19 | El latir de su corazón

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Las campañas de promoción de un álbum se asimilaban a las giras. Viajes largos, viajes no tan largos, estadías cortas, hoteles, conciertos, entrevistas y presentaciones en diferentes lugares...

La felicidad no cabía dentro del cuerpo de Fito. ¿En qué momento había llegado tan lejos? Parecía ayer que había llegado a la inmensa ciudad de la furia con sus compañeros de Rosario, y ahora estaba a un paso de salir a triunfar como solista.

Y como todo logro obtenido, tenía que hacer una fiesta para celebrarlo.

.

La fiesta era en  la casa de Charly quien se había ofrecido porque claramente tenía mucho más lugar, y apoyaba a Fito desde los comienzos de su carrera. Lo había ayudado en varias cosas a lo largo de su disco también, y era un honor para el abrirle las puertas de su casa para festejar aquel sueño cumplido.

La casa aquella noche se llenó en cuestión de segundos. Todos sus amigos estaban ahí, amigos conocidos y amigos de amigos. No era tan grande como las fiestas de Charly, pero pudo ver qué mucha gente lo quería y respetaba su trabajo como solista. Eso le llenaba el pecho de orgullo.

Todos saludaban a Fito, lo felicitaban y hasta le pedían que toque algo de el nuevo álbum ahí mismo.

Al ver a Serena entre la multitud, rápidamente se acercó a ella.

– ¡Pero miren quien es! ¡El músico más grande de Argentina! – exageró Serena. Separándose un poco de las chicas.

Él se rió y se abrazaron fuerte, en un abrazo que duró varios segundos.

– Gracias por venir...

– ¿Cómo no iba a venir? Cada día que pasa me siento más feliz por vos.

El sonrió de lado, acariciando su espalda aún en el medio abrazo, separándose un poco.

– Y yo también por vos Sere. – confesó, refiriéndose a la facultad. – ¿Pero ahora vienen las vacaciones de invierno no?

– Sip. Ahora vamos a poder disfrutar más, antes de que te vayas. – sonrió amplio.

– Me encanta. Se alinearon los planetas...

Caminaron un poco entre la multitud de gente.

– ¿Cómo estás? – pregunto Serena, sincera.

– ¡Cagado en las patas! – confesó y rieron. – Los días pasan y yo todavía no caigo...

– Tranquilo, ahora sólo queda seguir... ¿Vas a tocar algo para tu gente hoy?

– Si, te estaba esperando a vos nomás...

Ella mordió su labio inferior y le dió un leve empujoncito.

– No me hagas sentir importante que me la creo. – dijo riendo.

– Lo sos. – sonrió sincero. Ella carraspeó un poco y bebió de su cerveza. – Me gustaría que me hagas los coros ésta noche. ¿Querés?

– ¿Estás seguro? – preguntó indecisa.

Sabía que él tenía su corista, la boluda de Claudia, en la banda, con la que había grabado el disco y de seguro estaba ahí aquella noche.

Pero sin embargo su propuesta la halagó mucho.

Aquello era especial. Se acordó de aquella vez que fueron al estudio juntos y estuvieron tocando y cantando juntos.

Había una especie de magia entre ellos, y aún más a la hora de verlo tocar. Fito era un genio, lo más.

Fue amor | Fito Paez ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora