Emperatriz divorciada

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Unas dos noches antes de que Navier fuera oficialmente a cumplir su penitencia, un ave mensajera de un intenso azul había estado picoteando por llamar la atención en el balcón, ya había pasado la medianoche.

Adentro Rastha quien había pasado de maravilla desde el día del juicio tenía el sueño tan ligero por la ansías del gran día, se despertó para abrir las puertas del balcón.

Su irritación era muy obvia cuando vio a la ave, no es que le gustará mucho las aves azules a este punto, no tenía buenos recuerdos con esos animales y al parecer esa molestia había llegado a los ojos de la ave, que por un momento le enviaron un escalofrío cuando camino hacia su pata atada.

No tuvo tanta delicadeza para arrancar la carta y eso se evidenció cuando el chirrido salió por la uña que se encajo en la piel de su pata.

Cuando la extendió con la luz de la luna no era muy claro lo escrito, pero al sentir un ligero relieve en el papel plano en la esquina derecha, con la forma reconocible de cierto sello imperial.

-Es tan imprudente la formalidad con ese sello.-Entró a su cuarto, el ave era muy bien entrenada como para seguirla al interior, trato de no irritarse más por ver esas plumas azules tan cerca.

Cuando se sentó en su escritorio y la luz de una vela, empezó a leer.

"

Esa vez en el calabozo me reveló sobre una alianza por nuestro interés compartido, lo consideré también por la información del implicado del incidente de la fiesta de máscaras que podríamos intercambiar favores.

Si bien el Duque Ergi me fue muy útil como aliado por un buen tiempo, podría desaparecerlo cuando yo quiera si es que me hace ese favor que me prometió

Traiga a Navier a la frontera con mi reino.

No importa los medios que tenga que utilizar, no deje que Navier pisé un solo escalón de esa mazmorra

"

-¿Un plan así en dos días? debe estar loco... -Quemó la carta desde la esquina, hasta tirarla a la chimenea de su cuarto, que estaba apenas prendida.

Tomo asiento denuevo para escribir una respuesta.

El ave azul desde su lugar sentado en un mueble alto miraba como la mujer doblaba la hoja y lo miraba luego fijamente.

No comprendió hasta que bajo que se trataba de que había terminado su carta, volvió a envolver el listón por su pata, con un ajuste fuerte innecesario.

Cuando voló devuelta al cielo con destino a Occidente, Rastha volvió a entrar para echarse junto a Ian, quien estaba plácidamente dormido.

Ahora debía encontrar una jodida forma de ayudar a la ex-emperatriz a salir del imperio en dos días, era más fácil hacer todo sin aliados de por medio como el príncipe Heinrey.

Pero reconocía el poder, y bien sabía que con Navier cerca de su alcance estaba jugando con el corazón del hombre cada segundo.


" La tendrás en tus brazos muy pronto"



El perfecto final para la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora