Bebés

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La noche fue agitada en el palacio luego del escandaloso baile de máscaras, termino temprano para los invitados y fue la noche más larga para algunos en el palacio, no faltó que los folletos que permanecieron con la gran mayoría de los invitados sirvieran para que fuera incentivo de propagar el acontecimiento.

Fue una sorpresa que en los periódicos de la capital se tuviera una mejor redacción de estos folletos pero nadie cuestionaba esta detallada información por el querer estar al tanto.

Tan pronto toda la capital estaba informada

La capital estaba enterada para la mañana siguiente que la emperatriz Navier era una traidora para todo el Imperio, y con estos se fueron formando un resentimiento en el pueblo de Oriente hacia su figura máxima la cuál aún no se reponía del hecho en sus aposentos, quien ya enterada de todo solo podía ver desde la ventana de su palacio como se iba haciendo algunas pequeñas multitudes a leer el decreto que el mismo emperador mando a colocar para todos.

"Desde hoy La actual Emperatriz, Navier de Trovi estará en proceso de su destitución y en espera de juicio por Traición al Imperio"

Desolada y sola, se fue marchitando la fortaleza en sus pies y muy lentamente se arrastró hasta estar en el duro suelo de su habitación, confinada o más bien encarcelada en esa parte como una criminal.

Con el picor en sus ojos que amenazaban por caer a montones, solo pudo pedir en silencio que todo fuera parte de una pesadilla de muchas que tuvo desde la paranoia de perder la imagen perfecta que por años perfeccionó.





Del mismo lugar pero paralelo al palacio de la emperatriz una mujer risueña como pocas veces se le veía tenía arrullado en sus brazos a un pequeño niño dormido, con la mayor delicadeza por no despertarlo admiraba su  rostro regordete, pestañas tan claras como rizadas, un cabello de ese fantasioso plateado sedoso al tacto, y  unas rosadas mejillas de buena salud.

Era el niño más hermoso a los ojos de Rastha, por que su hijo tenía que ser tan hermoso como ella lo era.

Su Ian era lo más preciado ahora, y con él ahora en sus brazos podía sentir que era tan capaz de lo que ya había hecho y más.

Ahora tenía sus dos hijos con ella, aunque no estuviera segura de si el bebé que viniera fuera un varón, lo amaría tanto como a Ian ahora que podía sentir que era su verdadero bebé, sentía que se construía algo fuerte dentro de ella al tomar en cuenta que sostenía al niño que salió de sus entrañas, sano y gozando de la comodidad que solo como su madre podría brindarle.

El espantoso recuerdo de su alumbramiento con aquel bebé muerto desapareció y se construyó algo hermoso en cambio, y por primera vez en mucho tiempo...

Rastha pudo ver los colores más vibrantes, las sensaciones más sensibles y la sincronización de los latidos de sus dos corazones con el suyo propio.

Sus preciados bebés


El perfecto final para la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora