"Te convoque, por favor ven a mi... no entierres los pensamientos que realmente quieres"
Nunca quise ser el rey, jamás lo hubiera escogido de haber tenido la posibilidad, pero el destino me tenía preparado un futuro lleno de soledad y oscuridad, sin...
Desde ese día, no he podido despegarme del cuerpo de mi esposa. Todas las noches descubro diferentes facetas de Lisa como mujer, siempre aparece un lunar nuevo o una pequeña peca en su hermosa piel. El día llega y hoy decido hacer algo diferente con ella, desde que me prometí hacerla feliz nunca escatimaría en palabras y actos hacia ella.
Pasamos la mañana en la cama mientras decidimos empezar a hablar sobre nuestras vidas antes de casarnos y aunque sé que es un tema delicado para mí, decido abrirme completamente a ella y espero que pueda entender el porqué de mi antigua personalidad.
- entonces, tú y tu padre... - las palabras mueren en sus labios y sé que llegó el momento.
- como sabrás, soy hijo único y desde que nací me convertiría en el futuro gobernante – la miro fijamente mientras hablo porque quiero conocer sus reacciones. – mi niñez no fue como la tuya y estoy seguro que pudiste darte cuenta por cómo te trataba antes – tomo una respiración profunda antes de seguir con lo más doloroso. – fui víctima de maltratos físicos y psicológicos por parte de mi padre, ya que esa era la única manera en la que sabía enseñar, tal y como le enseñaron a él – veo como los ojos de Lisa se empiezan a cristalizar, sin embargo, no dice nada. – jamás supe que era un abrazo o una palabra de cariño, por eso no supe lidiar con tu calidez y aunque por momentos sentía la necesidad de acercarme a ti y dejar que me mostraras que era el amor, mi miedo a mostrar debilidad hacia que huyera de ti – bajo la vista a las manos de Lisa, ya que había cogido las mías y cuando miré de nuevo sus ojos, estos ya estaban con grandes lágrimas y sus mejillas húmedas.
Sus brazos me acercaron a su cuerpo y aquella calidez que siempre sentía con ella, hizo presencia en todo mi ser. Amaba esta sensación, pero amaba más a la mujer que me había demostrado estos nuevos sentimientos y ahora entendía que demostrar lo que sientes no te hace débil, sino más fuerte porque tienes el coraje de gritarle al mundo que está bien no estar bien, eso es lo que logré descubrir en los brazos de la persona que amo y me ama.
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