento?— quiso serciorarse.

—Creo que no captas muy bien las indirectas— se burló un poco y luego se acercó a darle un beso con lasbios fríos de sabor vainilla.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora