5 | Paul Mccartney y Los Gatos

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Los siguientes días no se vieron tan seguido. Él tenía bastante trabajo en la biblioteca, y también terminaba muy cansado por el ensayo con la banda.

Había comenzado también a ensayar para la feria, y estaba muy emocionado por eso. Era la primera vez que iba a tocar en público como solista, y nada debía fallar.

Por su lado, Serena se encontraba en época de trabajos. Por lo que había cambiado su horario de estudio a la tarde, y a veces renunciaba a él para juntarse con compañeros a realizar los trabajos prácticos. También tenía varias reuniones para organizar el tema de la feria, ya que ella también era una parte importante de la organización.

.

Una tarde, antes de salir de casa a la rutina el teléfono de la casa de Serena sonó.

– Voy. – gritó para que su familia no conteste el teléfono antes que ella. - ¿Hola?

¿Hola Sere? Fito habla.–  oyó la voz de Fito a través de la línea.

– Hola Fito, ¿Cómo estás? – una gran sonrisa se formó en su rostro, inconscientemente.

¿Todo bien y vos? Recién salgo de trabajar. ¿Vos qué hacías?

– Nada... – mintió. –En casa. ¿De dónde me llamas?

De un teléfono público. – escuchó su risa. – Escúchame... ¿Tenés planes?¿Querés hacer algo? Tenía ganas de llevarte a un lugar...

Ella lo pensó. En realidad tenía una reunión, pero no pasaba nada si no iba.

– No, no tengo planes. – sonrió. Sabía que la Serena de dos meses atrás se habría reprochado a si misma por eso. – ¿Dónde nos encontramos?

Es en Palermo, así que ¿En Avenida Córdoba y Serrano te parece?

– Dale... ¿Vos dónde estás? ¿Me esperas en la parada del bondi?

Pero por supuesto, nena. – dijo él. – Despreocupate, yo te espero ahí.

– Dale, nos vemos en un rato. Chau.

Chau Sere, te espero.

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Se vieron a lo lejos, y sonrieron. Al encontrarse se saludaron con un beso en la mejilla y un cálido abrazo.

–¿Cómo estás? Espero no haber saboteado tu tarde de estudio. – dijo Fito, sonriente.

– Todo bien, hoy me tomé el día libre. Un sabio me dijo que era importante descansar también... ¿Vos cómo estás?

Comenzaron a caminar por la vereda.

– Algo estresado. Todavía estoy intentando acomodar los horarios. Los ensayos son muy tardes, y tengo que llegar a la biblioteca temprano... Digamos que no soy un ser muy madrugador. – confesó.

– ¿Y por qué elegiste la biblioteca de la facu? – preguntó curiosa.

Él le iba a decir que fue por ella, pero sintió que todavía no estaban en confianza... Quizá en algun tiempo más le contaría la verdad. El verdadero motivo.

– Me gusta leer, siempre me gusto leer. Y la música claro... Obviamente no tengo tanto conocimiento con los libros, en eso no te voy a mentir. Pero me gusta aprender... En éstos últimos días aprendí mucho ahí.

– ¿Te gusta el lugar?

– ¿Para trabajar? Si. Para estudiar no... Para nada. –los dos rieron. –Mi papá quería que estudie Medicina... Mis profesores también.

Fue amor | Fito Paez ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora