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Hanbin inclinó su cuerpo para fijarse debajo de la mesa qué era lo que mantenía tan inquieto a su novio. Sus ojos captaron el celular en el suelo justo debajo de él, estiró su brazo para alacanzarlo y tomarlo.

— Debes dejar de ser tan descuidado. —dijo devolviéndole el dispositivo.
Hao tenía la mano temblando cuando recibió su celular. Allí se dió cuenta que le escondía algo. Le arrebató el celular y lo encendió.

— Espera, que se supone que haces! —Se paró de su asiento para quitarle el dispositivo a Hanbin de las manos. Fracasando en el intento.

El menor se levantó rápidamente alejándose de él. No podía desbloquear el celular de su novio, la contraseña que escribió evidenciaba que era incorrecta. Entonces comenzó a enojarse, Hao no tenía permitido bloquear su celular y él tampoco. Habían establecido reglas después de la última pelea que casi lleva a la ruina su relación. Guardó el celular en su bolsillo y lo miró fijamente.

Hanbin tomó un respiro antes de dirigirse a Zhang Hao, no iba a gritarle como lo hizo él. Quería mejorar las cosas entre ambos, llevar una relación sana y priorizar los sentimientos de Hao que parecían una constante montaña rusa y se calmasen. Amaba mucho a su novio, por eso mismo, respiró una vez más.

— Agarra tus cosas y sube al auto. —Hanbin se mantuvo sereno. Cogió su celular encima de la mesa, sacó su billetera y dejó dinero por el pedido que hicieron en la cafetería.— No te tardes —exclamó antes de dirigirse hacia la salida.

El gélido aire chocó contra su rostro, era justo lo que necesitaba o iba a explotar. Subió al asiento de copiloto y se dispuso a esperar. No debía tomarle más de cinco minutos ver a su novio salir por esa puerta llorando para justificarse una vez más.

Durante estos meses Hanbin tuvo muchos cambios tanto como en su personalidad y perspectiva en la vida. Hao pertenecía a su presente y futuro, pero se le hacía difícil con el pasar del tiempo imaginarlo en este cuando lo único que aportaba estos días era estrés y preocupación. Aún así no podia terminar su relación con él.

El día de hoy era prueba de aquello, cumpliendo siete meses de relación. A pesar de las peleas y el escándalo que podían armar, se sentía agradecido de tenerlo junto a él. Zhang Hao iluminó una parte de su vida donde solo existía la tristeza y días repetitivos convertidos en un bucle sin fin. Todo lo que recordaba en su niñez y adolescencia fue: de casa, al colegio y luego academia, una rutina que comenzaba a matarlo poco a poco.

Al llegar a la universidad nada mejoró, pero al menos ya no tendría que preparse para el examen de ingreso. Una tarea menos para que otras se acumulasen trás él. Cada una de sus etapas la pasó por su cuenta, sin ayuda de sus padres que lo guiaran o expliquen temas que necesitaba preguntar a un adulto. Ellos siempre necesitaron trabajar para darle las comodidades que Hanbin necesitaba, no se creía con el derecho a juzgarlos.

Hanbin se formó como una persona independiente, podía hacer cualquier cosa solo pero su carácter no era de alguien fuerte, sino todo lo contrario. Siempre trató de complacer a los demás, escuchar atentamente y cuidar de sus amigos, justo como hubiese deseado que hicieran sus padres con él.

Zhang Hao lo cuidó desde el primer momento, recordó sentirse extraño al dejarse querer por alguien de manera diferente a lo que acostumbraba. Los mensajes de texto con un "buenos días" y al finalizar el día lo llamaba para preguntar qué fue lo más interesante que le pasó. Hanbin nunca supo cómo responder ante tal pregunta. Temía aburrir a su reciente novio o que se burlase de él por ser tan común.

Oye no estas escuchando creo que te quedaste dormido. —rió el mayor a través del teléfono. — Hanbin despierta! No me has dado las buenas noches maleducado. —comenzó a gritar haciéndolo reír a él también.

Good Enough - HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora