"Te convoque, por favor ven a mi... no entierres los pensamientos que realmente quieres"
Nunca quise ser el rey, jamás lo hubiera escogido de haber tenido la posibilidad, pero el destino me tenía preparado un futuro lleno de soledad y oscuridad, sin...
Nuestras familias han llegado de visita a nuestro palacio y Lisa se ha encargado de presentar a ellos un lugar impecable, tal y como una excelente reina. He descubierto que tiene una amistad cercana a una de sus cortesanas y en parte me alivia un poco el corazón que no se sienta tan sola en este enorme lugar.
La cena toma lugar en el comedor y Lisa con un movimiento de cabeza informa a los sirvientes que traigan los alimentos, nos deleitamos con tan exquisita cena y dentro de mí me siento orgulloso de tener a tan magnífica mujer a mi lado. La comida transcurre tranquila, pero cuando la pregunta de unos de nuestros comensales es mencionada, mi cuerpo se tensa y cuando volteo a ver a mi esposa, se encuentra de igual manera.
- pronto – es la única palabra que sale de mi boca y aunque suene a una promesa vacía, mi cuerpo se calienta y mi corazón late desenfrenado al pensar que aquel momento llegue.
Después de la reunión, los hombres no dirigimos a mi despacho para hablar temas del reino y otras cosas, todo empieza a ponerse interesante cuando el licor hace presencia en nuestros vasos y aunque es la primera vez que logro tener una charla amena con mi padre, jamás imaginé lo que me iba a decir cuando quedáramos solos en la habitación.
- perdóname hijo – esas dos palabras me dejaron sin aire y cuando levanté mi vista, mi padre se encontraba con los ojos húmedos, aquello me derrumbó, pero aun así no le demostré nada, no lo mereces.
- ¿qué quieres decir padre? – y aunque mi pregunta ya tenía respuesta, quería escuchar de su boca aquellas palabras que he ansiado escuchar desde siempre.
- sé que no he sido un buen padre contigo, pero esa fue la forma en la que me criaron y enseñaron – me quedé callado esperando más palabras. – tienes a una increíble mujer a tu lado que a simple viste se ve lo enamorada que está de ti, pero aquella barrera que formaste con tus sentimientos no deja que te des cuenta y lo peor es que no logras demostrar lo que tu sientes por ella – aunque ya sabía a lo que se refería, no quise devolverle la mirada. – Jungkook, por favor no dejes que tu pasado no te deje disfrutar de tu presente, yo soy tu pasado y Lisa es tu presente y futuro, disfrútalo – y dicho eso salió de la habitación.
Terminé el trago de un sorbo y decidí salir y hacer feliz a mi esposa, caminé de manera segura hacia nuestra habitación y al entrar de manera abrupta vi como el cuerpo de Lisa saltaba por el susto y al ver esos hermosos ojos y esa larga cabellera me abalancé sobre ella con todo el amor y deseo que había tenido guardado dentro de mí. La besé con demasiada hambre y al sentir su respuesta positiva me hizo arder.
- te necesito – miré su rostro y al ver su aceptación quise dejar todo atrás y hacerla mía como debí hacerlo desde nuestra noche de bodas.
Su piel era demasiado suave y olía delicioso, sus labios esponjosos se encontraban rojos por la rudeza de mis besos, pero cuando estaba empezando a subir su vestido algo dentro de mí me hizo detener abruptamente, mi mente empezó a jugar conmigo y mis inseguridades hicieron aparición derrumbado todo deseo a su paso. Me levanté y salí de la habitación tan rápido como entre y caminé hacia el jardín, mi respiración era errática y mi cuerpo temblaba por no haber descargado toda esa tensión acumulada.
Mi grito salió desgarrando mi garganta y mis lágrimas hicieron presencia mientras mis rodillas tocaban el suelo, llore en soledad como siempre lo había hecho desde niño, soy malo para ti, no te merezco.
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