Serena no quiso ir aquella noche. No quería cruzarse a Charly, ni a Fito.
Estuvo pensando una y otra vez en lo que habían hablado con Fito, y sinceramente había llegado a un punto en que no sabía realmente lo que quería.
Tampoco podía tomar una decisión, cuando no sabía qué era lo que había ocurrido con Charly. Debía hablar con él en algún momento, no podía seguir huyendo y dejar pasar los días fingiendo demencia.
Por la noche se encontraba preparando galletitas, porque últimamente cocinar era un acto que la relajaba y desestresaba. Sus padres se habían ido a la casa de unos amigos a cenar, por lo que estaba sola escuchando música muy alta desde el equipo de música.
El timbre de su casa sonó justo cuando estaba cortando una galletita de la segunda tanda, la primera ya estaba en el horno.
Se asustó. ¿Quién podría ser a las nueve y media de la noche en su casa?.
– ¿Quién es? – preguntó dirigiéndose a la puerta con el delantal puesto.
– Soy yo, Charly. – escucho su voz detrás de la puerta.
Abrió sus ojos como platos. Se sacó a toda velocidad el delantal de cocina que traía puesto. Miró hacia abajo, no iba para nada bien vestida... ¿Por qué siempre todos caían de sorpresa? Serena era de aquellas que cuando estaba en casa, justamente estaba vestida de entrecasa. Con los pantalones y remeras más viejos que pudieras encontrar en su armario.
Pero no tenía tiempo de cambiarse, así que dirigió así, con el cabello atado en una colita media desarmada a abrir la puerta.
– ¿Qué haces acá? – pregunto al abrir la puerta.
– ¿Hola no? – pregunto, apoyado en el marco de la puerta con una mano.
Pasó sin mucho más, como pancho por su casa.
Serena lo quedó mirando.
– ¡Che! – se quejó. – No te dije que pases.
– Te vine a buscar. ¿Por qué no viniste?
– Porque estoy ocupada. – se cruzó de brazos.
Charly la miró de arriba abajo.
– ¿Estás cocinando?
– No... – mintió.
Él se acercó, y limpió suavemente una mancha de harina que tenía en su mejilla, mirándola serio con un brillo en sus ojos.
Ella se limpió bruscamente y se alejó un poco.
– No voy a ir Charly.
– Están todos esperándote.
– ¿Quien te mandó, Paula? ¿Eh?
– No, no fue Paula. Fui yo. ¿Por qué no querés venir?
Preguntó insistente y medio apenado.
– Porque tengo mis mambos loco. – respondió enojada.
Se dirigió a la cocina y Charly la siguió.
– ¿Qué te pasa, es por Fito?
– No. Si... No sé. – bufó, sentandose en la silla.
El miró lo que estaba haciendo, curioso. Y se asomó por la ventanilla del horno.
– ¿Estás haciendo galletitas? – pregunto divertido, aguantando la risa.
Ella lo miró frunciendo el ceño.
– Si, ¿Y qué? Me ayuda a relajarme.
Charly estalló en risas y Serena, harta de su comportamiento tan despreocupado se paró irritada y le tiró con el repasador.
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Fue amor | Fito Paez fic
Romance" Serena como el viento, como las olas, como la brisa que acaricia los árboles ... Mi Serena. ¿Qué decirte cuando las palabras no alcanzan, mi amor? Todo fue tan extraño, todo fue tan repentino. El mundo me habla de vos, y no puedo sacarte de mi m...